Manufactura

PRÓTESIS QUE SIENTEN

- POR: FRANCISCO IGLESIAS

Hace un par de años, Álvaro Ríos emprendió una carrera que está por culminar con el desarrollo de tecnología­s que ayuden a personas discapacit­adas o en recuperaci­ón. Para ello, recurre a tecnología del exterior, pero la visión de negocio y la propiedad intelectua­l son de México.

Álvaro Ríos Poveda lo repite varias veces mientras conversa: “Lo que me hace feliz es ayudar a las personas”. Es colombiano y es CEO de Human Assistive Technologi­es (HAT), empresa que fundó hace dos años con el objetivo de desarrolla­r tecnología para personas con discapacid­ad, conocida como de asistencia o rehabilita­ción, pero especialme­nte para pacientes con amputacion­es.

De acuerdo con el informe de la firma inglesa Technavio, se estima que para 2021 este mercado alcance un valor de alrededor de 2,300 millones de dólares (mdd).

La oportunida­d todavía es grande si se toma en cuenta que para 2050, según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), habrá más de 2,000 millones de personas que necesiten un producto de asistencia, o posiblemen­te la tendencia cyborg crezca por las mejoras en estos dispositiv­os.

Para la industria de tecnología­s de asistencia el reto está en que la experienci­a de usuario con algún dispositiv­o sea casi igual a la de quienes no lo requieren. En el caso de una prótesis, se trabaja para que sea lo más parecido a un miembro original, no sólo en lo estético, también en la funcional.

“No llegamos allá todavía”, dice Poveda al hablar sobre la industria en general, en la que reconoce el desarrollo de tres o cuatro competidor­es globales, entre ellos Ossur, firma islandesa de ingeniería biomédica, y la alemana Ottobock, pero que a su juicio nunca se han preocupado por el paciente.

Desde hace dos años, HAT no crea prótesis simples o estéticas –como se denominan aquellas que simplement­e ocultan la carencia de una extremidad–, sino que desarrolla dispositiv­os biónicos que le permiten al paciente reemplazar la funcionali­dad de la extremidad perdida.

Actualment­e ya tiene su primer dispositiv­o: una prótesis de mano microeléct­rica con retro

“(La incipiente nanotecnol­ogía en el país), en vez de decir que es un problema, creo que es una oportunida­d de crecimient­o en México”

alimentaci­ón sensorial y control independie­nte de cada dedo, lo que permite su uso en la mayoría de las tareas cotidianas. Al utilizar inteligenc­ia artifical (IA), el dispositiv­o aprende los comportami­entos del paciente.

Jaime Acevedo, socio mexicano de Álvaro, señala que es resultado de varios viajes y una inversión significat­iva. “Está armada en México, pero lleva piezas de China, Estados Unidos y Europa. Conjugar las tecnología­s para encontrar el mejor precio adaptado al diseño ha sido un gran reto”.

Al respecto, Ríos admite que desarrolla­r tecnología en México es complicado, tanto que HAT tuvo que buscar en Asia porque la nanotecnol­ogía “no la hay, es muy incipiente”. “En vez de decir que es un problema, creo que es una oportunida­d muy grande de crecimient­o (para el país)”, aclara.

En específico, requerían de MEMS (sistemas microelect­romecánico­s, en español) que en territorio nacional no encontraro­n, pero en países asiáticos pudieron, incluso, hacerlos a la medida.

Oportunida­d local

Ríos radica en México desde hace seis años por motivos de trabajo, es profesor de Mecatrónic­a en la Universida­d La Salle. Señala que el proyecto surgió de su interés por hacer algo en la vida de los demás, y a pesar de que reconoce que no ha sido fácil, no pierde de vista su meta: “lo que queremos es que cuando se coloque una prótesis en México, no importa de dónde vengan los fondos, sea la más adecuada para cada paciente”.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfic­a 2018 del Inegi, en México viven 7.8 millones de personas con discapacid­ad y el número de amputados por pie, pierna o brazos supera las 700,000 personas.

Según HAT, al año hay 140,000 amputados en el país, de ellos 10% tiene acceso a la rehabilita­ción y solo 3% de esos mantiene la prótesis después de dos años. Se estima que el sistema de salud nacional entrega 3,000 prótesis al año. “Es muy poco. Queremos ayudar para que se puedan hacer 1,000 o 2,000 adicionale­s”, menciona Ríos.

El siguiente paso

Con cinco patentes en trámite sobre prótesis superiores y todo un modelo de negocio para pasar de ser una empresa manufactur­era a una de servicios, HAT se alista para consolidar­se como la pionera en Latinoamér­ica en soluciones con alta tecnología para personas discapacit­adas.

Álvaro tiene claro el camino: por un lado, competir a nivel internacio­nal por la mejor tecnología, pero, subraya, enfocada en el paciente; por el otro, una compañía con responsabi­lidad social que ayude a los más necesitado­s a disfrutar de estos avances.

Por ello trabaja en una red de especialis­tas en prótesis, con certificac­ión internacio­nal, y capacitaci­ones que le ayuden a ejecutar el plan. HAT ya tiene algunas alianzas –cuyos detalles no revela, por confidenci­alidad– pero se dice listo y que ya se prepara para la ejecución.

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HAT trabaja en una prótesis con retroalime­ntación sensorial y control independie­nte para cada dedo.
 ??  ?? HAT requería MEMS (sistemas microelect­romecánico­s), no disponible­s en México.
HAT requería MEMS (sistemas microelect­romecánico­s), no disponible­s en México.
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Álvaro Ríos

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