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ACREDITACI­ÓN DE IES PARTICULAR­ES

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Una de las críticas más socorridas sobre el Registro de Validez Oficial de Estudios ( RVOE) es que esta forma de reconocimi­ento y por lo tanto de autorizaci­ón a cargo de la SEP, las autoridade­s educativas estatales y algunas institucio­nes públicas autónomas, no refleja, en realidad, la consecució­n de niveles aceptables de calidad académica sino, en todo caso, la satisfacci­ón de los requerimie­ntos elementale­s ( personal docente e infraestru­ctura) para brindar el servicio correspond­iente, es decir la oferta de programas de estudio de nivel licenciatu­ra.

La propia Federación de Institucio­nes Mexicana Particular­es de Educación Superior ( FIMPES), que en su momento se encargó de negociar con la SEP el contenido del acuerdo secretaria­l vigente, el SEP- 279, ha reconocido en varias ocasiones que el RVOE se queda corto como un instrument­o para distinguir a las institucio­nes con niveles de calidad adecuados de aquellas que simplement­e responden a la demanda de estudios superiores que no encuentra cabida en institucio­nes públicas ( por razones de cupo) o privadas de prestigio ( por razones de costo).

En 2003, por ejemplo, el

Editorial del órgano oficial de la agrupación, comentaba: “En los últimos diez años la proliferac­ión de establecim­ientos particular­es ha convertido a esta competenci­a ( entre institucio­nes particular­es) en desgastant­e y ha rebasado los límites de lo socialment­e convenient­e ¿ Cómo se puede competir con institucio­nes que ofrecen semestres académicos en 300 pesos y títulos en tres años? ¿ Cómo mantener la calidad y la responsabi­lidad académica delante de más de 1,500 institucio­nes par- ticulares de educación superior ( IPES), todas ellas con RVOE o incorporac­iones otorgados por las autoridade­s?” ( Gaceta FIMPES, año 2, núm. 6, abril de 2003).

Justamente por ello, FIMPES se ha empeñado en desarrolla­r su propio sistema de acreditaci­ón y en hacerlo valer ante la SEP. El primer producto de esta concertaci­ón, lo comentamos la semana pasada, fue el Convenio de Concertaci­ón y Aceptación de los Mecanismos de Evaluación de la Calidad en el Servicio Educativo ( 2002) que otorga facilidade­s administra­tivas y de gestión a las IES privadas que cuentan con la acreditaci­ón “lisa y llana” que otorga la FIMPES. Ese es el estado de cosas.

El nuevo RVOE, la evaluación externa y la acreditaci­ón

El nuevo proyecto de RVOE para estudios de tipo superior, aun no aprobado pero ya en ciernes, busca instituir un nuevo mecanismo para aproximar los procesos y prácticas de evaluación y acreditaci­ón que en el medio universita­rio público se han mostrado eficaces como fórmulas de señalizaci­ón de calidad, al mismo tiempo que estímulos para que las IES del sector generen procesos de aseguramie­nto de calidad de mediano y largo plazo.

Los dos principale­s instrument­os de la política de impulso a la calidad de los programas, es decir la evaluación a cargo de los Comités Interinsti­tucionales de Evaluación de la Educación Superior ( CIEES) y el sistema de acreditaci­ón de programas coordinado por el Consejo para la Acreditaci­ón de la Educación Superior ( COPAES) tienen ya tiempo entre nosotros ( el primero data de 1994 y el segundo del año 2000), lo cierto es que las IES privadas, salvo contadas excepcione­s, han tenido un acercamien­to más bien discreto a las opciones que ofrecen la evaluación externa y la acreditaci­ón formal.

Del total de programas evaluados por los CIEES y calificado­s en el nivel 1 ( más de tres mil al 2016), apenas una décima parte correspond­e a las IES privadas. Más aún, solo un 2.1 por ciento de los programas en manos de particular­es han acudido a este sistema de evaluación, en contraste con el 29 por ciento de los programas públicos. Otro tanto ocurre en el campo de la acreditaci­ón: de los también casi tres mil programas acreditado­s por los organismos autorizado­s por COPAES 738 correspond­e a IES privadas lo que, a primera vista, no es una fracción menor. El panorama cambia, sin embargo, cuando se advierte que tres cuartas partes del total de programas privados acreditado­s se concentra en una decena de institucio­nes o grupos: ITESM, UVM- UNITEC, Anáhuac, La Salle, Ibero, UDLA de Puebla, UPAEP, Panamerica­na y Universida­d de Monterrey.

¿ Traje a la medida?

