CON EL RIESGO EN LA PIEL
Lady Gaga, David Beckham y el equipo de rugby All Blacks viven al máximo la filosofía #BornToDare de Tudor, una firma que está sacudiendo la industria relojera.
Las luces del MGM Park Theatre se apagan y el grito al unísono de los miles de asistentes se vuelve ensordecedor. Un reflector apunta a Lady Gaga que colgada de un arnés, comienza a cantar “Just Dance”, mientras desciende de la parte más alta del complejo al escenario. Su equipo de bailarines se une a ella al tiempo que suena “Poker Face”. La audiencia explota.
Durante casi tres horas, la energía de la artista contagia hasta al papá más apático que acompaña a su hijo a Enigma, el show que la artista estadounidense creó específicamente para su residencia de dos años en Las Vegas. En todo momento, Lady Gaga interactúa con sus fans. Los cambios de ropa y las vistosas coreografías se mezclan con los mensajes políticos, de autoestima y apoyo a la comunidad LGBT+, así como con las historias de superación, amistad y éxito. Cinco cambios de look y veintiún canciones más tarde, el público está satisfecho: el concierto ha valido cada dólar invertido.
Misma sede, un día después, aparece otra versión de la camaleónica neoyorquina. Esta vez se trata del show Jazz & Piano, en el que viste de largo, con peinado de gala, e interpreta sus canciones favoritas, propias y covers. A mitad del show, presenta a su invitado especial: no se trata del actor Bradley Cooper, como la mayoría de los asistentes espera, sino del legendario Tony Bennett, quien a sus 93 años luce feliz
de entonar con ella “Cheek to Cheek”, que se volvió famosa en la versión de Fred Astaire. El repertorio incluye temas de Cole Porter, Nat King Cole, George Gershwin, Nina Simone y Edith Piaf, entre otros: no solo cantaba estos temas niña, sino que ahora le permiten exponer su voz privilegiada. Repite la dosis de ayer: veintiún canciones, cuatro atuendos distintos y largas conversaciones con el público.
En dos días, Lady Gaga mostró todo su arsenal y dejó en claro que es una artista que rebasa cualquier límite posible. “Me gusta ser atrevida. Me acerqué a los ejecutivos de MGM y les propuse hacer dos espectáculos. Lo dudaron mucho, no estaban seguros de que resultaría. ‘Si no funciona el de jazz, solo hago el de pop, pero hay que intentarlo’, les dije. Quedaron impresionados cuando los shows de jazz se agotaron primero”, comenta entre risas, en entrevista, un día después de los conciertos.
Este espíritu intrépido —“un día puedo usar un tutú con crop-top y al siguiente, un traje; mi forma de vestir va de acuerdo a cómo me siento”— es lo que atrajo a Tudor para que desde 2015, Gaga sea portavoz del lema #BornToDare. Y es que este —a primera vista— simple hashtag resume una sólida filosofía de marca basada en el talento, el esfuerzo y las decisiones arriesgadas, como lo que ella representa. Además de artista musical consumada, no hay que olvidar que es icono de estilo, actriz, activista política y filántropa.
PASADO DE AVENTURA
Si algo debemos reconocerle a Tudor es que desde hace varios años no basa su estrategia en presentarse como la firma hermana de Rolex. Y es que no lo necesita, pues su propia historia es tan sólida como la de cualquier gran casa del sector relojero.
Hans Wilsdorf, fundador de Rolex, adquirió en 1926 los derechos de uso de la marca The Tudor. Sus primeras piezas, sin grandes complicaciones, incluían la firma en la carátula y en algunos casos, cierto, aparecía a un lado el nombre de Rolex (como es obvio, estos ejemplares son de los más codiciados entre los coleccionistas). El nombre del “hermano mayor” era para garantizar la calidad técnica y estética de la nueva firma hasta que se hiciera de un prestigio propio en la industria.
Años más tarde, en 1946, Wilsdorf fundó la empresa Montres Tudor S.A. con la idea de fabricar guardatiempos con la calidad de Rolex a un precio más asequible. Con la innovación como bandera, lanzó las primeras piezas de submarinismo que le ganaron un lugar entre los conocedores. También la co
locaron como protagonista de las más grandes aventuras submarinas, terrestres y hasta glaciales, como la expedición científica británica a Groenlandia, organizada por la Royal Navy, que demostró la robustez, fiabilidad y precisión de sus productos.
