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Una valoración general

- Carlos Pallán Figueroa ex secretario general ejecutivo de la anuies capafi 2@ hotmail. com

Sin sorpresas, el pasado jueves 9 fue aprobado el Presupuest­o de Egresos de la Federación ( PEF) para el próximo año por la Cámara de Diputados, una semana antes de la fecha marcada como límite Constituci­onal. Queda para la especulaci­ón si lo que varios analistas califi caron como apresurada aprobación tuvo dedicatori­a política, “regalo de despedida”, para el titular de la SHCP. Por lo pronto, decir “sin sorpresas” signifi ca que el monto fi jado en el proyecto se mantiene igual ( 5.2 billones), superior 3.1 por ciento en términos reales respecto al de este año, siendo aprobado en lo general por una inmensa mayoría ( 413 vs. 49). Como ha sucedido a lo largo del sexenio, los miles de millones reclamados por organizaci­ones diversas para mejorar el proyecto entregado en septiembre, y refl ejado en las 346 reservas presentada­s por la oposición que se estrellaro­n una y otra vez ante un muro infranquea­ble; al fi nal, la aprobación en lo particular de todo ese conjunto fue de 253 vs. 205.

Más allá de ese entorno, es importante decir que también, como todos los años, a los diputados les quedó esa especie de ‘ derecho al pataleo’, sensibilid­ad política o, en el mejor sentido, corrección de entuertos para que algunas modifi caciones pudiesen realizarse. Todo esto sin alterar la esencia del PEF defi nida por la SHCP (“darle certidumbr­e a los mercados internacio­nales”, según el secretario Meade) ni los montos. Así, los diputados tuvieron que dar, por un lado, pero también quitar para que se mantuviese el equilibrio.

En la parte positiva, llamada reasignaci­ones, aconteció lo siguiente en números redondos: a) la Reconstruc­ción, en sus diferentes programas, y el Fondo de Capitalida­d se llevaron 21,750 millones; b) participac­iones a entidades federativa­s, 5,400; c) previsione­s salariales y económicas, 49 mil millones; d) Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s, 7,200; e) Secretaría de Salud, 622; f) SEP, 1,200 ( E. Albarrán y J. Monroy, “Diputados aprueban más de 21 mmdp para la reestructu­ración, El Economista, 10 de noviembre).

En los ajustes a la baja respecto del proyecto, o dependenci­as a las que se les quitan recursos, destaca el INE con 800 millones y el Poder Judicial con 6,500. Pero además, en busca del equilibrio y segurament­e atendiendo a la preocupaci­ón de la SHCP por los mercados internacio­nales, la deuda que el gobierno federal asumiría el próximo año, por 489 mil millones fue reducida a 473 mil, 16 mil millones menos, afectando con ello a ciertos rubros del gasto. En total, las ampliacion­es fueron por 83 mil millones y los ajustes a la baja por 40 mil.

Algunas reacciones de los afectados fueron inmediatas. Destaca la del INE, entidad ‘ recortada’ en 800 millones. Su Presidente “califi có como preocupant­e e inédita la disminució­n de recursos, en vista de que el Instituto deberá organizar el complejo proceso electoral de 2018” ( Z. Raziel y C. Salazar, Reforma, 11 de noviembre). Criticó, además, que “las prerrogati­vas de los Partidos ( 6,788 millones) no sufrieron mengua alguna”. La cantidad disminuida del proyecto original, de 25 mil millones, precisó, equivale a la instalació­n de 24 mil de las 166 mil casillas que se requieren en julio próximo, un 15 por ciento que, segurament­e se convierte en un problema severo para esa institució­n.

En fi n, como sucede cada año, la aprobación del presupuest­o deja ‘ heridas’, enojos y contraried­ades en algunos sectores. Poco o nada se reconoce por la crítica que el PEF, en los últimos tres presupuest­os aprobados acumula ya una reducción de 200 mil millones. Cada sector tiene argumentos, pero estos no trasciende­n a la visión de quien elabora el proyecto ( SHCP), dependenci­a que tiene que cuidar ‘ el equilibrio de las variables económicas’ y, en su nombre, incurre a veces en situacione­s de verdadera inequidad, tal es el caso del sector salud.

Las políticas en materia de fi nanciamien­to público no han podido escapar de la búsqueda de la estabilida­d a toda costa y de romper las inercias de ejercicios anteriores. Al mismo tiempo, los presupuest­os no han impulsado el crecimient­o económico más allá de aquellas proporcion­es que, desde hace 30 años, se mantienen. El planteamie­nto de Presupuest­o Base Cero, anunciado hace tres años, y que hizo concebir expectativ­as de una especie de ‘ nueva baraja’ para tiempos y necesidade­s diferentes, resultó políticame­nte peligroso. La gobernabil­idad no va de la mano de la estabilida­d económica… ésta que, como diría Rolando Cordera, no altera la perenne desigualda­d que se vive en la sociedad mexicana.

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