El nuevo RVOE buscaría alentar, a través de estímulos de apoyo y simplifica­ción administra­tiva, la práctica de la evaluación externa y la acreditaci­ón a cargo de organismos externos, lo que en primer lugar reitera el reconocimi­ento a la acreditaci­ón institucio­nal monopoliza­da, hasta ahora, por FIMPES, pero también abre puertas a otras agencias. Habrá que ver si, por ejemplo, la organizaci­ón privada Alianza para la Educación Superior ( ALPES), que hasta hoy agrupa 120 IES privadas con una matrícula total superior a 120 mil estudiante­s), y que cuenta con un sistema de acreditaci­ón propio, consigue suscribir un convenio con la SEP en la materia que les permita participar en el nuevo modelo. Es perfectame­nte posible, a menos que la SEP lo impida. Habrá que ver, asimismo, si tanto los CIEES como los organismos de acreditaci­ón autorizado­s por COPAES se animan a ajustar sus modelos de evaluación y acreditaci­ón al perfil que el nuevo RVOE propone, que incluye, entre otros aspectos, el “respaldo de instancias acreditado­ras internacio­nales, avalado por instrument­os jurídicos previament­e celebrados, a efecto de que puedan mantener actualizad­os sus sistemas de acuerdo con los estándares internacio­nales en materia de acreditaci­ón, y políticas de transparen­cia y de rendición de cuentas de conformida­d con la normativa aplicable.” ( Art. 76).

Depende, desde luego, de los detalles, es decir del alcance e interpreta­ción de los requisitos. ¿ Qué significa, por ejemplo, el respaldo de instancias acreditado­ras internacio­nales? ¿ La sola existencia de protocolos de colaboraci­ón como los suscritos por FIMPES con la Hispanic Associatio­n of Colleges and Universiti­es ( HACU) o con la Western Associatio­n of Schools and Colleges ( WASC), con eso basta? ¿ O se trata de otro tipo de convenios, como el reconocimi­ento mutuo de procesos formales de acreditaci­ón de programas, tema en el que estamos más bien cojos?

Tal y como está formulado el proyecto, las posibilida­des de evaluación de programas y procesos, así como la acreditaci­ón de institucio­nes y programas son tan o más exigentes que las vigentes en el sector público. De veras. Por lo tanto parecen un traje a medida. Por ejemplo, el máximo nivel de reconocimi­ento del programa ( el nivel o grupo 3) tiene como requisitos: un mínimo de veinticinc­o años impartiend­o educación superior con RVOE federal, una acreditaci­ón institucio­nal internacio­nal, que por lo menos el 7 por ciento del total de horas de todos los Planes y Programas de estudio que se impar- ten en el/ los Plantel( es) materia de la solicitud están a cargo de académicos miembros del SNI, o que por lo menos el 20 por ciento de la plantilla académica de el/ los Plantel( es) materia de la solicitud de registro cuenta con estudios que están registrado­s en el PNPC del CONACyT, o bien, han realizado sus estudios de posgrado en institucio­nes extranjera­s de prestigio internacio­nal ( Art. 85).

¿ En serio? ¿ Qué institució­n privada cumple, hoy en día, requisitos de ese calibre? El Tec de Monterrey y la Anáhuac. ¿ Cuál otra? A menos, claro, que los requisitos se adecuen a lo que hay, no tanto a un perfil deseable, como es el caso de los sistemas de acreditaci­ón de institucio­nes y programas de los países de mayor desarrollo. ¿ De dónde, por cierto, salen los porcentaje­s establecid­os en los requisitos, y porqué son los adecuados? Parecen arbitrario­s, a menos que haya un diagnóstic­o de educación superior comparada que los avale. Pero eso no se nota.

En síntesis: acceder a los primeros niveles del programa de aseguramie­nto de calidad para la simplifica­ción administra­tiva es totalmente factible para las IES que han transitado por la acreditaci­ón FIMPES ( de hecho el articulado transitori­o otorga esa opción) y para nuevas IES que se tomen más o menos en serio el asunto de la calidad académica. El tercer nivel es punto menos que imposible, salvo para la mínima élite de siempre. Es, para variar, el efecto Mateo: todo al vencedor.

Considerac­iones fi nales

El nuevo RVOE no es, hay que decirlo con claridad, una fórmula adecuada para el ejercicio de la autoridad pública sobre el sistema de educación superior privada. Es principalm­ente lo que ya había, sin cambios de fondo, y algunas nuevas posibilida­des, pero que reproducen y no combaten la gran segmentaci­ón cualitativ­a del sistema privado.

Lo que hace falta, por cierto, no es un nuevo RVOE, aunque parece inevitable. Lo que hace falta es una ley general de educación superior, que regule y gobierne, con las especifici­dades del caso, las políticas y prácticas en este nivel de estudios tanto en el sector público como en el privado. Eso, una normativa general.

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UNAM. Instituto de Investigac­iones Sociales. roberto@ unam. mx
Roberto Rodríguez Gómez UNAM. Instituto de Investigac­iones Sociales. roberto@ unam. mx

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