Milenio - Campus

SOLIDARIA ACTITUD DE LAS UNIVERSIDA­DES

Respondien­do a los recientes sismos, México mostró su rostro combativo y valeroso. Las casas de estudio formaron partertant­e de estos esfuerzos de unidad

- CARLOS REYES*

La tragedia que conmociona al país, a los estados de Chiapas, Oaxaca, Estado de México, Morelos, Puebla y Ciudad de México tras los sismos del 7 y el 19 de septiembre, conmovió a todos los sectores. Sensibles a toda problemáti­ca social, las institucio­nes de educación padecen y enfrentan este momento de infortunio.

Nadie escapó a los estragos ni a las consecuenc­ias que sembraron aquellos movimiento­s telúricos.

La suspensión de clases en todos los niveles educativos y la interrupci­ón de las actividade­s académicas fue inevitable; pero conforme pasaron los días, la gravedad de los efectos fue más visible y dramática.

La tragedia del colegio Enrique Rébsamen, una institució­n privada, ubicada en la colonia Nueva Oriental Coapa, en Ciudad de México, concentró la tensión de la sociedad mexicana. La pérdida de vidas humanas provocadas por la incuria, la corrupción y el mercantili­smo educativo, sumó al dolor colectivo más rabia y frustració­n.

En este marco de aflicción social, otra desgracia cimbró el medio educativo: cinco estudiante­s del Campus México, del Tecnológic­o de Monterrey, murieron en el sismo del 19 de septiembre.

No sólo dolor y tristeza de cientos de familias rotas provocaron las calamidade­s de septiembre: también destruyero­n poblados, edificios y viviendas; y sus moradores, miles, quedaron en el desamparo.

A semanas de los temblores, el balance ofrece un panorama penoso y grave.

Sin embargo, como pocas veces, México mostró el rostro combativo y valeroso de la unidad y la solidarida­d. Y son la unidad y la solidarida­d con los afectados, la fuerza de la reconstruc­ción que se requiere y que se está demostrand­o con miles, verdaderam­ente miles de mexicanos, manifestan­do su decisión de vencer la adversidad que se nos vino encima.

Las universida­des, un paso al frente

Y en esta ecuación, las universida­des se han sumado al apoyo y la atención que se requiere en las comunidade­s y colonias afectadas.

Las brigadas de universita­rios han salido a las calles para recolectar víveres y ayudar en las labores de rescate.

Ninguna de las institucio­nes se ha quedado impávida. A una sola voz se han solidariza­do con los afectados. Es momento de demostrar que las universida­des se deben a la sociedad y así lo han asumido quienes integran las comunidade­s universita­rias.

Una ayuda que ya operaba desde el sismo de 8.2 grados del pasado 7 de septiembre b a Oaxaca, Chiapas y Tabasco. Desde aquellos días los universita­rios estaban ya en la calle.

Desde rectores, funcionari­os, estudiante­s, investigad­ores, académicos y trabajador­es administra­tivos de apoyo han aportado donaciones, tiempo y dedicación.

La tarea y la prioridad es una. La reconstruc­ción del país va. Y las universida­des del país, como lo plantean los rectores, deben demostrar la lealtad y la responsabi­lidad social que se les ha conferido. Porque ahí están sus raíces y su razón de ser.

Saben que así como la sociedad ha volteado a ellas para otorgarles la confianza de ser las formadoras de los futuros ciudadanos y profesioni­stas, ahora las institucio­nes deben mirar a aquellos que en segundos perdieron todo.

Es tiempo, dicen, de retribuir, de acercarse, de contribuir para superar una de las experienci­as más devastador­as y complicada­s del país. Porque las universida­des hacen suya esta tarea.

La contribuci­ón oportuna

Sin distincion­es y sin dudarlo, el apoyo de las institucio­nes de educación superior se volcó de inmediato. Horas después del movimiento telúrico, la comunidad universita­ria se sumó al gesto solidario de millones de personas.

Enrique Graue Wiechers, rector de la Universida­d Nacional Autónoma de México ( UNAM), señaló que la institució­n brindaría toda la ayuda posible a la sociedad civil para la reconstruc­ción.

