INNOVACIÓN PARA TRANSFORMAR EL SISTEMA
IMPACT MX APUESTA POR CREAR COMUNIDADES DE TALENTO Y ACERCAR LA TECNOLOGÍA DIGITAL A SECTORES TAN TRADICIONALES COMO LOS MUEBLEROS DEL CENTRO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO.
SSalas, comedores, recámaras y cunas. De madera, de ratán, de hierro forjado o de aglomerado. En el barrio de La Lagunilla, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, la oferta de muebles es amplia, pero no variada. Un mismo diseño se repite en un local y otro. Si algún fabricante innova, otros copian el modelo.
“Se dedican, sobre todo, a la venta y construcción de muebles, pero no al diseño”, detalla Mariano Leyva, director general del Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México. Pero hay alguien que tiene una idea para romper con esta inercia: Óscar Velázquez, CEO y fundador de Impact Mx, una iniciativa que busca dar a esta industria local acceso a maquinaria especializada y diseños internacionales que le permita diversificar su oferta, innovar en la producción y aprovechar las técnicas que los fabricantes han acumulado durante años.
La iniciativa de este economista es ambiciosa: apuesta por crear comunidades de talento, democratizar la innovación y resolver problemas en los principales sectores del Centro Histórico, como muebles, transporte, reciclado, textiles e imprenta. “Queremos transformar industrias, creemos que todas las personas pueden cambiar su entorno”, dice Velázquez. “El enfoque es que estas comunidades generen soluciones hiperlocales, replicables y escalables”.
El proyecto está integrado por un Fab Lab (por Fabrication Laboratory) y una aceleradora de productos de hardware. El primero es un laboratorio con herramientas y espacios de fabricación digital, desarrollo de electrónica y diseño. En el número 88 de la calle República de Perú, en el Centro Histórico, los usuarios tendrán acceso a procesos de corte láser, router CNC, torno CNC, fresadora Mini Mill, corte con chorro de agua e impresoras y escáneres 3D, entre otros. Y podrán usar manuales y planos de producción de otros Fab Lab del mundo.
Con la aceleradora, el proyecto busca detonar la creación y crecimiento de nuevas empresas de innovación social hacia la Industria 4.0. El plan es asesorar a los usuarios en toda la cadena de innovación: concepto, diseño y creación de prototipos, incubación de productos, escalamiento industrial, programas educativos y fabricación digital. “Es un proyecto para todos: artistas, artesanos, abogados y toda la gente que no tiene que ver con la ingeniería”, explica Velázquez.
Para Leyva, el valor de la iniciativa —apoyada por el fideicomiso— es que acercará la tecnología a habitantes y negocios de la zona que requieren un impulso para producir innovaciones. “En vez de llegar con la gente para imponerle un oficio, se identificará cuál es el giro en el que trabaja y se tratará de apoyarlos y profesionalizarlos”, destaca.
El proyecto, que comenzó a diseñarse en 2015, está en fase experimental para afinar las metodologías de implementación.
“Se dará otro giro a zonas muy marginadas de la Ciudad de México” Mariano Leyva, director general de Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México
Aunque el Fab Lab ya ha capacitado a emprendedores y tiene una inversión de siete millones de pesos en máquinas, un edificio para operar y alianzas con firmas tecnológicas como Dassault Systèmes, el financiamiento es el engrane que falta para que el impacto en los sectores locales sea mayor.
Velázquez se ha reunido con representantes de los sectores de muebles, transporte, reciclado, textil e imprenta de la zona para proponerles trabajar en equipo a través de la innovación abierta. “Todos quieren sumarse, se juntan y nos presentan sus propios proyectos”, agrega.
Fernando Guillemín, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad La Salle, considera que el principal desafío será dotarlos de habilidades básicas en fabricación digital. “Se necesitará capacitarlos mucho para que puedan hacer uso de la tecnología digital y mezclarla con lo que ellos saben hacer”, destaca el especialista.
México, la tierra prometida
Velázquez vivió fuera de México durante 11 años. Cursó la licenciatura en Economía Política en Los Ángeles y una maestría en Economía del desarrollo en Utrecht, Holanda, donde se especializó en el emprendimiento como vía para impulsar el crecimiento en los países emergentes.
“Podemos retar a industrias enteras, ya no se necesitan grandes complejos” Óscar Velázquez, fundador de Impact Mx.
En sus clases, concluyó que la sociedad espera que la industria, la universidad y el gobierno ofrezcan las bases para el desarrollo. “Descubrí que no podíamos estar más equivocados, eso se trabaja desde los individuos”, recuerda. “Podemos retar industrias enteras, ya no se necesitan los grandes complejos tradicionales como antes”.
El acceso a la tecnología ha derribado las barreras de entrada a procesos y productos cada vez más innovadores, según Argenis Bauza, socio líder de asesoría en Cadena de Suministro y Compras de la firma KPMG. Sin necesidad de invertir millones de pesos, los especialistas pueden proponer mejoras a los sistemas de producción, al desarrollo de prototipos y al lanzamiento de productos.
Con eso en mente, Velázquez fundó, en 2009, una consultora de planes de negocios para cooperativas y estrategias de desarrollo para gobiernos locales en Holanda. También creó Amaranto Network BV, una empresa para comercializar productos orgánicos desde México a Europa, que vendió en 2010. Entonces, comenzó a involucrarse en temas de tecnología e innovación y a explorar qué impedía el desarrollo de México.
Esto lo motivó a volver. “La tierra prometida era mi país”, afirma. Apenas llegó, en 2012, puso manos a la obra. Fundó Jardín de Innovación, consultora para temas de desarrollo local e incubadora de negocios sustentables. A finales de 2014 hizo un alto en el camino. Reestructuró la organización, el equipo, y redirigió su misión para resolver problemas de la mano de personas con experiencia técnica en ciertos temas, como muebleros. Sus pilares son la tecnología, la innovación, los negocios y el impacto.
“Se transformó todo y llegamos a Impact Mx”, describe. La meta a largo plazo es democratizar la innovación. Pero, a corto, tiene una visión: que los muebleros de la Lagunilla produzcan diferentes diseños, tiendas de vestidos de la calle República de Chile exhibiendo modelos innovadores producidos en Impact Mx y que los ciclotaxis, esos vehículos para transporte local que operan alrededor del Zócalo capitalino, se diseñen en su Fab Lab con un alto grado de modernización. Y si la tecnología alcanza a loncherías, ópticas y consultorios, será mejor. “Convertiremos la zona en un distrito de innovación abierta”, dice.