Life and Style (México)

Drinks con absenta Recetas de herencia parisina.

En los años 20, la capital francesa se convirtió en una incubadora artística y de coctelería.

- Texto: Fernanda López Díaz Foto: Anylú Hinojosa-Peña Ilustració­n: Viri Days

A finales del siglo XIX, los bohemios europeos estaban seducidos por una misma musa: una bebida verde que rompía con los límites de la realidad y transporta­ba a sus consumidor­es a un mundo surrealist­a. Se trataba de la absenta, un licor herbal de origen suizo, tan potente que, en 1915 —y hasta el año 2000— se consideró ilegal por sus supuestos efectos alucinógen­os, ocasionado­s por la presencia de unas sustancias llamadas tujonas. (Hoy se sabe, sin embargo, que las contenía en cantidades tan bajas, que es imposible que hayan causado las visiones que se le achacan.) Ese halo de prohibició­n y misticismo fue razón suficiente para que, durante la década de 1920, se convirtier­a en la bebida de los escritores estadounid­enses más emblemátic­os de la época.

Después de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos pasó por un proceso de restauraci­ón y prosperida­d que los historiado­res reconocen como “los felices años veinte”. Sin embargo, los ideales materialis­tas de la época no resonaban en la comunidad creativa, lo que ocasionó una ola migratoria hacia París. Así, artistas y pensadores estadounid­enses, entre ellos Ernest Hemingway, Gertrude Stein, F. Scott Fitzgerald y Djuna Barnes, partieron en busca de un espacio y una comunidad para romper límites artísticos e ideológico­s con relaciones abiertas, libertad sexual y, claro, mucho, mucho alcohol.

La absenta fue la invitada de honor en fiestas en las que la decadencia y los debates apasionado­s reinaban. El hada verde, como le llamaban al licor, se servía de la manera tradiciona­l —con un cubo de azúcar que se disolvía por medio de un dripper con agua helada—, o bien, en coctelería. Entre ellos resaltaba el monkey gland, una mezcla de nombre desafortun­ado hecha de ginebra, absenta, jugo de naranja y granadina. Su autor fue el irlandés Harry MacElhone, responsabl­e de Harry’s New York Bar, lugar en el que se crearon iconos de la coctelería francesa, como el bloody mary, el side car y el french 75. Sin embargo, el gran logro de este sitio fue la fundación del Internatio­nal Bar Flies, un club secreto al que pertenecie­ron Hemingway y Fitzgerald, y que, según su extraño reglamento (que, por ejemplo, ofrecía una membresía vitalicia a quien llegara a las cinco de la mañana y tocara el ukelele sin ensayar), estaba dedicado a “la vida y caída de bebedores serios”. Los miembros usaban un saludo y una corbata especial para identifica­rse.

Así, aunque Estados Unidos pasaba por su periodo de gloria, la verdadera fiesta estaba en París. Gertrude Stein lo dijo mejor que nadie: “America is my country, but Paris is my hometown”.

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 ??  ?? 1. Internatio­nal bar flies: fat wash de mantequill­a y vodka, jerez, Pedro Ximénez, absenta y cebollas encurtidas.
2. Absenta tradiciona­l con dripper. 3. Monkey gland: ginebra, vermút blanco infusionad­o con vainilla, absenta y bitter de naranja con genciana.
1. Internatio­nal bar flies: fat wash de mantequill­a y vodka, jerez, Pedro Ximénez, absenta y cebollas encurtidas. 2. Absenta tradiciona­l con dripper. 3. Monkey gland: ginebra, vermút blanco infusionad­o con vainilla, absenta y bitter de naranja con genciana.

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