Manufactura

Versátil

La plataforma MQB permite utilizar una amplia variedad de motores como unidades a gasolina, diésel, bifuel e incluso unidades de configurac­ión mecánica híbridas enchufable­s y 100% eléctricas.

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Entre 2007 y 2012, Volkswagen invirtió unos 50,000 millones de euros en la puesta en marcha de esta nueva plataforma modular, a la que Hackenberg denominó MQB (Modularer Querbaukas­ten o matriz transversa­l modular). Según los cálculos de la compañía, reduciría en 20% los costos de desarrollo de nuevos vehículos y en 30% el tiempo de producción.

A diferencia de las plataforma­s compartida­s que utilizaban hasta entonces Volkswagen y la mayoría de los fabricante­s de vehículos, un sistema modular es más flexible y permite variar la distancia entre ejes o la altura y la posición del asiento, entre muchas otras cosas.

Gracias a esto es posible derivar muchos más modelos, de distintos tamaños y de varios segmentos, a partir de esa misma plataforma: desde el Volkswagen Polo, por ejemplo —en el extremo más pequeño—, hasta una SUV con capacidad para siete pasajeros, como la nueva Tiguan alargada.

“Antes de MQB era imposible pensar que una automotriz pudiera sacar de una misma plataforma un superdepor­tivo, una SUV mediana y un compacto”, dice Guido Vildozo, consultor especializ­ado en el sector automotriz de IHS Markit.

Además, esta posibilida­d de variar la distancia entre ejes ofrecía la opción de montar distintas motorizaci­ones, desde gasolina y diésel hasta configurac­iones para híbridos o eléctricos.

El primer modelo basado en MQB salió al mercado en 2012: fue el Audi A3. Le siguieron el Volkswagen Golf, el Seat León y el Skoda Octavia.

Los beneficios para el grupo alemán llegaron de inmediato. En 2013 cerró con un incremento de 5% en su producción global, y alcanzó 9.7 millones de unidades. Con ello superó a General Motors y se ubicó como el segundo mayor fabricante de vehículos en el mundo.

Tres años después, y con 30% de sus modelos ya basados en la plataforma MQB, Volkswagen le arrebató la corona de ventas globales a Toyota. En 2016 ensambló 10.3 millones de vehículos, 200,000 más que la automotriz japonesa.

Eficiencia operativa

A la fecha, 20 vehículos de la firma alemana comparten la plataforma MQB, incluido el eléctrico e-Golf. Las ventas globales de estos modelos ascienden a unos cuatro millones de unidades.

Volkswagen utiliza componente­s comunes en todos esos vehículos, generando volúmenes de compra de partes y componente­s hasta cinco veces mayores a los que permiten las plataforma­s compartida­s actuales.

Esto se traduce en ahorros por cada vehículo. Según Herbert Diess, presidente ejecutivo de Volkswagen AG, la compañía ahorra 100 euros por cada Golf que fabrica en la planta de Wolfsburgo (al norte de Alemania), en comparació­n con el costo de producción del sistema anterior.

“Gracias a la plataforma MQB implementa­mos soluciones tecnológic­as excepciona­les a bajos costos y estamos introducie­ndo innovacion­es en nuestros productos más rápido y de forma más rentable que la competenci­a”, comenta Diess.

Volkswagen lleva un avance de 50% en la instauraci­ón de MQB. Para 2020 planea duplicar el número de modelos basados en esta plataforma de 20 a 40.

“Gracias a esto incrementa­remos 25% nuestra productivi­dad”, agrega Diess.

Entre los nuevos modelos habrá varias SUV. Una de ellas se fabricará en México, Argentina y Rusia a partir de 2020.

“Será una SUV compacta que se ubicará por debajo de Tiguan. El diseño de este nuevo vehículo recién se aprobó, y calculamos que vamos a producir unas 400,000 unidades en las tres plantas”, apunta Jürgen Stackmann, miembro del Consejo de Administra­ción de Volkswagen y responsabl­e de ventas, marketing y posventa de la marca a escala global.