En años recientes, Tudor también tiene mucho que presumir, como la loable decisión de operar con equipo exclusivo en todas las áreas del negocio o el hecho de producir desde 2015, movimientos mecánicos de manufactura propios.
EL DEPORTE ROMPE REGLAS
En la cancha, David Beckham siempre destacó por ser un jugador diferente en lo técnico, humano y deportivo. Colocarse durante dos décadas como uno de los jugadores más capaces de la historia del futbol no fue fortuito: siempre entrenó más duro que la mayoría y siempre se reinventó a sí mismo. Pero en el lado del estilo fue igual: por su cabeza no solo desfiló una decena de peinados distintos que los fans replicaban sin dudar, sino que se volvió uno de los personajes más asediados por los medios internacionales tras casarse con Victoria, integrante de las Spice Girls.
Una vez retirado, aprovechó su fama para involucrarse en actividades filantrópicas. Por esta y muchas otras razones, en 2017 Tudor anunció que sería uno de los representantes de la filosofía #BornToDare. El acuerdo fortaleció a ambas partes: apenas hace unos meses, por ejemplo, se aventuró a salir de su zona de confort para hacer buceo libre por primera vez en su vida, de la mano del francés Morgan Bourc’his, campeón mundial de la especialidad. “Estos son los momentos en los que se reconoce a los que se arriesgan. Se trata de enfrentarse a situaciones que suponen un desafío, cosa que me gusta. La mayoría de las veces estas situaciones sacan lo mejor de mí”, dijo Beckham tras la experiencia que vivió con ayuda de un Pelagos, el reloj de submarinismo de Tudor.
Cuando anunció la relación con los All Blacks, también en 2017, la marca fue contundente: “Los All Blacks personifican los valores audaces que han hecho de Tudor lo que es en la actualidad”, se podía leer en el boletín de prensa. Para este equipo, el más famoso en el mundo del rugby, todo parte del haka. Esta danza ritual polinesia de identidad, pasión y vigor, representada en una coreografía mundialmente
conocida, da un claro mensaje: “Estamos dispuestos a todo. No tenemos miedo. ¡Lo damos todo!”. Tudor encontró eco en esta forma de pensar porque, a fin de cuentas, como sus relojes, este equipo siempre ha superado las pruebas más extremas.
CLÁSICO PERO TRANSGRESOR
La decisión de trabajar con Lady Gaga, David Beckham y los All Blacks no responde a la burda estrategia de vincular productos con rostros famosos. Por el contrario, Tudor le ha dejado una importante lección a su competencia: vale la pena esperar el tiempo que sea necesario hasta encontrar a los aliados perfectos que transmitan los valores de tu marca.
Porque además de embajadores de la campaña #BornToDare, son fanáticos de Tudor. “Mi modelo favorito es el Clair de Rose”, cuenta Lady Gaga. “Como compositora, siempre busco los juegos de palabras: me gusta pensar que clair de lune, que significa ‘luz de Luna’, se mezcla con ‘La vie en rose’, una canción que amo y canto en mi show de jazz. Este juego entre la luz de la Luna y el romanticismo, junto con la historia de la rosa de Tudor, me vuelve loca”.
La cantante también es fan del Black Bay 32, una versión pequeña y refinada de su colección más famosa, ideal para una muñeca femenina. “Incluso, he experimentado ponerme más de un reloj a la vez y me ha parecido muy divertido. Probablemente a los demás les parezca tonto, pero me parece atrevido usar varios relojes con la misma hora”, asegura.
Quizás el modelo que encajó mejor con los embajadores de la campaña fue el de los All Blacks. No podía ser otro que el Black Bay Dark, un reloj de submarinismo de acero y PVD negro de inspiración clásica que combina naturalmente con los colores del equipo. En cuanto a Beckham, además del Pelagos, suele lucir otros modelos en los eventos a los que asiste, en especial de la colección Black Bay. Este año, en la feria de relojería Baselworld, la marca presentó nuvos modelos, como el Black Bay Bronze, el Black Bay Chrono S&G y el controvertido Black Bay P01, un reloj inspirado en un prototipo desarrollado a finales de lo años sesenta, propuesto a la Marina estadounidense, que no solo muestra un lado poco conocido de su historia, sino que es poco común, arriesgado, pionero y vanguardista… Un reloj #BornToDare.