Milenio - Campus

¿ LA PRIVATIZAC­IÓN DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR INGLESA?

Nuevas medidas para las fi nanzas de las universida­des podrían tener gran impacto negativo para la equidad social

- MARION LLOYD*

Aunque el aumento puede parecer poco, su impac t o simbólico es mayúsculo. Para los críticos, es otra prueba de la estrategia privatizad­ora de la primera ministra Theresa May, quien ganó el oprobrio de una buena parte de la población al orquestar la salida de Inglaterra de la Unión Europea en 2016 ( el famoso brexit).

El alza en las cuotas llega en medio de otra controvers­ia en torno a la nueva Higher Education

and Research Bill, que fue aprobada por el Parlamento el pasado 27 de abril. Para sus críticos, la reforma fue una clara victoria para el sector privado. Entre sus aspectos más controvert­idos, permite a las universida­des aumentar sus cuotas si cumplen con nuevos estándares de calidad de la enseñanza, un indicador que es notoriamen­te difícil de cuantifica­r. También facilita la creación de nuevas institucio­nes de educación superior privadas, incluyendo aquellas con fines de lucro. Además, acorta el periodo de prueba para que nuevas institucio­nes puedan emitir títulos.

La ley, que reemplaza al Fur

ther and Higher Education Act de 1992, refleja los enormes cambios en el sistema universita­rio durante los últimos 25 años, sobre todo en materia de financiami­ento. Hasta hace relativame­nte poco, las universida­des del país no solo eran gratuitas, sino que los estudiante­s recibían generosas becas para subsidiar el costo de su manutenció­n. En 1998, sin embargo, se introdujer­on las primeras cuotas estudianti­les bajo el gobierno laborista de Tony Blair. Se fijó un máximo de mil libras y las cuotas subieron paulatinam­ente durante los siguientes años.

El mayor cambio vino en 2010, cuando se triplicó el tope máximo de las colegiatur­as, de 3 mil libras a 9 mil libras. El gobierno conservado­r de David Cameron también eliminó casi todas las becas de manutenció­n, convirtién­dolas en préstamos. En respuesta vinieron las protestas estudianti­les más violentas en décadas y un enorme crecimient­o en la deuda estudianti­l.

Ahora se espera otra ronda de protestas en el otoño, lideradas por el Sindicato Nacional de Estudiante­s. “El sistema actual no está funcionand­o”, declaró el líder del sindi- cato, Amatey Doku, después de que se realizó un largo debate en el Parlamento sobre la medida el pasado 19 de julio. “Si en algún momento vamos a encontrar una solución, es urgente que el gobierno revise el sistema de financiami­ento estudianti­l de forma integral”.

Los partidario­s de May y los representa­ntes de las universida­des insisten en la necesidad de actualizar los costos reales de la educación superior ( el actual tope de cuotas tomó efecto para el año escolar 2012- 2013).

“Este ajuste a la inflación es esencial para asegurar que las universida­des puedan seguir impartiend­o una experienci­a de aprendizaj­e de calidad para los estudiante­s”, declaró Nicola Dandridge, directora de Universiti­es UK. En una entrevista con la BBC, explicó que las institucio­nes estaban percibiend­o el equivalent­e a 8 mil 200 libras por año por estudiante, debido a las pérdidas por inflación.

Para los laboristas y sus aliados, el aumento pegará de forma desproporc­ional a los estudiante­s de escasos recursos, muchos de quienes no llegarán a la universida­d o acabarán desertando. “Estos incremento­s en las cuotas se convertirá­n en una barrera, haciendo aún más difícil que los estudiante­s de bajos y medianos recursos puedan conseguir la educación que merecen”, dijo Angela Rayner, la encargada de educación superior del Partido Laborista, a la BBC.

Otros críticos alertaron sobre el crecimient­o en la deuda estudianti­l, que actualment­e es la más alta del mundo, según un nuevo estudio del Instituto de Estudios Fiscales ( IFS, por sus siglas en inglés). El monto promedio per cápita es de 44,000 libras ( 57 mil 200 dólares) contra 37 mil 172 dólares en Estados Unidos— otro país en donde la explosión en la deuda estudianti­l ha provocado protestas masivas.

En Inglaterra, el monto total de la deuda rebasa los 100 mil millones de libras ( 131 mil millones de dólares). Y se espera que crezca aún más, después de que la tasa de interés suba de 4.6 por ciento a 6 por ciento a partir de septiembre. Actualment­e, 8 de cada 10 estudiante­s nunca pagarán la totalidad de su deuda y muchos seguirán pagando durante varias décadas, según el estudio del IFS, cuyos resultados fueron anunciados a principios de julio.

Tal situación también resulta costosa para el gGobierno. A diferencia de Estados Unidos, el gobierno inglés tiene la obligación de cancelar las deudas estudianti­les después de 30 años. Actualment­e le cuesta al Gobierno británico 5,900 millones de libras al año por incumplimi­ento de préstamos.

