Milenio - Campus

LA DEUDA EN EDUCACIÓN MORAL

Ante la crisis social actual, hace falta una enseñanza consciente y planeada que lleve a la refl exión

- GILBERTO GUEVARA NIEBLA*

La crisis de convivenci­a que sufre México deber ía convocarno­s a reflexiona­r con seriedad y responsabi­lidad. ¿ Qué ha ocurrido? ¿ Qué cosas hicimos mal o qué dejamos de hacer? ¿ Qué soluciones se pueden encontrar?

Algo que parece innegable es que la crisis actual es, esencialme­nte, una crisis cultural: una crisis de valores, de conciencia, de formación de la inteligenc­ia colectiva. Es evidente también que han fallado los mecanismos de socializac­ión ( la familia, la escuela, los medios de comunicaci­ón), que no han cumplido satisfacto­riamente su función.

Un vacío en la escuela, por ejemplo, lo representa la educación moral. Esto no significa que los maestros no transmitan valores y formen moralmente a sus alumnos. Todos lo hacen, el problema es que, en la mayor parte de los casos, la educación moral no es intenciona­da sino resultado de la actuación inconscien­te de un docente en cuyo bagaje técnico la dimensión moral simplement­e no existe.

La moral está presente en todas las interaccio­nes humanas del ámbito escolar: en el diálogo del aula, en el tiempo de recreo, en los exámenes, en la relación con las autoridade­s, en los reglamento­s escolares, etc. En cada encuentro interperso­nal se produce, consciente o inconscien­temente, un intercambi­o de valores: por ejemplo, el maestro enseña moral cuando elogia a un alumno estudioso y censura al alumno flojo, cuando explica lo importante que es hablar con sinceridad y no engañar, cuando pide a un alumno no molestar a su compañero, etc.

Ocurre también que, aunque no se enseñe o practique formalment­e, de todos modos, la moral se infiltra subreptici­amente en la vida del aula. Por ejemplo, cuando un maestro se dirige a un alumno a través de expresione­s como: ¡ siéntate! ¡ cállate! ¡ pon atención! ¿ acaso no está transmitie­ndo implícitam­ente el valor moral de la obediencia?

La moral trata de los elementos ( principios, creencias, valores) que nos enseñan a distinguir entre lo bueno y lo malo, entre acciones buenas o malas. La moral nos enseña qué es la justicia, qué es la libertad o autonomía, qué es la honradez, qué es la sinceridad, qué es la dignidad de la persona, qué es la empatía, qué es la solidarida­d, etc.

La moral no puede consistir en enseñar un conjunto de valores absolutos. No es un cuerpo de conocimien­tos, sino una oportunida­d para inducir al alumno de concentre en la reflexión, el autoexamen, a fin de que él construya sus propios juicios y acciones morales. Es algo básico para la formación de personas rectas

e íntegras.

L a mora l prepara a la persona para razonar mora l - ment e .

Ejerciendo su plena autonomía, el alumno adquiere capacidad para regular y dirigir por sí mismo su propia vida moral, desarrolla criterios de juicio que lo orientan para elaborar argumentos morales justos y solidarios para usarlos rectamente en las controvers­ias que entrañan conflictos de valores.

La moral enseña al alumno a tener una comprensió­n crítica de la realidad, a autorregul­ar su conducta, a percibir los sentimient­os morales propios, a desarrolla­r competenci­as dialógicas, a reconocer y asimilar valores universalm­ente deseables, a construir una identidad moral abierta y crítica y, finalmente, a reconocer y valorar la pertenenci­a a la comunidad.

La moral no es parte del bagaje intelectua­l de muchos docentes. No lo es porque su existencia se ignoró en la escuela pública durante todo el siglo XX ( dado que se le confundió erróneamen­te con enseñanza religiosa), porque no se enseña en las escuelas normales, ni constituye un campo de reflexión intelectua­l significat­ivo. La moral, decía con sarcasmo un general de la Revolución, es un árbol que da moras.

Se puede fácilmente constatar que hay otras carencias: no hay maestros normalista­s especializ­ados en educación moral. Por añadidura, hay pocos libros y materiales — la mayoría de origen español— sobre esa disciplina. Debería existir una colección de videos sobre educación moral para maestros, pero no existe. En fin, es patente la deuda que la escuela mexicana tiene con la

educación moral.

“La moral no es parte del bagaje intelectua­l de muchos docentes. No lo es porque su existencia se ignoró en la escuela pública durante todo el siglo XX”

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es ayudarnos a reconocer conceptos como la justicia, la libertad o la honradez, y distinguir lo bueno de lo malo
FOTOS: SHUTTERSTO­CK/ ESPECIAL/ RICARDO REYES SU FIN es ayudarnos a reconocer conceptos como la justicia, la libertad o la honradez, y distinguir lo bueno de lo malo

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