Entrevista
En su elogiada novela Cameron, Hernán Ronsino aborda la dictadura, la memoria y lo onírico.
Hernán Ronsino, escritor.
¿Cuál es el panorama de la literatura en tu país?
Argentina está pasando por un gran momento literario, no económico, y me parece que hubo una renovación importante después de la crisis de 2001. Aparecieron nuevas generaciones de escritores que pudieron expresarse gracias al fenómeno de las editoriales independientes, que están generando condiciones para que estas voces sean publicadas. En mi país siguen surgiendo nuevos autores, con estilos muy diversos, pero me parece que son parte de un fenómeno más grande que se extiende a otros lugares de América Latina.
¿Cómo influye tu lugar de nacimiento en lo que escribes?
Nací en Chivilcoy, Argentina [en 1975]. Viví allí hasta los 20 años, cuando me fui a estudiar a Buenos Aires. Cuando empecé a escribir fui recuperando y reinventando, a la distancia, esa experiencia de vida en el pueblo. Es un territorio de experiencias que se procesa como expresión literaria en mis tres primeras novelas: La descomposición (2007), Glaxo (2009) y Lumbre (2013).
¿Cómo llegaste a la escritura?
Llegué de grande, viviendo ya en Buenos Aires. La descubrí como una herramienta de expresión revolucionaria. Significó tener una actividad que no solo me permitía expresarme sino, fundamentalmente, me ofrecía todas las herramientas posibles para pensar la realidad, para pensarme en esa realidad que sigue siendo central, vital.
Heredero de una larga tradición de escritores, ¿quiénes te han inspirado?
Haroldo Conti y Juan José Saer son fundamentales en mi formación. Son autores esenciales que hacen un trabajo con el territorio y el lenguaje que me ha influido. Hay un modo de trabajar lo territorial, por el lado de Conti, una geografía marginal, olvidada, que se vuelve escenario de un proyecto de escritura. Y, por otro lado, está el modo de trabajar con las palabras en la obra de Saer.
En tu nueva novela, a través del protagonista, el lector se descubre en un viaje entre la ausencia y la memoria.
La memoria es una manera de abordar el pasado críticamente. En el caso de la novela, es la memoria de Julio Cameron, que no es evocativa ni afectiva, ni recupera un territorio, sino que se trata de una memoria árida y atravesada por vacíos, vergüenzas y silencios. Hay temas muy duros, fuertes, una violencia política que se filtra al presente como un eco del pasado. El juego era construir un territorio que funcionara en cuestión del delirio, pero también enmascarando la violencia de la dictadura.
Hernán Ronsino coedita la revista Carapachay y es sociólogo y docente de la Universidad de Buenos Aires. Sus obras han sido traducidas a varios idiomas, como el turco y el griego.