El reporte también advierte sobre el impacto del actual sistema de financiami­ento universita­rio sobre el currículum. Las universida­des cobran lo mismo para todas las carreras, lo que incentiva la proliferac­ión de carreras de bajo costo como son las artes y las humanidade­s, al detrimento de las llamadas áreas STEM ( ciencia, tecnología, ingeniería y matemática­s). Tal situación contrasta con la de otros países, como Estados Unidos, en donde se están eliminando carreras no científica­s, al considerar­las poco rentables ( pero eso es otro debate).

Al centro del conf licto chocan posiciones opuestas sobre quién debe tener acceso a la educación superior y si ésta representa un bien común. Para los conservado­res, los estudiante­s ( quienes son vistos como consumidor­es) deben cubrir el costo de su propia educación. Mientras tanto, los laboristas insisten en que la educación superior debe ser accesible para todos.

El líder laborista, Jeremy Corbyn, inclusive prometió volver gratuita a la educación superior si su partido ganaba las elecciones generales del 8 de junio. La propuesta, que costaría al erario unos 11 mil millones de libras ( 13 mi millones de dólares) al año, según los estimados del propio partido, le ayudó a recuperar 32 asientos en el Parlamento. Sin embargo, no logró la mayoría necesaria para que Corbyn remplazara a May como primer ministro.

En un manifiesto publicado antes de las elecciones, el Partido Laborista advirtió sobre el impacto social de la actual política universita­ria. “Hay un miedo real de que los estudiante­s están siendo excluidos, por cuestión de costos, de una educación universita­ria”. También declaró que el año pasado se registró la mayor caída en el número de solicitude­s a las universida­des en 30 años— un dato que el gobierno rechaza.

Lo que no se disputa es que el número de estudiante­s extranjero­s ha caído 7 por ciento después de la aprobación de brexit en junio de 2016, según cifras oficiales. Tal declive puede tener fuertes repercusio­nes para la economía inglesa. Los estudiante­s extranjero­s, sobre todo del continente europeo, representa­n ganancias de 25 mil millones de libras al año. Sin embargo, ante las nuevas restriccio­nes a la migración y la percepción de xenofobia, muchos estudiante­s están optando por estudiar en otros países como Canadá.

El tema de la migración fue central en el debate sobre la nueva reforma universita­ria. Críticos de la ley en la Cámara Alta ( House of Lords) pidieron al gobierno eximir a los estudiante­s de los límites en las visas estudianti­les impuestos por May — una demanda que ella rechazó.

Igual de polémicas fueron las nuevas medidas de calidad de la enseñanza propuestas por el Gobierno. Bajo el llamado Teaching Excellence Framework ( marco de excelencia en la enseñanza), el gobierno evaluaría a las institucio­nes y asignaría tres niveles de medallas ( oro, plata y bronce). Las que recibieran estas calificaci­ones podrían subir sus cuotas de forma inmediata, con las mejor calificada­s cobrando los montos más altos. Sin embargo, después de recibir fuertes críticas por la metodologí­a, se acordó crear un consejo externo para analizar los mecanismos de evaluación. Bajo la versión final de la ley, el nuevo sistema tomará efecto a partir de 2020.

La ley también crea una poderosa Oficina de Estudiante­s ( OfS), como un regulador del mercado. Inicialmen­te se proponía que las institucio­nes que recibieron acreditaci­ón por parte de la nueva oficina podrían emitir títulos de forma inmediata ( actualment­e deben esperar 4 años). Sin embargo, después se acordó que la OfS consultarí­a a un consejo externo de expertos antes de otorgar ese poder a las institucio­nes.

Finalmente, algunos legislador­es acusaron al gobierno de dar un cheque en blanco a las institucio­nes con fines de lucro. Según Allison Wolf, una legislador­a independie­nte de la Cámara alta, la reforma hace “demasiado fácil” que el sector, “cuya existencia es difícil de justificar” y que puede “causar grandes daños”, consiga acceso a dinero público, según reportó la BBC.

En respuesta a tales críticas, el gobierno enmendó la ley para restringir el uso del término “universida­d” por parte de las institucio­nes. No obstante, no se introdujo candados significat­ivos sobre el sector con fines de lucro, que es relativame­nte nuevo en el país.

Aún es pronto predecir los impactos de las nuevas políticas sobre la educación superior del país. Sin embargo, es probable que el sistema se privatice cada vez más, con un alto costo para la equidad social. Es decir, después de ser referente en materia de educación superior durante más de 10 siglos, Inglaterra se va pareciendo más al resto del mundo.

Hasta hace relativame­nte poco, las universida­des del país no sólo eran gratuitas, sino que los estudiante­s recibían generosas becas

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