NATURA PIENSA EN VERDE
La sustentabilidad como negocio.
Nautura inició como una pequeña marca de productos para la piel en un local en la calle de Oscar Freire, en São Paulo, Brasil. Fue fundada por Antônio Luiz Seabra, quien tras trabajar varios años en la industria cosmética decidió montar su propio negocio a finales de los años sesenta. Hoy es la mayor multinacional brasileña de cosméticos y productos de higiene y belleza.
Esta empresa construyó su modelo de negocio alrededor de la sustentabilidad. “El diseño de las fórmulas, los empaques, las fábricas, el transporte... Todo está diseñado para tener un bajo impacto ambiental”, cuenta Hans Werner, director general de la marca en México.
La compañía desarrolló una herramienta para medir el impacto ambiental —tanto la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) como la generación de residuos de cada producto—, desde la etapa de formulación hasta el descarte del envase.
En este camino por reducir emisiones y desperdicios, la empresa ha logrado eficiencias en sus procesos, lo cual ha abonado al buen desempeño financiero de Natura: entre 2016 y 2017 la compañía duplicó sus beneficios, al pasar de 308 a 670 millones de reales brasileños (de 1,417 a 3,083 millones de pesos), según su informe anual de resultados.
Un estudio general de Deutsche Bank, por ejemplo, evaluó 56 estudios diferentes que concluyeron que las compañías con altas calificaciones de factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés) tienen un menor costo de deuda y capital. Otro estudio de Boston Consulting Group señala que las empresas que hacen un esfuerzo adicional en estas áreas tienen mayores márgenes que las empresas que no lo hacen.
Pero mantener los estándares es cada vez más complejo debido a que el impacto de las exportaciones y el transporte de productos a consultores ha elevado los niveles de emisiones. “Estamos buscando alternativas para cumplir nuestro compromiso de emisiones, por ejemplo, optimizando los procesos de logística y buscando eficiencia en la entrega del producto a consultores”, señala Werner.
La empresa también ha empezado a deslocalizar la producción para reducir las emisiones por el transporte de los productos. Por ejemplo, todo el champú que vendemos en México lo fabrica un proveedor local.