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EL HUMOR COMO RECURSO CIVILIZATO­RIO

Uno de los íconos culturales del siglo pasado, nos dejó una crítica inteligent­e e ingeniosa a la sociedad

- ADRIÁN ACOSTA SILVA*

Hace unos días ( el 19 de agosto) se cumplieron 40 años de la muerte de uno de los íconos culturales estduniden­ses del siglo XX: Groucho Marx.

Siendo, literalmen­te, un hombre de extremos ( nació en Nueva York en 1890 y murió en Los Ángeles en 1977), la trayectori­a del más famoso de los hermanos Marx representa como pocas la combinació­n de inteligenc­ia y curiosidad con el humor y el v sentido común. A través de sus películas, del teatro, de la radio, pero también de los periódicos, las revistas y los libros, el humor excepciona­l de Groucho — así hay que llamarlo para diferencia­rlo del viejo Karl— es una luz en las sombras de la sobreideol­ogización de lo cotidiano que invadió la radicaliza­ción de la vida política norteameri­cana antes, durante y después de la

guerra fría, una voz sarcástica frente la moralina religiosa y el imperio del cálculo egoísta de capitalism­o americano, y un llamado a la prudencia y el realismo frente los horrores de las dos grandes guerras mundiales y de la devastador­a crisis económica que les unió en la década de los veinte.

Su trayectori­a lo conecta a las mejores tradicione­s que combinan el rigor intelectua­l con el sentido del humor. La capacidad de observar con atención las costumbres y hábitos de los individuos comunes y de las élites del poder que plasmaron Montaigne o Mark Twain, se combina con el filo literario británico de Chesterton y la voz y la pluma política envenenada de Churchill o la filosofía misantrópi­ca de Schopenhau­er. Honrado por el ingenio de Woody Allen, Frank Zappa o Tom Waits, temido por los políticos republican­os y demócratas de la posguerra, y desconocid­o para muchas de las nuevas generacion­es jóvenes nacidas desde finales del siglo XX dentro y fuera de los Estados Unidos, la figura de Groucho es la expresión cultural que mejor representa al humor como un genuino recurso civilizato­rio. Una expresión excepciona­l que

demuestra que el sarcasmo, la antisolemn­idad y la ironía pueden ser instrument­os para relajar las tensiones propias de la vida en común, para suavizar los conflictos sin perder de vista la necesidad de resolverlo­s. Ya se sabe: una frase afortunada en una situación difícil puede producir pequeños milagros cotidianos.

Aunque muchos de sus dardos verbales ya forman parte del sentido común americano ( y no americano), un breve repaso por algunos de ellas, lanzados en sus películas, entrevista­s, o en los varios libros escritos por él mismo, son la mejor manera de “conceder una pausa a esa clase de hombres”, como afi rmó en la frase fi nal de su “Nota sobre el autor”, que cierra Memorias de

un amante sarnoso, publicado originalme­nte en inglés en 1963.

“Bebo para hacer más interesant­es a las demás personas”

“Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo”.

“Disculpen si los llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien”.

“El matrimonio es una gran institució­n. Por supuesto, si te gusta vivir en una institució­n”.

“Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se deje engañar: es realmente un idiota”

“En mi próxima existencia me gustaría venir al mundo con la brillante inteligenc­ia de Kissinger, la fabulosa apostura de Steve McQueen y el indestruct­ible hígado de Dean Martin”.

“Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas defi nitivament­e”.

“Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna”.

“Humor es posiblemen­te una palabra: la uso constantem­ente y estoy loco por ella. Algún día averiguaré su signifi cado”.

“La inteligenc­ia militar es una contradicc­ión en sus términos”.

“La política es el arte de buscar problemas, encontrarl­os, hacer un diagnóstic­o falso y aplicar después los remedios equivocado­s”.

“Lo malo de hacer sugerencia­s inteligent­es es que se corre el riesgo de que se le asigne para llevarlas a cabo”.

“No piense mal de mi señorita. Mi interés en usted es puramente sexual.”

“No reírse de nada es de tontos, reírse de todo es de estúpidos.”

“Nunca olvido un cara, pero en su caso haré una excepción”.

“Un gato negro cruzando tu camino signifi ca que el animal va a alguna parte”.

“¿ Quiere usted casarse conmigo? ¿ Es usted rica? Conteste primero a la segunda pregunta”.

“Yo me he esforzado por llegar de la nada a la pobreza extrema”.

“Estuve t an ocupado escribiend­o la crítica que nunca pude sentarme a leer el libro”.

Esta colección de frases del marxismo más puro y penetrante son evidencia de que, aunque algunos no lo crean, el lenguaje breve, inteligent­e y sarcástico, que combina el aforismo, la crítica y el ingenio, ya existía mucho antes de la era de las redes sociales. Y contrasta, inevitable­mente, con la falta de imaginació­n mezclada con la furia y malhumor que suele invadir el lenguaje político y social de nuestro tiempo a través de las redes comunicati­vas de la sociedad líquida.

“El sarcasmo, la antisolemn­idad y la ironía pueden ser instrument­os para relajar las tensiones propias de la vida en común”

 ??  ?? EL HUMORISMO
de Julius Henry Marx es una inspiració­n ante el malhumor político y social de la actualidad Investigad­or del Centro Universita­rio de Ciencias Económico Administra­tivas de la Universida­d de Guadalajar­a.
EL HUMORISMO de Julius Henry Marx es una inspiració­n ante el malhumor político y social de la actualidad Investigad­or del Centro Universita­rio de Ciencias Económico Administra­tivas de la Universida­d de Guadalajar­a.

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