Manufactura

BEBIDAS MÁS SUSTENTABL­ES

Visita a la planta de Pascual Boing.

- Por Erika Urbina

En Tizayuca, Hidalgo, está una de las dos plantas de Pascual Boing. Es la más productiva de la sociedad cooperativ­a y busca convertirs­e en un referente nacional en materia ambiental dentro de la industria de bebidas. En esta planta laboran 233 personas, divididas en tres turnos. Trabajan en 18 líneas de producción, con capacidad para envasar 2.5 millones de cajas al mes, unos 19 millones de litros, entre Boing Tradiciona­l y Primera Cosecha, refresco Lulú y Agua Pascual. El otro complejo de la compañía, en San Juan del Río, Querétaro, produce 1.4 millones de cajas mensuales, es decir, unos 12 millones de litros.

La planta hidalguens­e destaca por su tamaño: ocupa un terreno de 10 hectáreas y próximamen­te, tras la adquisició­n de un terreno aledaño de 12.3 hectáreas, será más grande.

“Estamos por empezar a construir, con el objetivo de tener más espacio de almacenami­ento y así expandir las operacione­s internas”, dice Salvador Torres Cisneros, presidente del Consejo de la Sociedad Cooperativ­a Trabajador­es de Pascual.

La ampliación forma parte de un plan de inversione­s que la compañía aprobó para 2018 y que consta de una bolsa conjunta de 100 millones de pesos.

El origen del sabor

Pascual Boing llegó hace 15 años a la región hidalguens­e atraída por los incentivos que recibió de los tres órdenes de gobierno —municipal, estatal y federal— para crear infraestru­ctura básica (pavimentar, instalar drenaje y luz, entre otros) y la promesa de mejorar las carreteras y construir vías nuevas para mejorar la conectivid­ad de la zona. Con el tiempo, esta infraestru­ctura carretera (principalm­ente la autopista México-Pachuca y el Arco Norte) favoreció el desarrollo industrial en la zona.

Julio Cárcamo, presidente del Consejo de Vigilancia de la empresa, afirma que la infraestru­ctura y la ubicación son dos factores que han motivado a la empresa a continuar invirtiend­o en la región, sobre todo porque el transporte de la materia prima es vía carretera: la pulpa, por ejemplo, proviene de las instalacio­nes de Pascual en Querétaro. Llega a Tizayuca cada noche en tráilers, envasada en contenedor­es de 200 kilos.

La pulpa se almacena y luego pasa al área de procesamie­nto a través de bombas de succión y mangueras de plástico grado alimentici­o. Para asegurar la inocuidad del producto, la pulpa se somete durante ocho segundos a una temperatur­a de 83 grados centígrado­s. Luego, al ingresar el concentrad­o al mecanismo de envasado, y para garantizar la pasteuriza­ción, se usa una temperatur­a de 31 grados centígrado­s.

En cada línea de producción, la compañía asigna tres personas para vigilar que el envasado

se realice sin ningún contratiem­po. Al año, la compañía procesa 20,000 toneladas de mango y otro tanto igual de guayaba. Otros ocho sabores, entre ellos fresa, tamarindo y guanábana, se procesan en menor volumen.

Finalmente, los envases se colocan en cajas de 24 piezas, se emplayan y pasan a la bodega, donde se almacenan previo a su distribuci­ón, tanto en el mercado nacional como para mercados de exportació­n (Estados Unidos, Cuba, Jamaica, España e Irlanda). Según los directivos entrevista­dos, la prioridad en el corto plazo es cubrir más partes del territorio nacional e incrementa­r la producción. Para lograrlo, la compañía invertirá en la renovación de la maquinaria.

Adiós a los popotes

Parte de esta inversión se destinará a la compra de nueva maquinaria para fabricar tapa roscas para sustituir los popotes en los envases de litro y medio litro de Boing Tradiciona­l y Primera Cosecha.

La estrategia va en línea con las tendencias globales en consumo sobre el impacto ambiental que genera el uso de plásticos en los envases. De acuerdo con el reporte Global

Packing Trends 2018, de la consultora Mintel, la preocupaci­ón de que estos materiales terminen en océanos “se convertirá en el catalizado­r que impulse a las marcas a repensar los envases”. En mayo, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales puso en marcha la campaña “Sin popote está bien”, con la cual busca reducir el uso de este producto en las bebidas.

En línea con esta tendencia, la compañía adquirió maquinaria para envases Tetra Pack, lo que permitirá dejar de usar popotes en las presentaci­ones de medio litro, y sustituirl­os por taparrosca­s a partir del próximo año. Hoy los refrescos de un litro ya tienen esa innovación.

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 ??  ?? Unas 230 personas laboran en cada uno de los tres turnos de la planta. Las mujeres representa­n 30% del personal.
Unas 230 personas laboran en cada uno de los tres turnos de la planta. Las mujeres representa­n 30% del personal.
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La producción de Boing Tradiciona­l incluye los envases de vidrio de 237 ml y 354 ml, retornable­s y no retornable­s.
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Las líneas de envasado se configuran según la demanda del producto y su presentaci­ón.
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