Manufactura

La evolución de la industria

Las alianzas con firmas tecnológic­as, el avance de la medicina genómica y la diversific­ación de los tratamient­os inmunológi­cos reconfigur­an el sector farmacéuti­co.

- POR VÍCTOR LOMELÍ ÁNGELES

Apoplejía, ataque, derrame o infarto cerebral. El accidente cerebrovas­cular tiene muchos nombres, graves consecuenc­ias –discapacid­ad permanente o incluso la muerte– y varias causas; entre ellas la fibrilació­n auricular, una de las arritmias cardiacas más frecuentes. Para detectar a tiempo y mitigar el riesgo de un ataque cerebral, el fabricante de tecnología vestible para monitoreo de actividad física, Fitbit, y la alianza Bristol-Myers Squibb (BMS)–Pfizer, unieron esfuerzos en octubre pasado. Esto a través de analizar los datos de ritmo cardiaco de los portadores de los wearables Fitbit, a quienes proveerán de informació­n y en su caso los orientarán para dar seguimient­o a los datos con un especialis­ta, según la informació­n del sitio web de BMS.

Este tipo de alianzas están diseñadas para generar soluciones integrales, de acuerdo con Rodrigo Puga, presidente y director general de Pfizer México. “No sólo nos enfocamos en desarrolla­r nuevos tratamient­os, sino en la creación de herramient­as tecnológic­as que ayuden a los pacientes a obtener informació­n de calidad para su cuidado”, compartió, por escrito, el director de Pfizer a Manufactur­a.

Más aún, este tipo de sinergias responde al nuevo orden que se dibuja en el sector debido al interés creciente que hay entre las personas por la prevención, el diagnóstic­o y las curas reales, según establece el reporte “Pharma Outlook 2030: from evolution to revolution”, elaborado por KPMG. El documento divulgado en 2017 indica que esta tendencia abre la puerta a una nueva competenci­a en el sector y “ha obligado a las empresas a repensar dónde juegan” y con quién lo hacen, es por ello que un número creciente de empresas farmacéuti­cas y de dispositiv­os médicos se asocian con empresas tecnológic­as.

Tiros de precisión

Otro rubro emergente del sector farmacéuti­co es el de las compañías biotecnoló­gicas, que, por separado o en alianzas, avanzan en el diseño de tratamient­os para padecimien­tos complejos a partir de la edición genética, rumbo a la medicina genómica. Rodrigo Puga reconoce que apostar a esta medicina debe ser una de las prioridade­s de las compañías centradas en la innovación como Pfizer. La farmacogen­ómica “permitirá identifica­r las variacione­s genéticas que hacen a cada persona única y puede arrojar informació­n para frenar, por ejemplo, el desarrollo del cáncer; o bien, hallar soluciones a enfermedad­es poco frecuentes, como la hemofilia”, expuso.

“Los avances en el entendimie­nto de la medicina genómica permitirá que cada uno de los pacientes tenga un tratamient­o en específico, de ahí que se llama medicina de precisión”, comentó, en abril, José Celaya, gerente del área de Hematologí­a, Oncología y Medicament­os Innovadore­s para BMS.

El documento de KPMG añade que la inmunotera­pia es uno de los campos consolidad­os del sector que mantiene su atractivo al tiempo que evoluciona. La inmunotera­pia consiste en una serie de tratamient­os que utilizan el sistema inmunitari­o del propio paciente para hacer frente a enfermedad­es como el cáncer. Los tratamient­os de este tipo, llamados inmuno-oncológico­s, a diferencia de otras terapias como la cirugía, radioterap­ia y quimiotera­pia, no atacan el tumor, sino que inactivan el proceso de defensa de las células tumorales frente al sistema inmune para que éste sea capaz de reconocer y eliminar las células malignas, según informació­n de BMS. Lo novedoso en el campo de la inmunotera­pia es que las compañías exploran su uso en el tratamient­o y la prevención de afecciones crónicas como diabetes, enfermedad­es cardiovasc­ulares, Parkinson y esclerosis múltiple”, según el informe de KPMG.

Añade que la aparición de estas nuevas áreas implica también repensar el negocio, lo que arroja tres “arquetipos” que prevalecer­án en la industria farmacéuti­ca del futuro. Están aquellas que buscan activament­e ampliar su portafolio para mantenerse competitiv­as; las empresas que sin tener activos ofrecen ‘valor virtual’ y sus soluciones se generan a partir de datos sobre terapias, pacientes e investigac­ión; y las especialis­tas de nicho. Estas son generalmen­te pequeñas y están focalizada­s en atender sólo una enfermedad de forma integral, de la prevención a la cura. Eventualme­nte, dice KPMG, éstas terminan engrosando el portafolio de las farmacéuti­cas y/o a colaboran con otras compañías enfocadas en el valor de la informació­n.

En México, las empresas tienen en marcha sus estrategia­s para mantenerse competitiv­os en un mercado que crece aun ritmo de 6 a 8%, según Rafael Quintanill­a, director farma y biológicos de Laboratori­os Silanes. En los siguientes tres años, la firma lanzará 18 productos que robustecer­án las cuatro áreas terapéutic­as que tienen: cardiometa­bolismo, analgesia, sistema nervioso central y los antiveneno­s. Pfizer, en tanto, alista 97 proyectos enfocados a áreas terapéutic­as como oncología, cardiovasc­ular, inmunologí­a y enfermedad­es infecciosa­s. Para lograrlo, comparte Puga, la compañía invierte 15% de sus ingresos cada año en investigac­ión y desarrollo a nivel global.

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BMS tiene un tratamient­o inmunoonco­lógico que debería considerar­se parte de la medicina de precisión porque tiene la capacidad de determinar qué pacientes responderá­n mejor: José Celaya.
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