De los smartphones al sector IoT
El mercado de semiconductores ha permeado a otras industrias para generar nuevos negocios.
El avance de las redes móviles de quinta generación 5G e inalámbricas fijas como WiFi permite pensar en fábricas y hogares totalmente conectados hasta ciudades inteligentes con vehículos que transitan de forma autónoma. Detrás de ello están los semiconductores, un sector que ha modificado más de una industria, como la automotriz, y que actualmente lidera la adopción de los chipsets que continuamente transmiten información del vehículo y del entorno.
Intel, Samsung, SK hynix, TSMC y Qualcomm son los principales fabricantes de estos componentes. Audi, Ford, Peugeot, Nissan y armadoras chinas son clientes de chips de Qualcomm. “Nuestra división de semiconductores es de las más grandes que tenemos y su foco son los celulares y las comunicaciones móviles”, señala Ricardo Anaya, gerente de producto para la división internacional de la compañía en México.
La estadounidense es parte de un mercado que en 2019 valdrá 406,000 millones de dólares, según la estimación de agosto pasado, de las Estadísticas del Comercio Mundial de Semiconductores (WSTS, por sus siglas en inglés), fundada en 1986 por las compañías del sector. “Los chipsets y semiconductores son la raíz del porqué existe Qualcomm. Nos enfocamos en cómo el mundo se conecta, cómo procesa la información y cómo nos comunicamos”, expone Anaya.
Según el directivo, el esfuerzo de la industria para llegar a velocidades de un giga o superiores habilitará el uso intensivo de datos. La industria automotriz es de las primeras en aprovechar las ventajas de la conectividad constante.
Según demostraciones que la empresa hizo de las métricas de sus chips en vehículos en San Diego, California, mientras más automóviles conectados compartan la información de sus trayectos –como parte de un nuevo ecosistema de movilidad en una ‘smart city’–, tendrán ahorros de 13% de combustible, 19% en tiempo de traslado, y fungirán como fuentes de información útil sobre obstáculos en el camino y para evitar accidentes.
A nivel fábrica, los chips habilitan el flujo de información constante y con posibilidad de cambios a nivel remoto a disposición de los jefes de producción. “En la manufactura también tenemos clientes. Los vemos con mucho crecimiento porque la industria tiene requerimientos estrictos en la transferencia de datos, debe tener un ancho de banda muy grande y una latencia (el tiempo que tardan los datos de viajar de un lugar a otro) muy pequeña”, explica Anaya.
Entre los clientes que a su vez crean soluciones para otros están Honeywell, Philips y Asus. Honeywell, por ejemplo, desarrolla plataformas de gestión de inventarios tipo handheld, que usan las empresas para ingresar códigos de barras o rastrear personal.
Otros dispositivos, como cascos conectados, ayudan a grabar y mantener comunicación en minas, plataformas petroleras y sitios de perforación para la exploración de yacimientos petroleros o de gas.
En otro rubro, las innovaciones fungen como apoyo a actividades laborales o de esparcimiento. “Algunos procesadores están en smartwatches de Louis Vuitton y tienen chips de WiFi”, dice Anaya. “Asus está desarrollando un dispositivo que analiza –con inteligencia artificial– las señales de WiFi. Es decir, se convierte en un sensor que examina cómo se comportan las ondas y detecta si se trata de una persona. Eso lo utilizó Black and Decker para un dispositivo que sea un acompañamiento de home care”, concluye.