PRÓTESIS QUE SIENTEN
Hace un par de años, Álvaro Ríos emprendió una carrera que está por culminar con el desarrollo de tecnologías que ayuden a personas discapacitadas o en recuperación. Para ello, recurre a tecnología del exterior, pero la visión de negocio y la propiedad intelectual son de México.
Álvaro Ríos Poveda lo repite varias veces mientras conversa: “Lo que me hace feliz es ayudar a las personas”. Es colombiano y es CEO de Human Assistive Technologies (HAT), empresa que fundó hace dos años con el objetivo de desarrollar tecnología para personas con discapacidad, conocida como de asistencia o rehabilitación, pero especialmente para pacientes con amputaciones.
De acuerdo con el informe de la firma inglesa Technavio, se estima que para 2021 este mercado alcance un valor de alrededor de 2,300 millones de dólares (mdd).
La oportunidad todavía es grande si se toma en cuenta que para 2050, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), habrá más de 2,000 millones de personas que necesiten un producto de asistencia, o posiblemente la tendencia cyborg crezca por las mejoras en estos dispositivos.
Para la industria de tecnologías de asistencia el reto está en que la experiencia de usuario con algún dispositivo sea casi igual a la de quienes no lo requieren. En el caso de una prótesis, se trabaja para que sea lo más parecido a un miembro original, no sólo en lo estético, también en la funcional.
“No llegamos allá todavía”, dice Poveda al hablar sobre la industria en general, en la que reconoce el desarrollo de tres o cuatro competidores globales, entre ellos Ossur, firma islandesa de ingeniería biomédica, y la alemana Ottobock, pero que a su juicio nunca se han preocupado por el paciente.
Desde hace dos años, HAT no crea prótesis simples o estéticas –como se denominan aquellas que simplemente ocultan la carencia de una extremidad–, sino que desarrolla dispositivos biónicos que le permiten al paciente reemplazar la funcionalidad de la extremidad perdida.
Actualmente ya tiene su primer dispositivo: una prótesis de mano microeléctrica con retro
“(La incipiente nanotecnología en el país), en vez de decir que es un problema, creo que es una oportunidad de crecimiento en México”
alimentación sensorial y control independiente de cada dedo, lo que permite su uso en la mayoría de las tareas cotidianas. Al utilizar inteligencia artifical (IA), el dispositivo aprende los comportamientos del paciente.
Jaime Acevedo, socio mexicano de Álvaro, señala que es resultado de varios viajes y una inversión significativa. “Está armada en México, pero lleva piezas de China, Estados Unidos y Europa. Conjugar las tecnologías para encontrar el mejor precio adaptado al diseño ha sido un gran reto”.
Al respecto, Ríos admite que desarrollar tecnología en México es complicado, tanto que HAT tuvo que buscar en Asia porque la nanotecnología “no la hay, es muy incipiente”. “En vez de decir que es un problema, creo que es una oportunidad muy grande de crecimiento (para el país)”, aclara.
En específico, requerían de MEMS (sistemas microelectromecánicos, en español) que en territorio nacional no encontraron, pero en países asiáticos pudieron, incluso, hacerlos a la medida.
Oportunidad local
Ríos radica en México desde hace seis años por motivos de trabajo, es profesor de Mecatrónica en la Universidad La Salle. Señala que el proyecto surgió de su interés por hacer algo en la vida de los demás, y a pesar de que reconoce que no ha sido fácil, no pierde de vista su meta: “lo que queremos es que cuando se coloque una prótesis en México, no importa de dónde vengan los fondos, sea la más adecuada para cada paciente”.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2018 del Inegi, en México viven 7.8 millones de personas con discapacidad y el número de amputados por pie, pierna o brazos supera las 700,000 personas.
Según HAT, al año hay 140,000 amputados en el país, de ellos 10% tiene acceso a la rehabilitación y solo 3% de esos mantiene la prótesis después de dos años. Se estima que el sistema de salud nacional entrega 3,000 prótesis al año. “Es muy poco. Queremos ayudar para que se puedan hacer 1,000 o 2,000 adicionales”, menciona Ríos.
El siguiente paso
Con cinco patentes en trámite sobre prótesis superiores y todo un modelo de negocio para pasar de ser una empresa manufacturera a una de servicios, HAT se alista para consolidarse como la pionera en Latinoamérica en soluciones con alta tecnología para personas discapacitadas.
Álvaro tiene claro el camino: por un lado, competir a nivel internacional por la mejor tecnología, pero, subraya, enfocada en el paciente; por el otro, una compañía con responsabilidad social que ayude a los más necesitados a disfrutar de estos avances.
Por ello trabaja en una red de especialistas en prótesis, con certificación internacional, y capacitaciones que le ayuden a ejecutar el plan. HAT ya tiene algunas alianzas –cuyos detalles no revela, por confidencialidad– pero se dice listo y que ya se prepara para la ejecución.