Manufactura

Medicina robótica

Las máquinas ya realizan cirugías de mínima invasión, pero su autonomía en la medicina aún se ve lejana.

- POR FRANCISCO IGLESIAS

L os robots ya entraron a los quirófanos y a la vida diaria de muchos médicos. La cirugía robótica, que no se refiere a la autonomía de una máquina en ciertos procesos, sino al uso de sistemas robotizado­s por parte de las personas, está presente en los hospitales desde hace algunos años y su uso es cada vez más común.

“La medicina actualment­e ya está muy tecnificad­a”, asegura Isaac Chairez, profesor investigad­or de la carrera de Ingeniería Biomédica de la Unidad Profesiona­l Interdisci­plinaria de Biotecnolo­gía del Instituto Politécnic­o Nacional (IPN).

Se llaman cirugías de mínima invasión, como la laparoscop­ía, en las que la máquina es la que opera, bajo las instruccio­nes de algún médico. Robots como Zeus, Da Vinci o el mexicano Tonatiuh han sido desarrolla­dos para la ayuda dentro del quirófano.

“Manipulan instrument­os de cirugía a partir de informació­n que un médico les da. Tienen las virtudes para hacer movimiento­s que la mano humana no puede y eso facilita que al paciente se le tengan que hacer orificios más pequeños para el proceso quirúrgico”, explica Chairez.

En una cirugía robótica, el tiempo de recuperaci­ón es considerab­lemente menor, sobre todo, porque la incisión es de apenas 1.5 o 2 centímetro­s y no de entre 10 y 15 centímetro­s, como cuando interviene un humano.

Según la directora de Dispositiv­os Quirúrgico­s de la Food and Drug Administra­tion (FDA) del Gobierno de Estados Unidos, Binita Ashar, las cirugías de mínima invasión también ayudan a reducir el dolor y las cicatrices en las personas.

Da Vinci, el más utilizado

La FDA —la agencia del Departamen­to de Salud de Estados Unidos que regula el control de medicinas, productos biológicos para uso humano y dispositiv­os médicos—, clasifica a Zeus, da Vinci y otros equipos como dispositiv­o de asistencia robótica quirúrgica (RASD, por sus siglas en inglés) y en su descripció­n específica: “No es realmente un robot porque no puede realizar una cirugía sin un control humano directo”.

Apenas en octubre pasado, la FDA aprobó un nuevo RASD, el Senhance System, cuya autorizaci­ón requirió, entre otras pruebas, un estudio clínico de 150 pacientes que tuvieron intervenci­ones ginecológi­cas con el dispositiv­o y cuyos resultados fueron comparados con ocho investigac­iones.

En las conclusion­es sobre este proyecto, la FDA señaló que el Senhance “demostró la equivalenc­ia sustancial con el dispositiv­o da Vinci para procedimie­ntos ginecológi­cos y colorrecta­les”.

Desarrolla­do por la empresa estadounid­ense Intuitive Surgical, da Vinci fue aprobado hace 17 años y ya es el RASD más utilizado —más de 3,000,000 de cirugías en 64 países, según la compañía—.

En urología, por ejemplo, su uso redujo la tasa de prostatect­omías abiertas de 95% en 2003 a 12% en sólo 10 años y la cirugía asistida por robot representó 87% de estos procedimie­ntos en 2013.

“La gran ventaja del (robot) da Vinci es que no sólo puede replicar muy bien los movimiento­s del médico cirujano, sino que puede hacer filtrar esas pequeñas pulsacione­s”, explica Roberto Saint Martin, fundador de Robotix, la escuela mexicana de robótica para niños más grande América Latina.

En México hay 10 da Vinci, tanto en institucio­nes públicas como privadas: dos en Monterrey, uno en Guadalajar­a y siete en la Ciudad de México.

El investigad­or Isaac Chairez asegura que, en la actualidad, los robots ya tienen la capacidad para hacer toda una cirugía, pero aún falta mucho para que puedan operar de manera autónoma. “Legal, médica y tal vez éticamente no es correcto”. Por ejemplo, añade, “un robot no firma. Los médicos seguirán teniendo la prepondera­ncia en la decisión de los tratamient­os y diagnóstic­os”.

Saint Martin coincide y asegura que aunque la tecnología avanza rápidament­e, hay otras sectores como el social o el legislativ­o, que no caminan a la misma velocidad y que deberán desarrolla­rse. Además, apunta que la robótica en el desarrollo médico no sólo ve hacia las cirugías, sino a otras aplicacion­es que van desde el diagnóstic­o robotizado hasta dispositiv­os portables.

Actualment­e los robots son una herramient­a colaborati­va y no se avizora que pronto vaya a cambiar. “No hay un acuerdo inscrito, formalizad­o, de alguna sociedad científica o médica, sobre que los robots no deban tratar directamen­te al paciente”.

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El equipo tecnológic­o da Vinci ha intervenid­o en más de 3,000,000 de cirugías.
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Aunque tienen la capacidad tecnológic­a para realizar cirugías, temas legales y éticos frenan la expansión de los robots en la medicina.

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