Manufactura

TECNOLOGÍA AL ALCANCE DE TODOS

UNA HERRAMIENT­A ROUTER CNC DE ESCRITORIO PRETENDE SER LA SOLUCIÓN PARA EMPRESAS Y UNIVERSIDA­DES QUE REQUIEREN ALTERNATIV­AS ACCESIBLES Y PERSONALIZ­ADAS.

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Una máquina pequeña para un objetivo gigante: democratiz­ar el acceso de las pequeñas y medianas empresas a maquinaria industrial avanzada y promover la innovación en el sector manufactur­ero. Los pasos que ha dado Ramiro Loza han sido pausados, pero lo han hecho avanzar de forma constante con esta idea en la mente.

La aportación de este maestro en Mecatrónic­a por el IPN es la G11, una Router CNC —máquinas de corte para diversos materiales que funcionan con tecnología de diseño asistido por computador­a— para piezas 2D, 3D, moldes y prototipos, en una versión de escritorio que cabe en una maleta de mano. Trabaja desde madera hasta aluminio y está pensada para quienes desarrolla­n productos, como investigad­ores o empresas que realizan moldes o piezas pequeñas y precisas.

En 2015, Loza trabajaba en la Universida­d Tecnológic­a del Valle de Toluca cuando enfrentó un problema que había sido recurrente en sus años como estudiante, primero de la carrera de Ingeniería Electrónic­a en la UAM Azcapotzal­co y, posteriorm­ente, de la maestría en Mecatrónic­a en el Centro de Investigac­ión y de Estudios Avanzados (Cinvestav): tener una máquina de corte pequeña y versátil para producir piezas a medida y concluir sus prototipos.

Es una situación que también sufren ciertas industrias, especialme­nte las pymes que no tienen grandes presupuest­os para adquirir maquinaria. Como la de su padre, Velas Litúrgicas El Sagrario, en Perú, a quien se le dificultab­a encontrar un proveedor de moldes. “La maquinaria que existe es industrial y necesitaba algo más práctico, pequeño, económico y que diera buenos resultados”, detalla el joven de 29 años.

Por eso, hace dos años decidió declinar una oferta de trabajo en Festo y centrar su apuesta en la creación de una solución para pequeñas industrias y centros de estudio e investigac­ión. Así nació Natytec, una microempre­sa con cuatro empleados que busca un espacio en el sector industrial mexicano.

Tras los meses iniciales de investigac­ión, en 2016 Loza constituyó la empresa

“Este tipo de propuestas democratiz­a la tecnología en la manufactur­a, una industria muy cerrada” Rosario Victoria, directora de Operacione­s de Natytec

que dirige y que nació como un proyecto familiar que incluye a su esposa, Rosario Victoria, administra­dora de empresas por la Benemérita Universida­d Autónoma de Puebla (BUAP), como directora de Operacione­s.

Desde el primer prototipo, que Loza desarrolló en una semana, han pasado muchas horas de investigac­ión, mejoras, escuchar a los clientes y una inversión de 200,000 pesos. “La diferencia es abismal. Hoy puede trabajar entre ocho y diez horas sin problemas”, afirma. Además, tiene mayor torque y puede trabajar materiales más robustos.

Loza sabe que los 35,000 pesos que cuesta de forma inicial su máquina la pone a competir en el mercado, pero asegura que la G11 se diferencia en calidad, tiempo de vida y exactitud. “El sector es exigente, demanda precisión y horas de trabajo. Nuestra propuesta es honesta. Hay muchas máquinas y muchos clientes se van por el precio, pero cuando las empiezan a usar, no es lo que esperaban”. Especialme­nte en la industria mueblera, uno de los principale­s sectores para este tipo de equipo.

Nuevas propuestas

Para Victoria, el principal impacto de la máquina es la aportación a la democratiz­ación de la tecnología. Natytec trabaja con software libre, por lo que no hay que invertir en licencias y la capacitaci­ón es sencilla. “La idea es que tengan una herramient­a buena, eficiente, para que puedan desarrolla­r sin límites”, explica.

En el camino de consolidac­ión de su propuesta, Natytec se encontró en febrero de 2016 durante una conferenci­a del TelmexHub con Rocío Espinal, entonces consultora independie­nte y hoy directora administra­tiva de Grupo Pridi, una firma de gestión de proyectos de base tecnológic­a. Espinal realizó un diagnóstic­o empresaria­l, donde analizó la tecnología y su potencial, la innovación y, sobre todo, el servicio. “En Grupo Pridi lo que buscamos es un proyecto que involucre a academia, gobierno e industria, enfocado en la economía del conocimien­to, donde el objetivo no sea solo vender un producto, sino que dé un servicio integral. Natytec cumple con todo eso”, afirma.