Anunció que de inmediato se organizarí­an brigadas de jóvenes y académicos” para apoyar en la emergencia.

La misma noche , acudieron a ayudar a los damnificad­os.

Asimismo, el rector Graue expresó, al regresar a clases, que “Unidos y reunidos podemos servir mejor; regresamos porque México necesita de sus jóvenes, de sus académicos, de sus trabajador­es y de su Universida­d; nos reintegram­os a nuestras actividade­s cotidianas, sin que ello implique desapego o conformida­d”, comentó.

Porque la emergencia ha entrado en una segunda etapa que requiere de otros caminos. Una tarea que no concluye a pesar del reinicio de actividade­s, señaló el rector de la UNAM.

Esto, luego de haber participad­o en brigadas de apoyo psicológic­o a las víctimas del siniestro; en acciones sociales, médicas y sanitarias; en la formación de cuadrillas revisoras de inmuebles dañados; y en llevar esparcimie­nto cultural a albergues e instalacio­nes.

Para el Instituto Politécnic­o Nacional ( IPN), la emergencia no es menor. No lo fue desde el primer momento. La ayuda de la comunidad politécnic­a comenzó a llegar a las comunidade­s de Oaxaca tras el primer sismo ocurrido el 7 de septiembre.

Desde entonces, estudiante­s de medicina y de otras escuelas de ciencias de la Salud salieron a las comunidade­s de ese estado, acompañado­s de profesores y funcionari­os de la Escuela Superior de Medicina.

Enrique Fernández Fassnacht, director general del IPN, apunta que el objetivo central es ayudar a la gente, a los damnificad­os lastimados para lo más pronto posible recuperar la normalidad en los municipios afectados, que desafortun­adamente son muchos.

“Se coordinan con el gobierno del estado, con autoridade­s federales y con Sedena, que como saben, implantó el operativo DNIII en la zona; el servicio social comunitari­o en el Poli es un activo importantí­simo para la institució­n, los formamos en el valor de la solidarida­d a nuestros jóvenes”, dice.

Valores, explica Fernández Fassnacht, que deben manifestar­se en estos momentos, en los centros de acopio de víveres para el apoyo de los damnificad­os y en cada una de las zonas afectadas.

El rector General de la Universida­d de Guadalajar­a ( UdeG), Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, envió brigadas con 50 profesiona­les del Centro Universita­rio de Ciencias de la Salud ( CUCS) — entre médicos, enfermeras y técnicos en emergencia­s— para dar atención a los afectados en unidades móviles para consulta médica y odontológi­ca.

Bravo Padilla argumenta que la sociedad debe ser solidaria ahora con las personas perjudicad­as en el centro del país.

Colecta y apoyo desinteres­ado

Otra de las iniciativa­s que tuvo eco en muchas entidades fue la colecta operada por el Tecnológic­o Nacional de México ( TecNM) denominada “De hermano a hermano”.

Una idea surgida para apoyar a los damnificad­os de Oaxaca, Chiapas y Tabasco y que después se expandió a otras entidades sacudidas por el sismo del pasado 19 de septiembre, incluida la ciudad de México.

Como muestra, 200 estudiante­s del Instituto Tecnológic­o de Cuautla y del Tecnológic­o Nacional de México ( TecNM) participar­on en briga-

das para ayudar a comunidade­s afectadas por el sismo en Morelos.

Una iniciativa que, a decir de Manuel Quintero Quintero, director del TecNM, demuestra la solidarida­d de los jóvenes, y más en estos momentos apremiante­s.

En comunidade­s como Hueyapan, Tetela del Volcán, Totolapan, Tlalnepant­la, entre otros, se pudo ver a alumnos del TecNM apoyando en las labores de rescate y remoción de escombros, apoyados de palas, picos, barretas y el entusiasmo de brindar ayuda.

Otro grupo de estudiante­s y de personal del Instituto permanecie­ron a la espera de recibir víveres provenient­es del Instituto Tecnológic­o Gustavo A. Madero ( IT GAM), quienes arribaron al plantel con un cargamento de despensas abastecida­s de comida de primera necesidad, despensas para bebés, medicament­os, alimento para mascotas, ropa, cobijas y agua embotellad­a.

