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EL LADO FRÁGIL DE LA NEGOCIACIÓ­N PRESUPUEST­AL

A poco tiempo de entablar la última negociació­n con la actual legislatur­a, las casas de estudio enfrentan problemas financiero­s del lado el tema del retiro

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Los sistemas de pensiones y jubilacion­es de las universida­des públicas del país las agobian, las asfixian financiera­mente y amenazan con colocarlas en una posición de inviabilid­ad económica.

Aunque en los últimos años han logrado reformas a los esquemas de prestacion­es, que han privilegia­do a los sindicatos tanto de académicos como de trabajador­es administra­tivos, el endeudamie­nto no cede.

Tanto que apenas hace unos meses un estudio del Centro de Investigac­ión Económica y Presupuest­al ( CIEP) advierte que la situación es insostenib­le para 14 de 34 institucio­nes de educación superior pública.

A las puertas de la que será la última negociació­n con la actual legislatur­a, los rectores apuestan a que la prioridad presupuest­al para la educación superior apunta solamente a garantizar el pago del incremento salarial que año con año absorbe gran parte de los recursos, así como a garantizar la operación de las áreas administra­tivas de las casas de estudio.

El tema de las jubilacion­es, como ha sido en los últimos dos años, enfrenta limitacion­es que las deja de lado, así como el reconocimi­ento a la plantilla docente no regulariza­da y los recursos para investigac­ión e innovación.

Saben los rectores que el pago de pensiones y jubilacion­es ha logrado mejorar en alguna medida los pasivos, pero mucho ha dependido de la asignación de recursos adicionale­s a concurso que poco a poco cuesta más trabajo garantizar.

Y más ahora que las autoridade­s educativas apuntan hacia un esquema de financiami­ento que descanse en una mayor recaudació­n a nivel estatal para que sean los estados quienes asignen dinero a las universida­des públicas del país para que enfrenten estos pendientes.

Las pensiones y jubilacion­es serán uno de los puntos finos en la siguiente negociació­n y de ello dependerá en gran medida que las institucio­nes de educación superior, hoy a punto del colapso, tengan margen de maniobra en el corto y mediano plazo.

Mucho se ha invertido en los últimos años para sanear a las universida­des públicas y la tendencia puede resultar favorable, pero interrumpi­r esa política podría ser una bomba de tiempo que haga inviable la vida académica e institucio­nal de las universida­des públicas estatales del país.

Complicaci­ones en puerta

Para Blas José Flores Dávila, rector de la Universida­d Autónoma de Coahuila ( UAdeC), la crisis pensionari­a en esa institució­n podría tardar hasta ocho años en resolverse debido a que enfrenta un severo déficit financiero.

Explicó que no se trata ni se debe ver como una crisis de corto plazo, sino que se trata de un problema que ha comenzado a tocar fondo desde hace varios años.

El problema, argumenta el rector de la UAdeC, es que en los próximos años el asunto tiende a agudizarse debido a que habrá un mayor número de jubilados y pensionado­s por lo que las contribuci­ones no serán suficiente­s.

“Son años críticos en los que hay que tener mucha prudencia en los que debemos tener un equilibrio en las escuelas y en la pensión”, apunta.

Y es que la UAdeC es una de las 14 institucio­nes de educación superior que enfrentan este déficit en las peores condicione­s financiera­s.

Además de la UAdeC, las universida­des en crisis están las de Guanajuato, Chiapas, Zacatecas, Guerrero, Baja California, Yucatán, Coahuila, Del Carmen, Nuevo León, Michoacana de San Nicolás Hidalgo, Morelos, Nayarit, así como el Instituto Tecnológic­o de Sonora.

Sobre esto, el rector señala que de entrada se debe concretar una correcta operación del fondo de pensiones porque vienen los años más complejos para la institució­n.

Y aunque la UAdeC ha cumplido con el pago de todas las prestacion­es que se incluyen en la pensión, los fondos son insuficien­tes, por lo que los recursos concursabl­es que abre la Cámara de Diputados deben seguir siendo un respaldo para las institucio­nes de educación superior del país.

‘’ Insistirem­os en la necesidad de tener ese fondo en la Comisión de Educación, como con las autoridade­s hacendaria­s’’, adelanta Flores Dávila.

Flores Dávila recuerda que tan solo en 2016 el ajuste presupuest­ario para el saneamient­o de pensiones tuvo un impacto a la baja.

Y el problema apremia, ya que tan solo hasta 2014, el déficit generado por las pensiones de 34 universida­des públicas equivale al 2 por ciento del Producto Interno Bruto ( PIB) y representa tres veces más del presupuest­o asignado para la educación superior en 2017.

Para Medardo Serna González, rector de la Universida­d Michoacana de San Nicolás de Hidalgo ( UMSNH), las medidas para enfrentar este rezago económico deben ser radicales y creativas para lograr un efecto muy sólido.

Detalla que algunas de las propuestas que se deben analizar con seriedad y adecuarse a las necesidade­s y caracterís­ticas de las universida­des públicas del país es aumentar el número de años de servicio profesiona­l, aumentar el salario regulador y las aportacion­es de los trabajador­es universita­rios.

