La sucesión de 2018, en medio de un relajo espantoso
Del momento en que llegó a México y se fue a Francia…
Hay un punto de confusión en todo ello. Desde que yo llego a México, que vengo del norte de África con mi familia, de Casa Blanca, mi padre ya estaba aquí, nos instalamos en México, vivimos por decirlo de alguna manera, muy a gusto, en el sentido de que podíamos tener nuestros amigos, que muchos de ellos venían del exilio, pues nos conocimos desde España algo por el estilo, y tuvimos muchas facilidades para vivir.
Y cuando yo voy a Francia es mucho después. Termino la educación primaria en México, porque yo llego de 11 años y dilaté todo ese tiempo; yo estoy con mi padre y con mi familia; vivimos todos con una cierta tranquilidad, con una cierta forma de devoción, con amigos que conocemos en ese momento o bien los conocíamos desde España. Pero pasa mucho tiempo. Porque llegamos en 1945; cuando llegamos todavía había guerra. Desde aquel momento ha habido muchos cambios en el mundo.
El caso es que cuando yo me voy a Francia había terminado mis estudios universitarios, no tengo título y me voy porque he conocido a una serie de profesores franceses aquí, que me aconsejaron que podía ir a Francia, que era muy bueno para mi formación y me voy con mis estudios de Preparatoria, no tengo título todavía; en Francia tampoco voy a buscar el título, voy a ver a una serie de profesores que me van a indicar que debo hacer, que debo estudiar y en términos generales son gente muy generosa, abierta, y que me dicen, bueno, aquí estudie lo que quiera, venga o no venga a mis cursos, no tenga mayor preocupación por lo que va a aprender aquí en Francia.
Yo ya tenía una cierta facilidad con el francés porque en España hasta llegar la guerra yo estudiaba en el Liceo Francés de Madrid y puedo decir que el francés era mi casi mi lengua natal porque en el Liceo no se hablaba más que francés y después durante la guerra nos mandaron refugiados a Francia a los hermanos, y todos hablábamos un español macarrónico; entre nosotros todos hablábamos el francés y seguimos hablándolo.
Mucho tiempo después, y esto no tiene nada que ver con mi viaje a Francia, conozco aquí a una muchacha francesa y con ella me caso.
EL ACADÉMICO lleva cinco décadas y media dando cátedra en El Colegio de México
¿ A Paule la conoció aquí?
Sí. A Paule la conocí aquí, al volver de Francia. De las mujeres que conocí en Francia ninguna me dijo nada.
Vine aquí y hacía mi vida normal, estaba inscrito en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM mis compañeros en la universidad eran de todo tipo de nacionalidades, de todo tipo de simpatías y antipatías, pero fueron muy abiertos en ese sentido.
Cuando vuelvo de Francia sigo utilizando el francés con muchos amigos míos franceses, pero eso no quiere decir que yo sea un representante de la cultura francesa ni muchísimo menos; yo soy un mexicano recién llegado si quiere usted, porque uno tarda a hacerse al país al que llega y más en una familia española en la que todos éramos así, en términos generales era mi español; en casa se hablaba de lo que había sido la guerra de España, de la Segunda Guerra, también de lo había sido nuestra experiencia mexi- cana pero esta era muy pequeña. Hay que ver que era gente que acababa de llegar a México.
¿ Qué estudiaba en Francia?
Yo estudio básicamente los cursos que yo quería en la universidad. No tenía inscripción formal siquiera y lo que estudio fundamentalmente es historia, historia de Francia, estudios que me fueron muy útiles al regresar a México, es decir me interesé mucho en estudios electorales, que en México casi no había.
¿ Estudió allá geografía electoral?
Si. Porque los franceses le daban mucha importancia a los estudios sobre las elecciones, una importancia que a mí me parecía desmedida; pero los estudios electorales eran la base de Facultad de Ciencias Políticas donde yo asistí a muchos cursos y mis profesores, muchos de ellos lo impartían; yo iba a distintos cursos, pero una de las cosas evidentes era que los estudios sobre los procesos electorales