OPTIMIZAR EL CAPITAL HUMANO
Un análisis laboral de AT Kearney.
Particularmente, esta situación se da en industrias que requieren operaciones remotas continuas como la de energía y minería. Por ello es indispensable que las empresas tengan una metodología que los ayude a evaluar cuál es la mejor opción.
El primer paso es conocer a la población de trabajadores. Saber los datos demográficos (edad, estado civil, número de hijos y su lugar de residencia) dará suficiente información respecto a las prioridades del grupo. Podría parecer obvio pero las dinámicas del mercado cambian y muchas veces las empresas tardan en adecuarse al entorno. Esta información permite analizar opciones de esquemas que habrá de evaluar, los cuales deben estar alineados a las prioridades del grupo y las limitantes del mercado.
Por ejemplo, una población de trabajadores jóvenes, solteros y sin hijos preferirá jornadas largas de trabajo y el pago de horas extras (14 x 7: 14 días trabajados por 7 de descanso). La rotación funciona en mercados donde existe una escasez laboral, ya que se requiere menos personal para cubrir la plantilla.
En cambio una población mayor y con familia preferirá rotaciones menos rigurosas (7 x 7 o 14 x 14), pero se requiere una base suficientemente grande de trabajadores para cubrir la plantilla. Las opciones son ilimitadas, pero lo ideal es elegir 2 o 3 esquemas que mejor puedan funcionar. Una vez elegidos, es recomendable un marco de trabajo que evalúa cuantitativamente los costos asociados a siete categorías bajo dos dimensiones: personal y operacional. Para cada esquema se calcula el costo total para la empresa considerando el impacto de las categorías. Al momento de evaluar rotaciones es útil tomar en cuenta los benchmarks de la industria poco conocidas, o de las cuales se tiene poca información.
Por último, es necesario analizar —mediante encuestas internas— las categorías intangibles asociadas al esquema actual: la felicidad, satisfacción y compromiso con la empresa. Estos indicadores pueden tener un mayor impacto que el de los costos asociados.
Teniendo la comparativa cuantitativa y los indicadores cualitativos, se puede hacer un análisis completo de los beneficios y costos asociados a un cambio en el esquema de trabajo. Una buena decisión de transición debe generar ahorros para la empresa, así como una mayor satisfacción en los empleados.