Terka nostalgia
Fernando Frías triunfa con Ya no estoy aquí, una cinta con mirada crítica que celebra la juventud.
Fernando Frías triunfa con Ya no estoy aquí, una cinta con mirada crítica que celebra la juventud.
El director Fernando Frías se propuso contar una historia situada en las calles de un barrio marginal de Monterrey, lleno de pandillas, pero sin que esta fuera una película más sobre la violencia en México. “Quise hablar sobre la falta de oportunidades y movilidad social, la migración, el sentido de pertenencia y también la nostalgia”, explica Fernando, por teléfono, desde su hogar en Nueva York. “Pero sin explotar la violencia como un vehículo hacia el morbo, la pornomiseria y el estridentismo”.
Ya no estoy aquí, ganadora de los premios de la audiencia y mejor película en la pasada edición del Festival de Morelia, se centra en la vida de Ulises, interpretado por Juan Daniel García Treviño, un bailarín que lidera a los Terkos, grupo de adolescentes apasionados por el género musical contracultural kolombia. “Más que retratar un movimiento cultural, me interesaba contar la historia desde dentro de un personaje, situándolo en ese contexto. Quise hacer mi película celebrando la juventud”.
Es un universo muy específico, plagado de pandilleros regios que bailan cumbias colombianas y lucen cortes de cabello inusuales y ropa estrafalaria. Sin embargo, la película crea una empatía inmediata con los espectadores porque explora la importancia de aferrarse a eso que nos da identidad y la nostalgia por el lugar de origen. “Me encanta poder retratar un mundo que podría parecer tan particular y lejano, pero que pueda generar tanta identificación con tanta gente. Eso es muy fuerte”, dice el también director de Rezeta (2012), su ópera prima.
Ya no estoy aquí, protagonizada por actores no profesionales, tiene por momentos el tono de un documental. En este filme, Fernando no aplicó nada de lo que le enseñaron en la Universidad de Columbia, a donde llegó becado para estudiar guionismo. “La aproximación industrial a la narrativa visual no me convence como autor: la fórmula de los tres actos y de un personaje que se fija un objetivo y supera obstáculos, no me funciona”, explica. “Mi película se escribe con momentos sutiles, que parecen quizá no avanzar mucho la historia dramáticamente, pero todo en yuxtaposición va creando el peso emocional que debe tener. A mí no solo me importa el conflicto de los personajes, sino el comportamiento humano”.
Si algo tiene la historia de Ulises, ese joven bailarín de cumbias que se ve obligado a migrar a Nueva York, es que se siente muy honesta. Fernando se tardó siete años en realizarla y significó que él fuera solo a Monterrey a explorar el barrio y que lo aceptaran las pandillas que quería retratar, en donde encontró a sus protagonistas. “La clave es conectar con el corazón. Las emociones son el vehículo para identificarnos con los humanos”.
Ya no estoy aquí estrenó recientemente en Netflix. El filme obtuvo la Pirámide Dorada del Festival del Cairo como mejor película y, además, el premio de mejor actor para Juan Daniel.