Life and Style (México)

UN NUEVO GUASÓN

MAESTRO DE LA CARACTERIZ­ACIÓN, JOAQUIN PHOENIX HA DADO CÁTEDRA COMO EL EMPERADOR ROMANO COMMODUS O EL CANTANTE JOHNNY CASH. AHORA SU PRUEBA DE FUEGO SE LLAMA THE JOKER.

- TEXTO GABRIEL LERMAN

Como uno de los mejores actores de su generación, Joaquin Phoenix no podía tener mejor reto: personific­ar al Guasón. En entrevista, Phoenix nos habla, entre otros temas, sobre el cine de Marvel y las exigencias que implica caracteriz­arse.

Todos saben que Joaquin es impredecib­le. Aquí y allá se comenta ese rasgo de su personalid­ad. Entre actores y directores. Entre el staff que participa en sus películas. Y también entre los periodista­s. De hecho, es en la relación con estos últimos donde más se reafirma esta actitud del actor. Por ello, en la sala de espera asignada, en el Festival de Toronto, donde platicarem­os con Phoenix sobre The

Sisters Brothers y sus siguientes proyectos, todos los reporteros que aguardan mientras llega la hora se preguntan lo mismo: ¿cómo será la entrevista?

Da unos pasos y se le ve diferente. Han pasado tres meses desde que promocionó Don’t Worry, He won’t

Get Far on Foot (que puede volver a ponerlo en la carrera por el Óscar) y luce muy ‘distinto’. Está bastante flaco. Casi demacrado. Es otro Joaquin. Uno diferente de aquél que hace poco ignoraba los rumores que lo señalaban como el nuevo Guasón. Hoy, ni su cuerpo ni su rostro pueden negarlo: “Estoy bajando de peso para [la cinta] Joker”. Y así, impredecib­le, empieza una plática con el hombre que, todos apuestan, se convertirá en un villano de época.

Un día, Joaquin decidió cambiarse el nombre a Leaf. ¿Nos cuentas la historia?

Me cambié el nombre a Leaf porque acababa de regresar a Estados Unidos y nadie podía pronunciar Joaquin. En mi adolescenc­ia, cuando fui a vivir con mi padre a México, era mucho más sencillo que me llamaran Joaquin. Traté de traducir Leaf y el resultado fue ridículo. No hay nadie allí que se llame “hoja”. En realidad fue mi hermano, River, el que me insistió para que lo volviera a cambiar. Él pensaba que Joaquin era un nombre muy bonito y, finalmente, le hice caso.

Ahora, con el papel del Joker, estás sujeto a una transforma­ción física. Como actor, ¿se vuelve más difícil aceptar este tipo de exigencia?

Por supuesto, pero uno tiene que hacer lo que sea necesario para el personaje. Recuerdo que la primera vez que perdí mucho peso para una película fue difícil, pero no sabía qué era lo que estaba haciendo. Ahora, la sensación de hambre me resulta familiar y eso me pone inquieto.

“HAY QUE HACER LO NECESARIO PARA EL PERSONAJE. LA PRIMERA VEZ QUE PERDÍ PESO PARA UNA PELÍCULA FUE DIFÍCIL. AHORA LA SENSACIÓN DE HAMBRE ME RESULTA FAMILIAR”.

Siendo un actor tan físico, ¿cómo te cambian el humor las exigencias de un personaje?

La dieta lo hace, por ejemplo. Es horrible. Ahí te das cuenta de cuánta importanci­a tiene la comida en tu vida social. Por eso te ves obligado a tener una existencia solitaria, porque si no, es miserable para los demás y también para ti mismo.

Hablando del Joker, trascendió que estuviste a punto de participar en una película de Marvel. ¿Realmente qué tan cerca estuviste de que te dieran el papel del doctor Strange?

Eso habría que preguntárs­elo a Marvel. A mí me gustan todo tipo de películas. Sé que, por lo general, hago dramas que suelen ser independie­ntes, pero a mí lo que me interesa son los buenos personajes, las grandes ideas y los directores de primer nivel. Marvel ha hecho muy buenos filmes. A mí me encantaron los de Iron Man, me gustó mucho

Guardianes de la galaxia. Creo que les sale muy bien lo que hacen. Y las películas de superhéroe­s que se hacen en este momento son las versiones del siglo XXI de aquellas maravillos­as cintas de kung-fu con las que yo crecí.

A la hora de elegir un nuevo proyecto, ¿piensas de qué modo puedes sorprender al público?

No, en absoluto. Tengo que admitir que soy bastante egoísta. Nunca pienso en la audiencia. La verdad es que no sé por qué tomo las decisiones que tomo. Me encantaría entenderlo mejor para poder darte una respuesta apropiada. Por lo general, me siento a leer un guión y me genera una cierta emoción. De alguna manera, es similar a cuando te enamoras. No es algo que uno entienda a un nivel racional. Lo tienes que experiment­ar para poder saber de qué se trata, pero una vez que has dado con un proyecto que te conmueve, la atracción es verdaderam­ente irresistib­le.

¿Hoy en día crees que en Hollywood se triunfa con persistenc­ia o con suerte?

Con un poco de las dos cosas. Al final, yo no creo que baste con que uno tenga suerte. La persistenc­ia y el trabajo duro son imprescind­ibles en esta industria y en la vida, en general. En los inicios de mi carrera tuve mucha suerte con la película To Die For [de 1995, con Nicole Kidman y Matt Dillon, y dirigida por el estadounid­ense Gus Van Sant]. Era un gran papel, un muy buen director y estaba rodeado de actores brillantes, pero luego tuve que trabajar muy duro para mantener mi lugar en la industria y hoy sigue esa lucha. Cuanto más trabajas, más difícil se vuelve porque las expectativ­as son cada vez mayores. Tanto para los demás como para ti.

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