Medicina robótica
Las máquinas ya realizan cirugías de mínima invasión, pero su autonomía en la medicina aún se ve lejana.
L os robots ya entraron a los quirófanos y a la vida diaria de muchos médicos. La cirugía robótica, que no se refiere a la autonomía de una máquina en ciertos procesos, sino al uso de sistemas robotizados por parte de las personas, está presente en los hospitales desde hace algunos años y su uso es cada vez más común.
“La medicina actualmente ya está muy tecnificada”, asegura Isaac Chairez, profesor investigador de la carrera de Ingeniería Biomédica de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Se llaman cirugías de mínima invasión, como la laparoscopía, en las que la máquina es la que opera, bajo las instrucciones de algún médico. Robots como Zeus, Da Vinci o el mexicano Tonatiuh han sido desarrollados para la ayuda dentro del quirófano.
“Manipulan instrumentos de cirugía a partir de información que un médico les da. Tienen las virtudes para hacer movimientos que la mano humana no puede y eso facilita que al paciente se le tengan que hacer orificios más pequeños para el proceso quirúrgico”, explica Chairez.
En una cirugía robótica, el tiempo de recuperación es considerablemente menor, sobre todo, porque la incisión es de apenas 1.5 o 2 centímetros y no de entre 10 y 15 centímetros, como cuando interviene un humano.
Según la directora de Dispositivos Quirúrgicos de la Food and Drug Administration (FDA) del Gobierno de Estados Unidos, Binita Ashar, las cirugías de mínima invasión también ayudan a reducir el dolor y las cicatrices en las personas.
Da Vinci, el más utilizado
La FDA —la agencia del Departamento de Salud de Estados Unidos que regula el control de medicinas, productos biológicos para uso humano y dispositivos médicos—, clasifica a Zeus, da Vinci y otros equipos como dispositivo de asistencia robótica quirúrgica (RASD, por sus siglas en inglés) y en su descripción específica: “No es realmente un robot porque no puede realizar una cirugía sin un control humano directo”.
Apenas en octubre pasado, la FDA aprobó un nuevo RASD, el Senhance System, cuya autorización requirió, entre otras pruebas, un estudio clínico de 150 pacientes que tuvieron intervenciones ginecológicas con el dispositivo y cuyos resultados fueron comparados con ocho investigaciones.
En las conclusiones sobre este proyecto, la FDA señaló que el Senhance “demostró la equivalencia sustancial con el dispositivo da Vinci para procedimientos ginecológicos y colorrectales”.
Desarrollado por la empresa estadounidense Intuitive Surgical, da Vinci fue aprobado hace 17 años y ya es el RASD más utilizado —más de 3,000,000 de cirugías en 64 países, según la compañía—.
En urología, por ejemplo, su uso redujo la tasa de prostatectomías abiertas de 95% en 2003 a 12% en sólo 10 años y la cirugía asistida por robot representó 87% de estos procedimientos en 2013.
“La gran ventaja del (robot) da Vinci es que no sólo puede replicar muy bien los movimientos del médico cirujano, sino que puede hacer filtrar esas pequeñas pulsaciones”, explica Roberto Saint Martin, fundador de Robotix, la escuela mexicana de robótica para niños más grande América Latina.
En México hay 10 da Vinci, tanto en instituciones públicas como privadas: dos en Monterrey, uno en Guadalajara y siete en la Ciudad de México.
El investigador Isaac Chairez asegura que, en la actualidad, los robots ya tienen la capacidad para hacer toda una cirugía, pero aún falta mucho para que puedan operar de manera autónoma. “Legal, médica y tal vez éticamente no es correcto”. Por ejemplo, añade, “un robot no firma. Los médicos seguirán teniendo la preponderancia en la decisión de los tratamientos y diagnósticos”.
Saint Martin coincide y asegura que aunque la tecnología avanza rápidamente, hay otras sectores como el social o el legislativo, que no caminan a la misma velocidad y que deberán desarrollarse. Además, apunta que la robótica en el desarrollo médico no sólo ve hacia las cirugías, sino a otras aplicaciones que van desde el diagnóstico robotizado hasta dispositivos portables.
Actualmente los robots son una herramienta colaborativa y no se avizora que pronto vaya a cambiar. “No hay un acuerdo inscrito, formalizado, de alguna sociedad científica o médica, sobre que los robots no deban tratar directamente al paciente”.