Arranca la 4ta Transformación
Andrés Manuel López Obrador asume la Presidencia de la República no sólo ante el Congreso de la Unión, sino ante líderes de los 68 pueblos indígenas del país, quienes le entregan el bastón de mando en una inédita ceremonia de la que participan miles de asistentes al Zócalo.
Mientras en el Congreso hila un discurso de 78 minutos, en el Zócalo su mensaje rebasa las 2 horas.
En el Congreso ofrece perdón a corruptos del pasado, fustiga a gobiernos neoliberales de los últimos 30 años y enlista una serie de cambios para regenerar la vida pública.
Cuando la bancada panista alza cartulinas para exigir la reducción a la gasolina, les responde: “Ahora resulta que quienes aprobaron el gasolinazo me piden que baje la gasolina”.
Con Enrique Peña presente, describe el país que recibe: crisis en seguridad, violencia, corrupción rampante, una reforma energética que fracasó, una reforma educativa que se echará abajo, saqueos y abusos, servicios de salud colapsados y millones de ninis.
El discurso y la actitud en el Zócalo son radicalmente diferentes. No sólo asume que mandará obedeciendo, sino que se hinca y apela al apoyo popular.
“No me dejen solo porque sin ustedes no valgo nada, o casi nada. Yo ya no me pertenezco, yo soy de ustedes, soy del pueblo de México”, dice.
“Sin ustedes, los conservadores me avasallarían, pero con ustedes me van a hacer lo que el viento a Juárez”, arenga entre aplausos.