Caso práctico
Las manufactureras pocas veces analizan el esquema de turnos. Comúnmente dan por hecho la rotación de trabajo o resulta más interesante buscar mejoras operativas.
Sin embargo, enfocarse en la optimización del esquema de turnos puede generar un mayor impacto en la eficiencia, en contraste con otras iniciativas. Recientemente asesoramos a un cliente de la industria de energía en Estados Unidos que pondría en marcha una planta en una nueva región geográfica y en una nueva industria.
Inicialmente había analizado —a sugerencia de algunos expertos— una rotación 14 x 7. Esperaban una población de trabajadores jóvenes y motivados principalmente por su salario, pero al recabar los datos demográficos encontramos que la población era muy distinta.
El promedio de edad estaba por arriba de los 32 años y más de la mitad de ellos estaban casados o tenían familia. Asimismo, la mayoría de los empleados no estaba satisfecha con su rotación de trabajo actual y creían que afectaba su productividad y su seguridad.
Las opciones de rotación eran continuar con 14 días de trabajo por 7 de descanso o migrar a 7 x 7.
Tras un análisis comparativo tres categorías sobresalieron con un impacto significativo en costos: 1) Rotación de personal: en el 14 x 7 era más del 100% al año, mientras que para otras plantas comparables de la misma compañía en 7 x 7 era menor al 10%; 2) Nómina: en el 14 x 7 era 5% mayor a la del 7 x 7 para cubrir el mismo número de turnos, debido al pago de horas extras, y 3) Seguridad: la cuadrilla corría mayores riesgos durante los últimos días de su rotación, ya que el número de incidentes aumentaba a partir del día 10.
Desde AT Kearney sugerimos una transición a 7 x 7. Dicho cambio trajo ahorros de 5% en su nómina y una mejora en la productividad y seguridad de la planta.