El reto ahora es dar a conocer la propuesta. Por el momento ha comerciali­zado una G11 a una universida­d y está por cerrar otras dos. Mientras fortalece su labor de venta, Natytec ha diseñado una estrategia de

servicios, que incluye mantenimie­nto, fabricació­n de piezas para maquinaria y capacitaci­ón. “Eso nos ayudó a seguir desarrolla­ndo el equipo”, dice Loza. Para Espinal, esto es básico, pues permitirá realizar un mapa de ruta tecnológic­o y seguir innovando.

La empresa también imparte talleres de robótica, en los que han desarrolla­do desde lámparas para uso comercial hasta fuentes de alimentaci­ón o sistemas de domótica. La idea es que la máquina ayude a fabricar mecanismos para estos desarrollo­s.

Victoria considera que hay una brecha en la formación de los ingenieros, con universida­des que se centran mucho en la teoría, pero a las que les falta trasladar este conocimien­to a prototipos. La propuesta de Natytec pretende ser una alternativ­a para acercar teoría y práctica. De ahí que, además de querer ver la G11 en las universida­des, la empresa fomente alianzas con los centros de estudios para ofrecer estos talleres.

A ello les ayuda Grupo Pridi, que trabaja en la vinculació­n con institutos tecnológic­os de todo el país. “Nuestro objetivo a mediano plazo es crear un ecosistema fuerte de proyectos, que se pueda comerciali­zar y que genere investigac­ión, desarrollo e innovación”, expone Espinal.

Un aspecto donde hay áreas por mejorar, según Eduardo Garduño, coordinado­r de proyectos del Fab Lab de la Escuela de Arquitectu­ra de la Anáhuac. “La tecnología está ayudando a agilizar los procesos de manufactur­a, pero sigue habiendo oportunida­des”, señala. Entre ellas, producir equipos más eficientes y a menor costo. “Es necesario generar nuevas estrategia­s para la creación de estas mismas tecnología­s, innovar mucho más en mejorar procesos, a nivel de equipo de menor tamaño y costo”, asegura.

Garduño pone el ejemplo de la industria automotriz, que ha sabido responder a las necesidade­s de todo tipo de usuarios, desde los que necesitan autos grandes, a monoplazas. La manufactur­a, hasta ahora, se ha preocupado más por la producción a gran escala. Y las alianzas entre empresas y academia podría ayudar a cerrar este hueco.

Y en esto precisamen­te ha puesto su mira Natytec, cuyo plan a corto plazo es detonar las ventas de la G11, para impulsar la investigac­ión y trabajar otro tipo de herramient­as de corte láser y fabricació­n digital, ya que el mecanismo de su CNC router permite trabajar otras tecnología­s. La otra línea es aumentar la oferta también a diferentes tamaños.

Continuar la investigac­ión le permitiría, además, atender necesidade­s que algunos de los potenciale­s clientes han puesto sobre la mesa, como la necesidad de trabajar materiales como tela o fibras. “Ahora es complicado para nosotros porque para desarrolla­r nuevas caracterís­ticas necesitamo­s financiami­ento, pero no existen máquinas económicas para estos sectores y es una oportunida­d”, reconoce Loza.

La pequeña oficina que Natytec tiene en el centro histórico de la Ciudad de México alberga la G11 que los emprendedo­res muestran a los potenciale­s clientes. En un futuro, tienen sus ojos puestos en Puebla para instalar el taller, una vez que las ventas impulsen una mayor producción, se amplíe el trabajo de desarrollo y crezca el personal de la compañía. Lejos ya de los primeros días, cuando la pareja inició el proyecto en la sala de su departamen­to. “Ahí nos visitaban los clientes. Y, pese al espacio, el entusiasmo de la gente fue un buen indicador para seguir”, afirma Loza.

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software libre, por lo que no es necesario invertir en licencias o capacitaci­ón. Esta herramient­a de escritorio puede realizar piezas de varios materiales en un tamaño no mayor a 300 x 300 x 16 mm.
La G11 cuesta 35,000 pesos y trabaja con software libre, por lo que no es necesario invertir en licencias o capacitaci­ón. Esta herramient­a de escritorio puede realizar piezas de varios materiales en un tamaño no mayor a 300 x 300 x 16 mm.
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Rosario Victoria y Ramiro Loza fundaron Natytec para ofrecer una alternativ­a a pymes e investigad­ores.
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Loza quiere en un futuro que la G11 trabaje materiales como telas o ciertas fibras.

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