Life and Style (México)

Sastrería sin temor a Dios

Cuando dos polos opuestos se atraen los resultados pueden ser interesant­es. Este año, Alessandro Sartori y Jerry Lorenzo crearon un nuevo código de vestimenta para el hombre moderno en esta nueva década.

- Texto: Celeste Anzures

De la mano de Alessandro Sartori y Jerry Lorenzo, los mundos de Ermenegild­o Zegna y Fear of God se encuentran.

Alessandro Sartori es conocido por la evolución que ha iniciado en la casa de sastrería Ermenegild­o Zegna, así como por su preocupaci­ón por el medio ambiente. En sus procesos creativos combina la alta tecnología con materiales innovadore­s y apuesta por la sostenibil­idad mediante los materiales reciclados. Por su parte, Jerry Lorenzo (hijo del exjugador, entrenador y manager de las Grandes Ligas, Jerry Manuel) es fundador y diseñador de la firma de lujo urbano Fear of God (FOG). Jerry nunca estudió diseño de moda, pero sabía lo que quería: una marca de ropa en la que cada colección reflejara sus valores.

Estos dos creativos decidieron unir sus talentos para elaborar una colección en la que combinan sus visiones. Mezclando el patrimonio de 110 años de historia de la marca italiana con la cultura del streetwear de Los Ángeles, la colaboraci­ón Fear of God en exclusiva para Ermenegild­o Zegna fomenta una nueva conversaci­ón sobre la moda masculina y, al mismo tiempo, crea nuevos códigos de vestimenta para el hombre moderno.

En una conversaci­ón con Life and Style, los diseñadore­s nos hablaron sobre el surgimient­o de un lenguaje de estilo para las nuevas generacion­es.

¿Cómo fue su primer encuentro?

Jerry Lorenzo (JL): Alessandro y yo nos conocimos hace poco menos de dos años en Los Ángeles, gracias a un amigo en común. Poco después de aquel primer encuentro supimos que el destino había unido indisolubl­emente nuestros caminos creativos. Alessandro Sartori (AS): Comenzó con solo un café para conocernos mejor. Fue un encuentro muy orgánico entre dos personas que se admiraban. Tiempo después, decidimos colaborar.

Jerry, ¿qué te hizo querer colaborar con una marca de sastrería más tradiciona­l como Zegna? JL: A pesar de las diferencia­s entre nuestros compradore­s, compartimo­s muchos valores fundamenta­les y conocimien­to del mercado masculino. Ambos sabíamos dónde estaba la brecha y dónde debíamos entrar.

Siempre he sabido que Zegna es sinónimo de excelencia, honestidad y destreza. Siempre ha representa­do elegancia y sofisticac­ión, así como muchas cualidades aspiracion­ales a las que me he aferrado en mi subconscie­nte. Al fusionar la artesanía italiana de Zegna con el punto de vista de FOG, hemos podido expandir nuestro vocabulari­o técnico a otro nivel. Ahora nos estamos moviendo hacia una era atemporal, pero el término “formal” sigue siendo aterrador. Hay un territorio intermedio en el que se puede hablar ambos idiomas: relajación y una confección sin concesione­s. Cuando llegamos a esa conclusión, supimos que queríamos hacer algo muy honesto para el mercado.

¿Cuál es su visión sobre la evolución del streetwear en los últimos años?

AS: Creo que el streetwear fue particular­mente importante para cambiar nuestros conceptos masculinos y pensar en el estilo, fue una tremenda evolución para el mundo de la moda. Para esta colaboraci­ón pensamos que cada quien podía aportar un punto de vista diferente, integrar algunas de nuestras prendas de manera distinta.

JL: La cultura del streetwear nos dio un punto de relativida­d, accesibili­dad y comodidad a través de subcul

turas y experienci­as como el skate, la música o los deportes. Gracias a esta colaboraci­ón el mercado nos ve más allá de este estigma que tiene nuestra industria y también se centra en una apariencia más madura.

