Los nuevos gaseros
BP, Ecogas y Engie México competirán con Pemex en el suministro de gas.
BP Energía México recordará el 19 de septiembre no solo por el sismo que asoló a la Ciudad de México. Ese día, la división de gas natural de British Petroleum (BP) dio a conocer su debut como proveedor de este insumo, con clientes como Cristales Inastillables de México e Industria del Álcali, ambas subsidiarias de Vitro.
El mercado del gas natural llevaba unos 20 años abierto a la iniciativa privada, pero no tenía la flexibilidad del precio con base en la oferta y la demanda. Las empresas solo podían almacenar, distribuir y transportar. La venta estaba en manos de Petróleos Mexicanos (Pemex).
A raíz de la temporada abierta que realizó el Centro Nacional del Control del Gas Natural (Cenagas), cuyo proceso arrancó en octubre de 2016 y culminó en julio pasado con el inicio de operación bajo reserva de capacidad, empresas como BP, Engie México —con experiencia en el centro del país— y Ecogas —con operaciones en Chihuahua, Durango y Baja California—, entre otras, obtuvieron 42% de la capacidad de transporte del Sistema de Transporte y Almacenamiento Nacional Integrado de Gas Natural (Sistrangas), unos 2.3 millones de gigajoules diarios (GJ/d).
Ahora, los consumidores finales —principalmente industriales— tienen nuevas opciones para adquirir el energético a partir de una dinámica de mercado. Los comercializadores, en tanto, tienen el reto de garantizar el suministro incluyendo a Pemex.
Miriam Grunstein, analista en materia energética y profesora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) señala que, al dejar de trabajar con un valor regulado, la petrolera atravesará por un proceso de aprendizaje para calcular sus costos de manera eficiente.
Esta reciente liberalización, dice, generará mucha incertidumbre del lado de la oferta sobre cómo planear los negocios a largo plazo, pero también “del lado de la demanda”.
Con la otrora paraestatal, el suministro prácticamente estaba garantizado y la realidad es que a “cualquier industrial no le gustaría llegar a su planta una mañana y descubrir que no tiene gas”, menciona Meney de la
Peza, encargada de la Unidad de Gas Natural de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
La alta dependencia de las importaciones del energético puede ser un factor para tener garantizado el suministro. En los últimos tres meses, la producción ha caído hasta alcanzar 3,164 millones de pies cúbicos diarios (mdpc) hasta junio de 2017, pero la importación de la molécula desde Estados Unidos es de unos 5 millones al cierre del primer semestre según la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).
De la Peza plantea que así como habrá usuarios que tomen con cautela el cambio, hay quienes sí están interesados en otras alternativas. “Están negociando con otros comercializadores. Posiblemente ganarse la confianza sea el mayor reto que deban enfrentar [los comercializadores]”, afirma el especialista.
Rubén Cruz, socio líder del sector Energía y Recursos Naturales de KPMG, considera que es cuestión de tiempo para que haya una redistribución del mercado de gas natural, y “al haber un mercado abierto, con múltiples jugadores, los consumidores finales tendrán la opción de elegir a sus proveedores”.
“Tener la capacidad de transporte es algo que empodera a los usuarios porque da la posibilidad de elegir”, agrega de la Peza.
“Las empresas que conforman el mercado son compañías sofisticadas que harán negocios con otras empresas sofisticadas, en un mercado que evoluciona de la mano de la reforma energética”, dice Cruz, de KPMG.
Hasta el momento, la CRE ha otorgado 24 permisos a empresas que solicitaron reserva de capacidad en el Sistrangas, como parte de la temporada abierta y que serán los nuevos competidores de Pemex en este mercado. Entre ellos, además de Engie México y Ecogas, se suman nuevas como Igasamex Bajío, Gas del Litoral, Cydsa, entre otros, además de Shell y Arcelor Mittal, que lo emplean para autoconsumo.