LA DESPEDIDA DE DANIEL DAY- LEWIS
Existen en el mundo del cine, pocos actores con la enorme versatilidad y compromiso de Daniel Day- Lewis. Por ello el anuncio de su retiro tras su más reciente colaboración con Paul Thomas Anderson, fue una significativa sorpresa.
Se trata quizás del actor más galardonado en la historia de Hollywood. Una figura enigmática y elusiva, cuyas historias se escriben sobre lo que pasa en el set de filmación y nunca fuera de él. Tras la partida de Philip Seymour Hoffman, Lewis parecía el único actor de esa estirpe, capaz de desaparecer por completo en un rol. Curioso que ambos actores vieron algunos de sus mejores momentos con Paul Thomas Anderson, uno de los últimos autores que todavía tiene el cine de Estados Unidos.
Phantom Thread ( El Hilo Fantasma) llega con ese enorme peso emocional y escénico. Pero escapa de la atención de los medios quizás por tratarse de un tema que a primera instancia no parece de enorme atractivo pero que, como es característico de Anderson, posee una gran profundidad temática y narrativa.
Reynolds Woodcock ( Daniel Day- Lewis) es un reconocido diseñador de moda para mujeres cuya fastuosa rutina le permite lujos y una vida de inspiración. Su hermana Cyril ( Leslie Manville) es su socia y más cercana relación, con quien comparte todo. El hecho de que ambos permanezcan solteros es mayor razón para que su dinámica sea todavía más peculiar.
Pero en un viaje, Reynolds conoce a Alma ( Vicky Krieps), una mesera a la que primero parece cortejar, pero que pronto convierte en su musa y su modelo para hacer los vestidos más notables de la década de los cincuenta. Y es que Alma parece moldeada de una vieja escultura griega, una belleza a la antigua. Pero la joven se enamora de Reynolds, quien es egoísta en su reciprocidad, a veces haciéndola sentir el centro del universo y en momentos utilizándola como decoración.
Es esa dualidad lo que provoca el conflicto entre ambos personajes, atados al uno al otro y usándose según su conveniencia y estado de ánimo.
Hablar de la dirección de Paul Thomas Anderson es redundante. Se trata de uno de los cineastas con mayor manejo del lenguaje audiovisual. Las locaciones y paisajes parecen literalmente sacados de otra época, y el aura de Daniel DayLewis se mimetiza a la perfección con su entorno, las mujeres que le rodean y los vestidos que confecciona. Se trata de un actor con una gracia excepcional, de esos que aparecen cada veinte años. Y recordar que estamos viendo sus últimos momentos a cuadro, se siente como una daga en el corazón.
Paul Thomas Anderson se encuentran en una etapa de perfeccionamiento de su arte. No busca hacer películas que apelen a los votantes de la Academia o de festivales de cine, sino que los obliga a voltear a verlo y a recordarnos a todos que se trata de uno de los mejores directores del mundo. Si no es que el mejor de todos.