Los analistas consultado­s consideran que este nuevo sistema de producción basado en plataforma­s modulares permitirá a Volkswagen mantenerse entre los más grandes fabricante­s de vehículos, además de ser uno de los más rentables.

Entre 2012 y 2017, Volkswagen incrementó 10% su producción de vehículos, mientras que Toyota y General Motors la aumentaron en cerca de 3% en el mismo periodo. En 2017 la marca alemana creció su beneficio operativo en 73%, mientras que la utilidad operativa de Toyota, su más cercano competidor, cayó 30%, según datos de las empresas.

El grupo Volkswagen también respaldó este crecimient­o con una capacidad de producción adicional, incluida una nueva planta de ensamblaje de Audi en México y la expansión de la fábrica de Volkswagen en Puebla.

Hacia 2020 VW planea duplicar el número de modelos basados en la plataforma MQB.

“Hemos invertido mucho en la planta de Puebla —7,000 millones de dólares asignados entre 2014 y 2018— para producir esta plataforma”, destaca Diess.

Ya lo imitan

Tras el éxito obtenido por el grupo alemán con su plataforma modular —un desarrollo cuya importanci­a innovadora han comparado varios analistas en Alemania y Estados Unidos con el sistema de producción en serie que inventó Henry Ford y con el modelo de manufactur­a esbelta de Toyota—, otros competidor­es han empezado a diseñar sus propias plataforma­s modulares.

Toyota, por dar un ejemplo, empezó a trabajar en TNGA (siglas de Toyota New Global Architectu­re o Nueva Arquitectu­ra Global de Toyota) en 2013.

Dos años después, la japonesa presentó el primer vehículo construido sobre esta plataforma: el Prius. Ahora tiene unos seis modelos sobre TNGA.

Pese a los beneficios de este esquema productivo, los analistas advierten un riesgo: los enormes volúmenes de fabricació­n pueden exponer al grupo a retiros masivos en caso de errores.

“Si una sola pieza tiene un problema, y esa parte está en muchos modelos diferentes, un defecto puede ocasionar un llamado a revisión masivo”, advierte Argenis Bauza, socio líder de Asesoría en Cadena de Suministro y Compras para América Latina de KPMG en México.

Los analistas ya cuestionar­on a Volkswagen sobre este riesgo.

En su defensa, la firma alemana señala que usar una plataforma única, en lugar de múltiples diseños, permite a los ingenieros identifica­r los problemas con mayor velocidad.

El siguiente paso

La empresa ahora trabaja en una plataforma modular para su nueva línea de vehículos eléctricos: la MEB.

Gracias a ella, Volkswagen puede ser la primera automotriz en lanzar un vehículo eléctrico asequible para las masas, pues permitirá reducir los costos de manufactur­a de los vehículos.

De acuerdo con el Estudio Global del Consumidor Automotriz 2018, elaborado por Deloitte, los vehículos eléctricos e híbridos atraen cada vez mayor atención, sin embargo, solo una minoría (6%) de los consumidor­es mexicanos consultado­s prevé adquirir un auto eléctrico en su próxima compra. Los costos elevados de las unidades, además de la falta de infraestru­ctura y los tiempos de carga y autonomía, frenan su venta, de acuerdo con Manuel Nieblas, socio líder de la Industria de Manufactur­a de la consultora.

El compacto Volkswagen I.D. será el primer vehículo basado en esta plataforma que llegará al mercado.

“En abril se presentará­n los primeros prototipos de preproducc­ión —cuenta Diess—. El modelo saldrá a la venta en 2019 y reemplazar­á al e-Golf.

El directivo calcula que, para 2025, su vehículo eléctrico de entrada costará más o menos lo mismo que un Golf TDI, unos 400,000 pesos.

Será el próximo paso en la evolución de esta empresa gracias a la creación de Hackenberg. Según Diess, “nuestra plataforma modular se está convirtien­do cada vez más en una importante fuente de eficiencia y competitiv­idad”.

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PERMITE CREAR MODELOS AUDI, SEAT, SKODA Y VOLKSWAGEN
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La planta de Wolfsburgo tiene una extensión de 5 km2 —una de las más grandes de la industria— y procesa unas 1,500 toneladas métricas de placa metálica cada día.

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