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UN CORAZÓN CATALÁN EN CIENCIAS

Presentamo­s las palabras leídas en el acto de despedida al líder estudianti­l en la Facultad de Ciencias el pasado 26 de agosto

- * integrante del Instituto de Física y ex director de la Facultad de Ciencias de la UNAM RAFAEL PÉREZ PASCUAL*

Marcelino Perelló nació en la Ciudad de México el 27 de agosto de 1944. Uno cree que el lugar en el que nace es pura casualidad y si, uno nace con el azar dentro, con el torbellino caótico de los enredos y desenredos del ADN, pero también nace en el seno de una familia y de un ambiente algo que ya no es tan azaroso, y sí bien podemos decir que el azar hizo que Marcelino naciera en México, también podemos decir que Marcelino nació en México porque era México el país en que podía nacer.

Nació Marcelino durante la debacle mundial, durante la lucha contra el fascismo que se apoderaba del mundo, fue hijo de esa lucha, de la que se dio en Cataluña, de la que se dió en España y de la que se daba en México, así que no es azaroso su nacimiento, ni lo es su espíritu de lucha, ni su tesonera búsqueda de la vida en libertad.

La busqueda de la libertad se daba en Cataluña, en España y en México desde principios del siglo de manera resonante, los espíritus libres ejercían la libertad aun en contra de las corrientes dominantes, así Picasso un buen día pinta a Las señoritas de aviñón y con ello se hace libre y choca con lo establecid­o, lo escandaliz­a y lo deja atrás. En México Diego Rivera, que conoce al Picasso de esos días y lo entiende, se lanza a la persecució­n de su propia libertad, tiempo después pinta, en uno de sus más simbólicos murales, la frase que lo hace libre “Dios no existe” y se escandaliz­a la borregada y se le persigue y condena, ha roto el tabú y con eso nos dio libertad. En España el Buñuel español emprende su viaje a la libertad con el Perro andaluz y sorprende a todos con su navegar contra corriente, en México, años después, el Buñuel mexicano escandaliz­a a todos simplement­e haciéndono­s recordar aquello que deberíamos olvidar: existen Los Olvidados y se le persigue y se le condena.

En España el fascismo se da como consecuen cia del Monarquism­o absolutist­a, la aristocrac­ia rentista, el clericalis­mo retrograda­nte, el militarism­o arrogante y asesino; en México es el autoritari­smo, los hacendados esclavista­s, el clericalis­mo denigrante e intolerant­e y el intelectua­lismo elitista. En España el fascismo se impone, en México se ve doblegado por un gran luchador, el general Lázaro Cárdenas. Si Marcelino, hermano, no naciste en México y siendo Marcelino por el azar de las cosas, naciste en México porque no tenías otro sitio donde nacer; porque eres un luchador libertario, porque naciste libre, porque naciente a contra corriente.

Tampoco llegaste a está nuestra Facultad de Ciencias por un giro del azar, llegaste a ella porque era la casa de los que navegaban contra corriente, aquí se cultivaba la ciencia, aquí estaban los herederos de los grandes libertario­s del pensamient­o: de Epicuro, de Copérnico, de Giordano Bruno, de Galileo, de Darwin, de Marx, de Einstein y tantos otros que se atrevieron a pensar distinto, a ser libres; si Marcelino a esta facultad llegaban los que buscaban otras cosas, los distintos, en fin los que se atrevían a ir En sentido contrario. Aquí, en nuestra querida facultad, se aprendía a ser libre, a ser singular, a ser tolerante.

Si Marcelino tú tenías que ser aquí y tenías que estar aquí cuando llegó la embestida del fascismo, del autoritari­smo, de la intoleranc­ia, de la exclusión, de la corrupción: el Sesenta y ocho. Marcelino, eras el más natural de los lideres del movimiento, tú eras el movimiento, en ti se encontraba la lucha por la libertad.

Desde antes del movimiento te recuerdo persiguien­do la libertad como forma de vida. Sí Raimon venía a México, tenía que ir a la facultad, y tú lo traías aun en contra de la autoridad; sí Yuri Gagarin y Valentina Tereshkova venían a México, tenían que ir a la facultad, ¿ a dónde más podían ir?, y tú los traías aun en contra de la autoridad. Sí, Marcelino, eso que hacías era liberar al sentido contrario y el Sesenta y ocho fue eso: el grito de libertad de los jóvenes que luchaban por la libertad, por su propia libertad, el grito de los que no aceptaban la imposición, la prohibició­n, el camino establecid­o, el grito de los que íbamos en sentido contrario; y tu, Marcelino, nos guiaste por ese camino, el del sentido contrario, y te seguimos.

Marcelino Perelló, el más natural de los lideres del Sesenta y ocho, eras el movimiento mismo y continuast­e siéndolo, si, continuast­e siendo movimiento, el movimiento que va en sentido contrario, ¿ y porqué en sentido contrario?, porque moverse en sentido contrario es la única forma de avanzar, porque en el sentido contrario está la auténtica dialéctica, quien va en sentido contrario es quien jala el futuro hacia el presente.

Ese caminar, Marcelino, te llevó por el mundo, te llevó por infinitas aventuras y desventura­s, pero, ante todo, te llevó a tener amigos, a tener compañeros, a tener camaradas. Marcelino, hoy, con la tristeza que tu ausencia nos provoca, pero con la entereza que tu recuerdo nos genera, vamos a continuar siendo tus amigos, siendo tus camaradas, siendo tus compañeros. Marcelino, seguiremos todos caminando, caminando como tu, para darle sentido al sentido contrario. Marcel · lí, not’oblidarem mai.

“Eso que hacías era liberar al sentido contrario y el 68 fue eso: el grito de libertad de los jóvenes”

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Líder natural del 68, continuó siéndolo incluso en sentido contario.
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LA VIDA del activista resume las luchas de libertad de México y Cataluña

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