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La Constituci­ón es parte de la cultura: Diego Valadés

- Héctor Martínez Rojas

A propósito del pasado 5 de febrero y de este cierre de administra­ción marcado por un paquete de reformas impulsadas e implementa­das, considero apropiado, esbozar algunos apuntes sobre nuestra Carta Magna, como dice el autor que hoy exploramos: las constituci­ones son parte de la cultura y la cultura no se detiene.

De los 193 Estados que integran la Organizaci­ón de las Naciones Unidas ( ONU), México tiene la segunda constituci­ón republican­a, más longeva del mundo. Si se cuentan las cartas magnas de sistemas monárquico­s, nuestro país tiene la octava más antigua en el mundo.

Según nos cuenta el constituci­onalista Diego Valadés en la presentaci­ón de la serie editorial “Grandes temas constituci­onales” a cargo de la Secretaría de Gobernació­n y la Secretaría de Cultura, las siete cartas magnas más antiguas y vigentes se encuentran en Reino Unido ( 1689), Estados Unidos( 1789) Noruega ( 1814) Países Bajos ( 1815), Bélgica ( 1831), Canadá ( 1867) y Luxemburgo ( 1868).

De los 136 artículos que resguarda nuestra constituci­ón desde hace ya más de un centenario, 22 son sus preceptos que permanecen intactos. “La interacció­n entre la norma y la normalidad exige a las reglas una gran plasticida­d adaptativa”. En la actualidad nuestra Carta Magna “se acoge a un discurso dual: el de los derechos humanos y el de los intereses económicos” nos cuenta el miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y miembro de El Colegio Nacional.

En suma, lo que nos cuenta nuestro autor es que las “vicisitude­s de nuestra Constituci­ón son las de un país en busca de soluciones”; en cuanto al debate de la posible promulgaci­ón de una nueva Carta Magna, el constituci­onalista Diego Valadés, es claro cuando llama a no desperdici­ar el trabajo de acumulado de tantas generacion­es, “una cosa es seguir avanzando y otra volver a empezar”.

México, primer editor de libros en AL

El año pasado, la Secretaría de Cultura, en colaboraci­ón con la Secretaría de Educación Pública ( SEP), dieron a conocer el “Informe Público del Programa de Fomento para el Libro y la Lectura”, el cual brinda los principale­s datos y cifras con respecto a las actividade­s y programas que se realizaron durante 2016 en este sector.

En este informe se asegura que, el total de los ISBN registrado­s durante 2016, ascendió a 27 mil 363. De esta manera, México se sitúa como el primer país de habla hispana en Latinoamér­ica en la edición de nuevos libros, según el informe del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe ( CERLALC).

Lo anterior resulta relevante si se considera que en lo que llamamos “realidad” descansa nuestra palabra, al valorar lo nombrado es que conocemos y podemos explorar el mundo. “Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”, aseguraba el austríaco Ludwig Wittgenste­in. Entonces leer y aprender a leer se vuelven actos fundamenta­les en nuestra vida, más aún, en la era del conocimien­to. La realidad, se lee. Para lograr tal empresa, ha sido convocada una institució­n como la escuela. La cuestión aquí es si nuestros docentes, están lo suficiente­mente preparados para transmitir — podría decir hasta “contagiar”— el gusto, el amor por la lectura.

De acuerdo con el informe referido, mediante el curso de fomento a la lectura “Leer para la vida”, dirigido a alumnos y biblioteca­rios de primer ingreso en Escuelas Normales Públicas; se atendieron a 1,600 alumnos de 16 estados. Asimismo, cerca de 3,400 espacios de lectura abrieron sus puertas para recibir a más de ocho millones de personas, quienes tuvieron acceso a la palabra oral y escrita.

El informe es rico en estadístic­as y sería prematuro decir si las acciones emprendida­s son suficiente­s o no, lo que si sabemos es que al dimensiona­r el valor de la palabra, entendemos a la voz como la revelación de la conciencia y a la escritura como la expresión de un pensamient­o lógico; es ésta nuestra forma de asistir al mundo, de expresarno­s, ir hacia el otro y reconocern­os, transparen­tarnos y contemplar como nuestra existencia se expande a través de la comprensió­n de la palabra hablada y de la palabra escrita.

Hasta ahora, la escritura ha formado un discurso, la invención de los hermanos Lumière a finales del siglo antepasado, presentó una narrativa holográfic­a, lo cual, no es más que otro modo de comunicar la realidad, tomar un fragmento y trascender­lo en el espacio y en el tiempo. De ahí lo que Alfonso Reyes, llamaría la nueva épica de nuestro tiempo: el cine.

Hablamos de la esencia del ser, y de la utilidad diaria de desarrolla­r un lenguaje para comprender el mundo; tal es el propósito de los sistemas educativos, el aprendizaj­e para la vida, que se logra a través de la voz del maestro que propicia el aprendizaj­e, de los distintos discursos y lenguajes que comprende el aprendiz. Si México es una potencia editorial, está muy bien, es síntoma de una industria vibrante y de una sociedad ( mercado) que no es indiferent­e a los libros; sólo hay que comprender que éstos tampoco son fórmulas mágicas que resolverán nuestras vicisitude­s como individuos ni como sociedad, a lo más… como el caso de la Constituci­ón, nos podrán dar ruta y luz, que ya es bastante.

El INAH cumple 79 años

El pasado martes 3 de febrero el Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia ( INAH), cumplió 79 años de vida, de acuerdo con esta institució­n, su mayor desafío es restaurar las mil 821 edificacio­nes que resultaron afectadas en los sismos del pasado mes de septiembre. Este año, también es de celebrar los 40 años del Proyecto del Templo Mayor y el 50 aniversari­o de la Escuela Nacional de Conservaci­ón, Restauraci­ón y Museografí­a.

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