Manufactura

El inicio de una era

La amenaza de una recesión global en 2020 representa una oportunida­d para sentar las bases de la siguiente industria manufactur­era del país.

- — Los Editores jesush@expansion.com.mx

Por lo general, los cambios de ciclo económico vienen aparejados de ajustes que dejan vencedores y vencidos a lo largo de sus fases: del auge al estancamie­nto, del estancamie­nto a la recesión y de la recesión a la recuperaci­ón. Para los economista­s, la pregunta no es cómo se darán estas transicion­es entre fases, sino cuándo. En el caso del año 2020 pareciera que la fecha de una nueva recesión global está más que segura.

La desacelera­ción de la mayor economía global, la ruptura de bloques económico-comerciale­s y el cese de inversione­s, crean la tormenta perfecta para el nuevo ciclo que empezará en apenas 60 días. La pregunta es ¿cómo piensa afrontar esta transición la industria manufactur­era del país? Para darnos una idea preguntamo­s a más de 500 empresario­s, ejecutivos y directores de empresas manufactur­eras que operan en México.

Las perspectiv­as son alentadora­s, pero no del todo. Para nadie es un secreto que los síntomas de la tormenta de la recesión se ciernen ya sobre la industria manufactur­era global: los pedidos de bienes como los automotric­es disminuyer­on, la expansión de las inversione­s fabriles se han detenido, y la falta de certeza en las reglas del juego global comienzan a generar desintegra­ción de cadenas productiva­s en varias regiones. Norteaméri­ca es uno de los casos más palpables.

En México nadie ignora – salvo el gobierno– que nuestra relación manufactur­era es codependie­nte de Estados

Unidos, pero tan no recíproca como debiera. Es por ello que el efecto de una recesión global repercutir­á sobre la demanda de bienes en el vecino país, y por tanto en las ventas de nuestra planta productiva.

Sin duda hay acciones internas que se pueden tomar para convertir la transición en una oportunida­d: de entrada, la voluntad gubernamen­tal para tener una política de fomento a la industria es una buena noticia, quizá lo que habrá que ajustar es que el decálogo de acciones anunciada por el gobierno federal a principios de octubre, se dirijan más hacia preparar a la industria para generar mayor productivi­dad y valor agregado –no basada en la mano de obra barata–, con incentivos a la inversión tecnológic­a y a la investigac­ión y desarrollo, entre otras.

De lograrlo, México podrá sortear mejor la agenda de cambios y redefinici­ones globales que vendrán el próximo año, pero si no se aprovecha la oportunida­d con mejores políticas y ejercicio del gasto público que siente las bases de un nuevo modelo de desarrollo manufactur­ero, el verdadero riesgo de 2020 será que perpetuemo­s el rol de maquilador de bajo costo con el que iniciamos la apertura comercial hace 25 años. ¿Usted quiere volver a recorrer ese camino ya transitado?

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