ÍDOLO FUERA DEL RING
A pesar de que la estación de Metro que lleva su nombre tiene como símbolo un guante de box y que aún aparecen esporádicamente reportajes sobre el deporte en el Barrio Bravo, la fama de Tepito como la zona comercial donde se consigue “de todo” (legal o ilegal) ya rebasó su notoriedad pugilística.
Sin embargo, como para que no se le olvide a nadie que de aquí surgieron grandes leyendas del ring y que la disciplina todavía se practica, a las orillas del barrio hay una estatua que está cumpliendo 30 años. El monumento al boxeador fue colocado aquí en 1988 por el Consejo Nacional de Boxeo y las autoridades locales. Es una obra de Mario Rendón, egresado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Este chilango nació en 1941 y creció visitando la Arena Coliseo, donde había funciones de box y lucha libre (¡y hasta la fecha!). Quizá por eso le salió tan chido el atleta, en posición triunfal, apuntando el guante hacia el firmamento.
Curiosamente, después de esta asignación, a Rendón le han caído otras dos chambas haciendo esculturas de boxeadores. En 1996 se levantó la de Carlos Monzón en Santa Fe, Argentina, una obra fuertemente criticada porque el tipo era un feminicida. Y en 2012 se inauguró la efigie de Rocky Marciano en Brockton, Massachusetts, en Estados Unidos; ésta la realizó junto a Víctor Gutiérrez y, antes de que se la llevaran para allá, se exhibió en la Unidad Zacatenco del Instituto Politécnico Nacional. Suertudos quienes llegaron a verla.
Pero volviendo al monumento chilango: en el pedestal se han colocado placas en homenaje a grandes boxeadores oriundos de la zona; desgraciadamente, la mayoría se las han robado. Permanece la de Alfonso Zamora, quien ganó plata en los Olímpicos de Munich 72 y quien, aunque ya se retiró, sigue entrenando a las nuevas generaciones. Al que le habían prometido busto pero que no le pusieron nada, ni siquiera un grafiti, fue a Kid Azteca, una de las glorias deportivas de la historia del box nacional, quien murió en la pobreza y se quedó esperando su homenaje. Qué poca.
En el monumento al boxeador todavía se hacen eventos y conmemoraciones, pero cualquier día es bueno para visitarlo. Está sobre Paseo de la Reforma, a la altura de Ignacio Allende. Si te freseas, ve en domingo, que está el tianguis de la Lagunilla y se llena de gente.