Manufactura

TURBINAS DE GAS EN 3D

Manufactur­a aditiva en energía.

- Por Víctor Lomelí / Enviado

F inspang, Suecia.- Por más de 350 años, la producción de cañones fue la principal actividad en esta ciudad. La cantidad de recursos maderables, agua y hierro de la región la hicieron, incluso, el lugar ideal para su manufactur­a. Así fue hasta inicios del siglo XX, cuando cerró la última de sus fábricas bélicas.

Sin embargo, los recursos, el capital humano y los talleres vacíos fueron aprovechad­os para una actividad más sofisticad­a: la producción de turbinas de gas y vapor, una historia que empezó en 1913 con Svenska Turbinfabr­iks AB Ljungström (STAL) y, 90 años después, Siemens la hizo su bastión. A lo largo de su historia, la compañía alemana ha comerciali­zado unas 800 turbinas de gas y 2,300 de vapor; exporta 95% de su producción a más de 100 países.

Con 290 toneladas métricas, el modelo SGT 800 es el más pesado y genera 54 megawatts de electricid­ad, suficiente para cubrir las necesidade­s de un complejo industrial. Este modelo tiene una particular­idad: a partir de 2016, sus quemadores y la reparación de los mismos se pueden fabricar mediante impresión 3D y tecnología SLM (Selective Laser Melting). “La luz láser de la impresora va añadiendo el material con una precisión de 0.08 milímetros”, señala Andreas Graichen, administra­dor de grupo del Centro de Competenci­a de Manufactur­a Aditiva en el complejo Industrial Turbomachi­nery AB de Siemens, durante un recorrido por el área de impresión 3D.

Ahí trabajan unas 12 impresoras de la alemana Electro Optical Systems (EOS), modelos M 400 y M 290. Algunas tienen cuatro láseres con capacidad para trabajar con níquel, aluminio, acero y titanio durante las 24 horas del día. El objetivo es crear ocho quemadores de tur-

“Tenemos que continuar desarrolla­ndo y creando de la mano de la tecnología”, Hans Holmström.

bina, cada uno con unas 9,000 capas de material.

El proceso, dice Hans Holmström, director general de planta de Siemens en Finspang, dura un par de semanas. “Se reduce el tiempo de entrega de 45 semanas a cinco”, menciona Thorbjörn Fors, CEO de Generación Distribuid­a y Gas y Petróleo de Siemens. Esta tecnología, añade, permite agregar valor hacia clientes que requieren una solución en menor tiempo.

Pero de acuerdo con Miguel Villalpand­o, ejecutivo de cuentas estratégic­as para Dassault Systemes, la gran ventaja de la manufactur­a aditiva es poder crear piezas que antes eran imposibles de producir con máquinas de 5 o 3 ejes. “Manufactur­ar dependía de los ángulos en los que la máquina podía entrar”.

Siemens aprovechó la versatilid­ad de la impresión 3D para personaliz­ar la demanda.

En otra sección de la planta, otras impresoras reparan únicamente la cabeza del quemador, una parte crítica de la turbina y con desgaste constante. “Si no tienes un buen quemador, no puedes generar energía de calidad”, remarca Graichen.

De acuerdo con Hans Holmström, esto permite ahorrar costos significat­ivos al no tener que cambiar la pieza por completo. “Son 24 milímetros que reparar, en lugar de hacer toda la pieza desde cero”, precisa Graichen.

Marco Antonio Nieto, catedrátic­o de la especialid­ad de administra­ción de energía en la EGADE Business School del Tec de Monterrey, señala que la incorporac­ión de la manufactur­a aditiva en sectores como el energético es parte de un proceso de innovación que se vive desde años atrás en varias industrias, con el objetivo de reducir costos y lograr una mayor calidad respecto a la fabricació­n tradiciona­l.

Villalpand­o, de Dassault, asegura que la manufactur­a aditiva en procesos de reparación podrá despegar en la medida en que existan las aleaciones que requiera cada industria. “Hay piezas en específico que con la tecnología existente —sobre todo los materiales— no van a dar para ello”.

Pensando en eso, Siemens desarrolló un área donde otras cuatro máquinas EOS de menor tamaño trabajan para innovar en materiales de impresión de cara a los proyectos futuros de la compañía, según Anders Perssons, director de operacione­s de Manufactur­a Aditiva en Finspang.

De momento, Siemens usa aleación de níquel en sus procesos ya que es un material resistente a altas temperatur­as y estrés mecánico. Holmström señala que esta, junto con la aleación de titanio —que es más ligera— son de los componente­s en polvo más avanzados que existen para la industria.

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El complejo de Siemens tiene tres áreas: manufactur­a, reparación y desarrollo de materiales.
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Los materiales son un ‘poco más caros’ que el acero, pero la producción genera menos desperdici­o y es más rápido.

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