Héroe japonés
En 1989, el Game Boy marcó época por ser la primera consola de su tipo.
El Gameboy de Nintendo.
Las mejores ideas llegan en momentos atípicos. Para Gunpei Yokoi, empleado de la fábrica japonesa de juguetes Nintendo, la idea con la que cambió el mundo lo iluminó al ver a un hombre jugar con los botones de su calculadora. Tras este destello, diseñó la colección de videojuegos de bolsillo Game & Watch, que vendió más de 80 millones de unidades. Sin embargo, tenía una falla: no podías cambiar de juego. Como consecuencia de su éxito, Nintendo le encargó crear una consola portátil que permitiera a los usuarios hacer precisamente eso. Con esto en mente, Yokoi diseñó un aparato con dimensiones y peso apenas mayores a un iPhone X, con un poderoso CPU de 4.19 MHz de potencia capaz de desplegar gráficos de ocho bits en cuatro tonos verdes en su pantalla de 2.6 pulgadas.
Aunque sus prestaciones palidecen ante el smartphone más básico, el Game Boy estaba destinado a la gloria. La alcanzó y despertó la envidia de todos los dispositivos electrónicos del siglo XXI. Durante la Guerra del Golfo de los años 90, un ataque a uno de los cuarteles de Estados Unidos acabó con todo, excepto con el Game Boy del médico militar Stephan Scoggins. Casi 30 años después, a pesar de la carcasa plástica derretida, aún funcionan la pantalla —salvo unos pixeles— y los botones “select” y “start”. Ya no está en uso, pero todavía reproduce la tonada de Tetris en la tienda Nintendo en Nueva York donde se exhibe. Para darle un halo más grandioso a este dispositivo, en 1993 el Game Boy se convirtió en la primera consola de videojuegos en viajar al espacio gracias al astronauta Aleksandr Serebrov, quien lo llevó consigo para soportar el tedio de vivir en la estación espacial MIR durante más de tres meses. En agosto de 1996, Gunpei Yokoi renunció a Nintendo tras el fracaso comercial del Virtual Boy, consola que también diseñó.