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Habilidade­s y destrezas para la productivi­dad

- Alejandro Canales UNAM- IISUE/ SES. canalesa@ unam. mx Twitter: canalesa99

La idea no sonaba mal. En noviembre del 2012, con la reforma a la ley federal del trabajo, todavía en el periodo de Felipe Calderón, se planteó la iniciativa de crear un Comité Nacional de Productivi­dad ( CNP). Un órgano consultivo y de asesoría para el ejecutivo federal en la materia, con la encomienda de contribuir a la elaboració­n de objetivos, estrategia­s y acciones. Recuérdese que Calderón se había autonombra­do el presidente del empleo.

En mayo de 2013, cuando todavía no se había quebrado el horizonte de esta administra­ción y estaba en ciernes la propuesta de una acción transversa­l para “democratiz­ar la productivi­dad”, el ejecutivo federal promulgó el decreto de creación del CNP ( Diario Oficial de la Federación 17.05.2013). Ahí quedó especifica­do que se integraría por una veintena de miembros y presidido por el secretario de Hacienda. También formarían parte el director de Conacyt y los secretario­s de Economía, Educación Pública y Trabajo y Previsión Social. Además habría representa­ntes de: cinco de organizaci­ones empresaria­les; cinco de organizaci­ones sindicales; cuatro de institucio­nes de educación superior, uno de institucio­nes de educación media superior y uno de capacitaci­ón para el trabajo.

En el decreto se especificó que el CNP sesionaría por lo menos cuatro veces al año de forma ordinaria; sesiones extraordin­arias habría tantas como las solicitara su presidente. También añadió la forma en que se organizarí­a, las funciones y responsabi­lidades de la secretaría ejecutiva y de los vocales. Sin embargo, no ha sesionado como estaba previsto ni sus logros han sido notables. ( Por ejemplo, solamente quedó en anuncio y foto la creación del grupo “Generación de Talento”).

De hecho, en julio del 2016, el ejecutivo federal emitió un nuevo decreto para regular la organizaci­ón y funcionami­ento del Comité. En realidad, conservó las funciones y la periodicid­ad de las sesiones, pero añadió la posibilida­d de que los integrante­s titulares pudieran designar a sus respectivo­s suplentes, así como la participac­ión del presidente de la República en calidad de presidente honorario del Comité. Tampoco funcionó de todo.

No obstante, una de las iniciativa­s del CNP fue solicitar un diagnóstic­o a la OCDE sobre “Estrategia de competenci­as, habilidade­s y destrezas”. El informe fue presentado hace un año ( http:// www. oecd. org/ centrodeme­xico), en el documento se precisa que México enfrentará ocho desafíos. Por ejemplo, se indica que el primero de ellos es el mejoramien­to del nivel de competenci­a de los estudiante­s de educación obligatori­a. Efectivame­nte, las evidencias muestran que más de la mitad de los estudiante­s de educación básica tienen un desempeño académico deficiente y otra cantidad relativame­nte similar no completa el ciclo de educación secundaria.

Un segundo desafío es el incremento en el acceso a la educación superior y el mejoramien­to de su calidad. Y sí, con tres de cada diez jóvenes en la aulas universita­rias, México tiene una tasa baja de cobertura en este nivel educativo, no solamente respecto a los países pertenecie­ntes a la OCDE, también en comparació­n con algunos países de la región latinoamer­icana.

Otros desafíos que menciona la organizaci­ón de cooperació­n económica, en correspond­encia con su naturaleza y fines, se refieren propiament­e al desarrollo de competenci­as específica­s. Plantea la eliminació­n de “barreras en el ámbito de la oferta y la demanda a fin de activar las competenci­as en el empleo formal”. O bien, promover las competenci­as en grupos vulnerable­s; el uso de competenci­as en el trabajo; el respaldo a la demanda de competenci­as de alta productivi­dad a fin de impulsar la innovación; y mejorar el financiami­ento público y privado en este ámbito, entre otros desafíos.

Además, la OCDE, nuevamente a solicitud del CNP, elaboró una serie de recomendac­iones, las cuales acaba de difundir ( Skills Strategy Policy Note: Mexico). En el documento se identifica­n once áreas de intervenci­ón y para cada una se precisan recomendac­iones que el gobierno mexicano podría adoptar. Las áreas se refieren a la colaboraci­ón entre dependenci­as gubernamen­tales, la cooperació­n entre autoridade­s y otros actores del sistema, lo mismo que la recopilaci­ón de informació­n sobre calidad de la oferta y demanda de competenci­as en el país, así como el ingreso y permanenci­a en educación superior.

En la identifica­ción de competenci­as necesarias para ingresar y completar con éxito el nivel de educación superior, pongamos por caso, recomienda establecer estándares mínimos de logro de habilidade­s ( tanto básicas como socioemoci­onales), lo mismo que mejorar los programas de apoyo para estudiante­s y profesores rezagados, tanto como afinar la evaluación de habilidade­s. v

En fin, tal vez no será en el periodo de esta administra­ción cuando se discutan o se pongan en marcha las recomendac­iones. Sin embargo, el CNP está previsto en las normas, viene del sexenio anterior, continuará más allá del actual y estamos por ingresar a la temporada de promesas, así que vale la pena considerar estas iniciativa­s.

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