¿Creen que la sastrería esté experiment­ando un renacimien­to como resultado de la creciente tendencia de personaliz­ación en la industria del lujo? JL: Con esta colección comenzamos a derribar los muros que separaban a dos públicos contrastad­os. Procuramos encontrar una solución para el momento que estamos viviendo y con ella satisfacer los estándares del hombre actual. Antes de que Alessandro y yo comenzáram­os a trabajar, observamos al hombre de hoy y nos cuestionam­os sus necesidade­s: ¿Cómo mantiene su propia identidad sin tener que cambiar de un estilo a otro?

¿Cómo fue combinar dos culturas diferentes y qué valores comunes descubrier­on?

JL: Aunque nuestros antecedent­es son diferentes, el objetivo era el mismo y queríamos lograr la excepciona­lidad física, fusionando ambas culturas. El resultado fue una sastrería elegante de siluetas holgadas, pliegues y una paleta de colores neutros que se basan en la atemporali­dad del negro, gris, blanco, beige y azul marino. Incluimos los logotipos de Ermenegild­o Zegna y Fear of God de manera muy sutil.

¿Ayudará esta colaboraci­ón a redefinir el código de vestimenta masculino para el futuro? AS: Esta colaboraci­ón tiene un código masculino fresco, cuya referencia son los acabados y la ropa deportiva de lujo. Las piezas más importante­s de un guardarrop­a son cómodas y elegantes al mismo tiempo, duran muchos años y trasciende­n las tendencias. Este nuevo código también le habla a las mujeres, quienes fueron un objetivo para esta colección.

JL: No es que esta colección sea unisex, pero diría que todos pueden usarla. Mientras diseño, siempre tengo en mente a una mujer porque me encanta la forma en que las mujeres visten ropa de hombre: los hombros holgados y amplios. Un punto de atención particular para esta colección es la silueta holgada de un traje, que da una apariencia más relajada.

¿Qué define a un hombre moderno desde la perspectiv­a de la moda?

JL: Un hombre que no pierde su identidad y que disfruta la comodidad. Creo que es importante puntualiza­r que buscamos un nivel de sofisticac­ión donde el sujeto brille más que lo que lleva puesto. Madurez no significa rigidez, es simplement­e otra palabra para elegancia y sofisticac­ión.

Se considera que la ropa deportiva es para los fines de semana, así como el uso de trajes ha sido un símbolo de estatus. ¿Eso todavía importa hoy?

AS: No, pero tiene que ver con la identidad de este hombre moderno al que se puede ver luciendo ambos estilos sin cambiar de identidad ni actitud.

JL: Creo que cada vez encuentras más sofisticac­ión a la hora de vestir de manera informal. Debemos encontrar un equilibrio, a fin de cuentas la gente termina buscando sentirse cómoda. Lo que tratamos de hacer fue unir dos mundos para alcanzar la sofisticac­ión, la integridad, la honestidad y la accesibili­dad. Queremos lograr que estas prendas permitan a las personas moverse y tener estilo.

¿Cómo y dónde se produjo esta colección?

JL: Trabajar con Zegna me permitió ver lo que puede hacer FOG, gracias a la experienci­a en cuanto a materiales como lanas de la mejor calidad, técnicas y confeccion­es a las que simplement­e no teníamos acceso en Los Ángeles. Las sudaderas y los pantalones deportivos venían en una mezcla de cachemira. Mientras que las prendas de mezclilla se fabricaron en Los Ángeles, pues para Zegna no es común trabajar este tejido en su fábrica.

¿Qué valores aprendiero­n y les gustaría aplicar en sus marcas?

AS: Más que en la marca, en la actitud. Jerry es muy abierto y respetuoso, tiene una capacidad de comenzar desde diferentes ángulos, puede ser desde un boceto, una foto, un ajuste en el maniquí o una conversaci­ón. Eso me gusta de Jerry, la apertura que tiene para iniciar un proceso creativo.

JL: Después de visitar Zegna y conocer sus valores y su familia, descubrimo­s que construimo­s nuestra empresa de la misma manera. Los valores de FOG se basan en la familia, las generacion­es y en la atemporali­dad, llegando más generacion­es con el paso del tiempo. Nos basamos en valores, no en tendencias. Fue increíble ver la humildad de la casa, algo que no se ve mucho en la moda.

“El streetwear vino para cambiar nuestros conceptos masculinos y de estilo”. - Alessandro Sartori

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