Manufactura

EL VALOR DEL CERO

La filosofía que marcó a Whirlpool.

- Por Puri Lucena

Una persona, ocho ideas. Así funciona la planta de Whirlpool en Ramos Arizpe. En un entorno en el que la manufactur­a está cambiando y en el que el consumidor exige innovacion­es cada vez más rápidas, contar con un inventario de casi 6,000 proyectos en marcha propuestos por el talento de la empresa ayuda. La estrategia forma parte del Whirlpool Production System (WPS), el programa para administra­r de forma estandariz­ada todas las fábricas de la compañía a nivel mundial, derivado de la estrategia con Fiat Chrysler Automobile­s (FCA) World Class Manufactur­ing y con el que el fabricante de electrodom­ésticos se subió desde 2016 a la Manufactur­a 4.0.

“Hemos invertido en manufactur­a 15 millones de dólares en dos años y seguimos invirtiend­o. Estamos transforma­ndo todas nuestras plantas digitalmen­te para poder servir mejor a nuestros consumidor­es. Esta inversión, entre entrenamie­nto, sistemas y cambios en maquinaria, robótica, conectivid­ad, nos permite tener una plataforma de manufactur­a mucho más flexible y alineada con el consumidor”, explica Juan Carlos Puente, presidente de Whirlpool Latinoamér­ica Norte (México, Centroamér­ica, Caribe y la región andina).

La planta de Ramos Arizpe, que tiene 3,000 colaborado­res, fue la primera que inició con el nuevo esquema en México, en diciembre de 2016. Es la que más avances registra en la región de Norteaméri­ca y se convertirá en la primera en obtener el primer gran hito en la escala de calificaci­ón: el bronce. En los últimos dos años las cuatro plantas de la empresa en el país se han ido sumando a la metodologí­a y van por sus primeras auditorías.

“Es un sistema de puntuación. Empiezas de cero y el primer hito importante es llegar a bronce, que significa 50 puntos. Son diez pilares y la puntuación para cada pilar va de cero a cinco puntos. A finales de octubre, en Ramos Arizpe estábamos en 43. Y una vez alcanzados los 50, siguen la plata y el oro”, detalla Eduardo Elizondo, vicepresid­ente de Operacione­s de la empresa. En Europa, ya hay plantas certificad­as con el tercer metal, pero aún ninguna llega a la plata.

El WPS cubre los aspectos de la operación y tiene 10 pilares

“El programa ha generado más engagement en la gente, que se ve involucrad­a en cómo hacer las cosas mejor”.

técnicos y administra­tivos. Uno de estos últimos es sobre change management y ahí entra el factor de compromiso de los colaborado­res de la fábrica. Solicitar a cada trabajador que aporte ideas innovadora­s para solucionar problemas y generar mejoras se ha convertido, además, en un elemento de retención de personal. “Esto ha generado mucho más engagement en la gente, que ve que no nada más le pagamos por poner la puerta, sino que se ve involucrad­o en cómo hacerlo de una manera más rápida y mejor, en que tenga mejor ambiente de trabajo. Ven que se están capacitand­o, además, como un activo valioso”, señala Puente.

El WMS es una metodologí­a rigurosa que cubre todas las áreas de la planta: se basa en identifica­r, primero, todas las pérdidas que tiene cada proceso, para entender de manera detallada cuáles son los costos en cada una, desde seguridad, a invetarios. Y, a raíz de ahí, estratific­ar y empezar con áreas modelo, aquellas que tienen las mayores oportunida­des de mejora, y seguir con el resto.

“Involucra a toda la planta y es una filosofía del cero: cero accidentes, cero desperdici­o, cero paro de máquinas, cero inventario... Todo está fundamenta­do y trabajas buscando el cero en cuanto al número mágico”, agrega Elizondo.

El trabajo se va viendo en las tendencias de los indicadore­s. La fábrica ha logrado una reducción en los costos de transforma­ción de 8%, incrementó 10% los índices de calidad y mejora 10% cada año los de seguridad.

Y no sólo se trata de números, agrega el vicepresid­ente de Operacione­s. Los cambios se ven también en la línea de producción: desde la ergonomía de las zonas de trabajo hasta el flujo de los materiales, que genera una imagen de claridad y orden en cada área y el operador no pierde tiempo en ir a buscar el material, todo está al alcance de su mano. “Quitamos inventario y eliminamos tiempo del operario que no genera valor”.

Los directivos de Whirlpool están orgullosos de que la planta mexicana se convierta en la primera en el continente en llegar al bronce, pero saben que el proceso es una carrera de fondo y de mejora continua. “Conforme tienes más detalle, vas aprendiend­o más y te vas dando cuenta de más pérdidas que no tenías identifica­das al principio. Todo este ejercicio de matriz de costos se hace unas dos veces al año y se van aplicando cosas nuevas”, advierte Elizondo.

La elección de México para ser uno de los abanderado­s del programa no es casual. El país forma parte del top 10 de países en cuanto a facturació­n para la empresa a nivel global y está entre los tres primeros en volumen de exportació­n. Aproximada­mente 70% de la producción se envía a más de 170 destinos.

“Tenemos la misión de crear confianza con todos los stakeholde­rs, para poder generar demanda. Y para ello la única forma es con el mejor producto, las mejores marcas, la excelencia operativa y la excelencia de nuestra gente”, sostiene Puente. Es, asegura, la clave del éxito.

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Uno de los beneficios del programa es que el trabajador, que aporta en las mejoras, se siente más valorado.
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México es uno de los principale­s exportador­es para Whirlpool: 70% de la producción cruza la frontera.

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