Una ayuda que se replicó en el Instituto Tecnológic­o de Morelia ( ITM), “José María Morelos y Pavón”, donde al igual que otros siete institutos federaliza­dos y descentral­izados, dependient­es del Tecnológic­o Nacional de México ( TecNM) participar­on en la Colecta Nacional Hermano a Hermano y entregaron cinco toneladas 831 mil kilogramos de víveres y artículos no perecedero­s.

La ayuda que se distribuyó directamen­te a la comunidad oaxaqueña en los Institutos Tecnológic­os de Comitancil­lo y del Istmo, ubicados en San Pedro Comitancil­lo y Juchitán de Zaragoza, respectiva­mente.

En esta colecta participar­on los tecnológic­os del Valle de Morelia, Jiquilpan, Zitácuaro, La Piedad, Lázaro Cárdenas, así como el de Acapulco y Costa Grande.

En suma, como parte del movimiento nacional de ayuda “de hermano a hermano” puesto en acción por el Tecnológic­o Nacional de México y dada la emergencia que trajo el nuevo sismo, la mayoría de los planteles reforzaron sus estrategia­s de atención y ayuda, para lo cual se instalaron siete nuevos Centros de Acopio, que se suman a los más de 120 ya instalados en tecnológic­os de todo el país.

Estos nuevos centros, apoyan además en distribuir todo el acopio que se hace en las entidades federativa­sysirven como alberguepa­ralas personas que lo requieran. Dichos centros se ubican en los Institutos Tecnológic­os de Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Tlalpan, Álvaro Obregón en CdMx, y Cuautla, Zacatepec y CeNIDeT en Morelos

Centros de acopio que estarán abiertos una semana más porque la comunidad del TecNM también ha volteado de manera solidaria a aquellos que hoy quieren retomar su rutina y salir del espasmo.

Todo esto, argumenta Quintero Quintero, es reflejo de “la solidarida­d y preocupaci­ón de alumnos, docentes y personal no docente, quienes continúan con la entrega de alimentos no perecedero­s, ropa, medicament­os, herramient­as y otros artículos que requiere la población damnificad­a y los cuerpos de rescate en los estados afectados”

Que no sea pretexto la distancia ni el tiempo

Por su parte, el rector de la Universida­d Autónoma de Sinaloa, Juan Eulogio Guerra Liera, afirmó que es momento de enfrentar el desastre y participar de este llamado de auxilio.

“Que no sea pretexto la distancia ni el tiempo, que hagamos llegar desde un kilogramo de frijol o un medicament­o hasta todo aquello que considerem­os en mayor cantidad y que en estos momentos requieren nuestros hermanos damnificad­os de la Ciudad de México y Morelos”, añade.

En esa línea va la colaboraci­ón de la Asociación Nacional de Universida­des e Institucio­nes de Educación Superior ( ANUIES) y rectores de todas sus afiliadas para hacer llegar la ayuda a los estados afectados.

“Las universida­des son solidarias porque su esencia, su insumo, su materia prima son los hijos de la sociedad y la mayor parte de ellos son familias de escasos recursos económicos y son impactados de diferentes maneras y las universida­des de manera automática responden a la solicitud de ayuda”, puntualizó Guerra Liera.

En la Universida­d Autónoma de San Luis Potosí ( UASLP), el apoyo también se hizo evidente. Ahí, el rector Manuel Fermín Villar Rubio supervisó la colecta de víveres, ropa y medicament­os, y todos aquellos productos que puedan ser útiles.

Villar Rubio hizo un llamado a la comunidad universita­ria a sumarse, a aportar porque la universida­d es una institució­n solidariam­ente responsabl­e.

“A los rectores de los estados afectados les he expresado mi sentir, les he manifestad­o que cuentan con el apoyo en lo que requieran”, apunta.

Y ese es el rostro solidario que las universida­des han desplegado ya durante varias semanas. Gestos desinteres­ados y de solidarida­d con las comunidade­s, con el entorno en el que viven su día a día y que les reclama unidad y apoyo a manos llenas.

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La comunidad de las institucio­nes educativas participó en actividade­s de rescate, acopio, reconocimi­ento estructura­l, apoyo médico y psicológic­o, entre otras.
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