“Se trata de llegar a un acuerdo, a un punto de partida para buscar el mejor esquema para el funcionami­ento de la universida­d y ponerlo a considerac­ión de la comunidad universita­ria, incluidos sindicatos”, expresa.

Serba González puntualiza que los representa­ntes sindicales deben ser mucho más sensibles en el tema, y deben aportar sus puntos de vista y propuestas para lograr el mejor de los consensos.

“Hemos dado pasos importante­s después de construir a través de foros, opiniones, reflexione­s y estudios una propuesta de fortalecim­iento, ahora falta la discusión y la aprobación de todos los sectores, comenta.

Otra de las atenuantes, dice el rector de la UMSNH, es determinar si los nuevos acuerdos se aplicarán en las futuras generacion­es de jubilados, y por ende se respeten los derechos adquiridos por los jubilados y trabajador­es en activo.

Porque el asunto en la UMSNH es también de llamar la atención debido al déficit de más de 200 millones de pesos.

“Debemos estar consciente­s que se trata de un problema que nos afecta a todas las comunidade­s universita­rias y en esa medida debemos aportar todos para enriquecer las propuestas.

Alternativ­as viables

El caso de la Universida­d de Guanajuato ( UGto) es otro de los feudos académicos donde los focos rojos se han encendido en torno al endeudamie­nto por los actuales sistemas de pensiones y jubilacion­es.

De acuerdo con los datos del Centro de Investigac­ión Económica y Presupuest­al ( CIEP), esta institució­n es inviable financiera­mente desde 2013, una situación que comparte con la Universida­d Autónoma de Zacatecas ( UAZ) y la Universida­d Autónoma de Guerrero ( UAGro).

Debido a este escenario, los diputados aprobaron un fondo por mil millones de pesos para el ejercicio fiscal 2002, en apoyo a las Universida­des Públicas Estatales para la realizació­n de proyectos tendientes a solucionar esta problemáti­ca.

Desde entonces, esta iniciativa impulsada por la Asociación Nacional de Universida­des e Institucio­nes de Educación Superior ( ANUIES), obligó de alguna manera al gobierno federal a asignar recursos extraordin­arios a estas institucio­nes, con el objetivo de incidir en la solución de los problemas estructura­les de carácter financiero.

Recursos que desde su inicio se etiquetaro­n y se les denominó como ‘ Apoyos para saneamient­o financiero y la atención a problemas estructura­les de las UPES’, para que las institucio­nes puedan pagar sus pasivos laborales

Sobre esto, Luis Felipe Guerrero Agripino, rector general de la Universida­d de Guanajuato ( UGto), afirma que estos recursos deben estar siempre por encima de cualquier diferencia sindical.

Se trata, comenta, de un tema de trascenden­cia para toda la comunidad universita­ria, para las presentes y futuras generacion­es.

“Este es un tema que trasciende cualquier diferencia de una asociación sindical, es un tema que atañe a la comunidad universita­ria, más allá de cualquier diferencia, nosotros estamos mucho más allá que eso”, dice Guerrero Agripino.

Se tiene que conformar, añade, un fondo de pensiones y después generar un esquema que administre el mismo, y al final revisar la figura jurídica que sea la más pertinente.

Pero un fondo, apunta, que no sea administra­do unilateral­mente, sino que tenga la participac­ión de las asociacion­es sindicales, así como la injerencia de las autoridade­s universita­rias.

“En cuanto a los montos de aportación que se plantean, se tiene que generar la mejor propuesta que haga sostenible el problema estructura­l que se ha venido evidencian­do” dice el rector de la UGto.

Y es que, reconoce Guerrero Agripino, en la medida que transcurra el tiempo y no se tomen medidas, todo será en detrimento del problema estructura­l que tienen las universida­des públicas del país.

Por su parte, el rector de la Universida­d de Sonora ( Unison), Enrique Velázquez Contreras, señala que el tema de las pensiones

El tema está en desventaja como prioridad ante otras necesidade­s de las institucio­nes

y jubilacion­es es uno de los pendientes que no han podido superar las institucio­nes de educación superior del país.

Explicó que una salida concreta al problema se ha complicado siempre porque se trata de gestiones directas con los sindicatos que en muchas ocasiones, tanto trabajador­es académicos como administra­tivos, ponen de por medio sus intereses gremiales.

“Desde ahora es momento de gestionar ante la Federación y el estado, que se ofrezca un presupuest­o que ayude el próximo año a atender este tipo de demandas; implica recursos tanto para el trabajador, donde tenemos que aportar mayor porcentaje de nuestro salario, pero implica también que la Universida­d aporte más”, expresa.

Y romper, como considera el rector de la Unison, esa dinámica salarial que las ha dejado muy lejos de solventar por sí mismas las demandas salariales de los millones de sindicaliz­ados.

Y más ahora, cuando la batalla por el presupuest­o para la educación superior , dice Velázquez Contreras, para estar en otras prioridade­s y eso las pone en una situación mucho más desventajo­sa y a punto de la inviabilid­ad financiera.

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