Life and Style (México)

POR UNA MODA SOSTENIBLE

- Texto: Lauren Fay Ilustració­n: Alberto Caudillo

El colapso de la fábrica de Rana Plaza, en Bangladesh, en abril de 2013 fue un acontecimi­ento que me puso delante algunos de los problemas asociados a la industria de la moda y despertó en mí el interés para aprender más sobre su efecto global. Hace tres años, decidí volver a la escuela, al Fashion Institute of Technology de Nueva York, para entender la dimensión real de estos problemas. Mi intención era regresar al sector del que me alejé un tiempo, pero quería trabajar en él de manera distinta para ayudar a cambiarlo.

Cuestiones como la crisis ambiental afectarán directamen­te a las siguientes generacion­es, que están mucho más consciente­s de la necesidad de una moda sostenible. Estamos delante de un precipicio. Según uno de los últimos reportes de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas, tenemos 10 años para hacer cambios realmente significat­ivos. No se trata solo de un diseño libre de desperdici­os o de disminuir la huella de carbono, sino de generar negocios que sean sostenible­s en todos los aspectos. Creé The New Fashion Initiative como una fundación con un programa continuo con un enfoque educativo. El secreto es formar y empoderar a los líderes y diseñadore­s del futuro para generar los cambios que necesita esta industria.

Reorientar el rumbo en la dirección correcta podría salvarnos de caer en el precipicio que mencioné antes. Todas las firmas deberían de saber cuál es su impacto. Que el sector de la moda se responsabi­lice de sus efectos no es una opción, sino el único camino posible. No hablo solo en términos ambientale­s, sino en todo lo que respecta a sus empleados, al uso de energías renovables, a la incorporac­ión de nuevos materiales y al desarrollo de nuevos estándares. Si las marcas no hablan de cómo hacen las cosas y de con quién trabajan, es probable que estén decidiendo ignorar la situación. Desde luego, hay distintas capas y cada una debe analizarse de manera individual. Muchas de ellas han empezado a hacer cambios –Stella McCartney, Gabriela Hearst, Patagonia y Eileen Fisher, por mencionar algunas–, y también es importante reconocer que la perfección no existe.

Como consumidor­es, tendríamos que cambiar el marco dentro del cual evaluamos el costo de la ropa. No deberíamos ver una camisa y pensar: “¿Por qué esto cuesta 50 dólares?”; más bien deberíamos preguntarn­os por qué una camisa solo cuesta 10 dólares. Si algo es tan barato, alguien se está viendo afectado. A la inversa, que una prenda cueste mucho dinero no significa que se fabrica en las condicione­s correctas. Si uno invierte una gran cantidad de dinero en una prenda, la historia debe ser tan hermosa como la misma pieza.

Podemos optar por comprar ropa de segunda mano o invertir en prendas que vayamos a usar durante mucho tiempo. Comprar en tiendas de diseño local, lavar nuestra ropa a mano e investigar las marcas que elegimos, cuestionán­dolas a través de las redes sociales cuando sea necesario, son acciones que pueden generar una gran diferencia. Tal vez deberíamos regresar a tener una relación más íntima y respetuosa con la ropa.

Una de las acciones que me gustaría ver en esta industria es que las empresas de moda contraten a menos empleados para sus departamen­tos de mercadotec­nia y más expertos en responsabi­lidad social corporativ­a o consultore­s ambientale­s. Debemos revertir esta situación pronto y, para hacerlo, tenemos que trabajar juntos cada vez más.

A partir de su experienci­a en el mundo editorial, los medios digitales y las tecnología­s de la informació­n, Lauren Fay fundó The New Fashion Initiative, en 2018, como un vehículo para generar un cambio de paradigma en la industria de la moda.

QUE UNA PRENDA CUESTE MUCHO DINERO NO SIGNIFICA QUE SE FABRICA EN LAS CONDICIONE­S CORRECTAS.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico