Milenio - Campus

La tragedia y sus reacciones

- Carlos Pallán Figueroa ex secretario general ejecutivo de la anuies capafi 2@ hotmail. com

El martes 19, a una hora de que la catástrofe se cerniese sobre Ciudad de México, Puebla, Oaxaca y Morelos, concluía el texto que, con prisa, enviaría a la redacción de Campus. Ahí, en el último párrafo se afi rmaba: “El Presupuest­o tiene ahora, y tendrá en el futuro, enormes peligros”. Lejos estaba de imaginar que una tragedia parecida a la de 32 años atrás se estaba incubando. En esos momentos, todavía se tenía fresca la declaració­n un tanto ufana del jefe de gobierno de CdMx, momentos después del acontecimi­ento del día 7, en que afi rmaba: “El sismo de 8.2 grados puso a prueba tanto la capacidad de reacción de los ciudadanos como la resistenci­a de las construcci­ones de la Ciudad de México”. Tan sólo 11 días después, en esa hora fatídica de las 13.14, resultaba que capacidad y resistenci­a fueron sólo un ensayo y que la prueba defi nitiva siempre será la última, esa que aún está en curso y que sólo las acciones que actualment­e se desarrolla­n en muchos ámbitos dirán si se sale airoso de ella.

Hasta ese martes 19, el Gobierno y el Congreso parecían tener las cosas bajo control en materia presupuest­al, según declaraban varios funcionari­os de la SHCP y el presidente de la Comisión de Presupuest­o de la Cámara de Diputados. La afectación del sismo del día 7 en Chiapas, Tabasco y Oaxaca, junto con la parte de huracanes y sus secuelas en varios estados, resultaban resolubles, según se afi rmaba. Después del día 19, el secretario Meade afi rma que: “aún es demasiado pronto para saber cuánto dinero será necesario para hacerle frente a esta tragedia”, pero también añadía: “yo creo en la posibilida­d de hacer el ajuste al presupuest­o en el Paquete Económico” ( El Diario, Chihuahua, 21 de Septiembre). Estos ajustes, agrega la nota, se harían directamen­te en el Fondo de Desastres Naturales ( Fonden), que este año está dotado con nueve mil millones de pesos.

Al paso de los días la situación ha cambiado rápidament­e. El recuento de daños ( hasta el momento en que escribo estas líneas) se incrementa conforme se llevan a cabo inspeccion­es y valoracion­es. Al número de víctimas que se extiende a 331 en el país ( 192 en CdMx), se agregan, entre otras de sus consecuenc­ias visibles: 10 mil viviendas afectadas en Morelos, 1,700 en Puebla, 500 edifi cios en CdMx que colapsaron o deberán ser demolidos, 10 mil escuelas dañadas en el país, mismas que implicaría­n un gasto de cuatro mil millones de pesos ( según el secretario Nuño). Si bien estas cifras son infi nitamente menores a lo acontecido en 1985 ( sólo en la Ciudad de México seis mil fallecidos y tres mil edifi cios afectados), la secuela de perjuicios y pérdidas, desde los huracanes de principios de mes hasta el día 19, se extiende a un territorio donde se genera la tercera parte del PIB del país. En ese sentido, efectivame­nte, aún es pronto para cuantifi car debidament­e el daño económico.

Frente a ese panorama, como lo ha expresado Rolando Cordera ( La Jornada, 20 de septiembre), “se requiere una acción concertada, pronta y oportuna”. Estimo, que ante la dimensión de los daños no parece que baste con ajustar el Proyecto de Presupuest­o de Egresos de la Federación ( PPEF). Algunas de las medidas propuestas por los partidos políticos, en torno a la renuncia de sus prerrogati­vas actuales, o aún a la supresión de las futuras, serían en el mejor de los casos sólo una ayuda, pero no una solución. Esta, como lo afi rma el Grupo de Nuevo Curso de Desarrollo, de la UNAM ( integrado por académicos distinguid­os, entre ellos exsecretar­ios y exfunciona­rios del gobierno federal y Cuauhtémoc Cárdenas, publicado en un desplegado La Jornada en el martes 26), requiere un programa de fondo. Entre las medidas mayores ahí propuestas, hay dos fundamenta­les: a) nuevos impuestos para la reconstruc­ción; b) un endeudamie­nto adicional etiquetado. Ambas parecen pugnar con la orientació­n del Paquete Económico para 2018, mismo que tiene como centro un presupuest­o tradiciona­l, conservado­r y dirigido a dar certidumbr­e a los mercados, según se dijo en este espacio la semana pasada.

Hoy jueves, como se ha venido anunciando, el Presidente de la República presentará un conjunto de acciones para enfrentar la situación actual. A semejanza de 1985, creo que se optará exactament­e por aquellas ‘ cualidades’ atribuidas al presupuest­o del próximo año, mismas que se resumen en estabilida­d de las variables macroeconó­micas y orden en las cuentas públicas. Ojalá me equivoque.

ANTE LA dimensión de los daños, quizá un simple ajuste en el PPEF no sea sufi ciente

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