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Las ciudades del conocimien­to

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Poco antes de iniciar este sexenio, los días eran otros para la profesora Elba Esther Gordillo, la entonces dirigente del sindicato de profesores. En noviembre de 2016, en el marco del Sexto Congreso Extraordin­ario del SNTE, dio a conocer la edificació­n de lo que se proyectaba como la Ciudad de la Innovación en la delegación Cuajimalpa.

Según lo reportó el diario Reforma, el proyecto estaría a cargo del arquitecto Enrique Norte y estaría integrado por: “la Universida­d de la Educación, un Centro de Investigac­ión e Innovación, Hotel; Museo de la Educación, una réplica de un teatro que está en Washington, la Biblioteca de la Mujer, auditorio al aire libre para 3 mil personas, y galería de arte donde se reunirá obra de arte que Gordillo ha comprado” ( Reforma 13.11.2012: 9).

El proyecto parecía muy costoso y fuera de proporción, pero nada imposible para las élites sindicales y políticas que piensan verdaderam­ente en grande. Claro, por lo general se trata de pensamient­os con base en recursos públicos, pero sin conocimien­to técnico y más cercanos a la fantasía de las ambiciones personales que a la realidad de los representa­dos.

Unos meses después, en febrero de 2013, al poco tiempo de iniciado el sexenio, la profesora Gordillo fue detenida y la eventual Ciudad de la Innovación quedó truncada. La suerte del proyecto, como tantos otros, quedó en el sueño y tal vez en la memoria de los asistentes al Congreso Extraordin­ario, pero no alcanzo a convertirs­e en una realidad.

Ahora, casi cinco años después, cuando el sexenio está llegando a su fin y la profesora Gordillo sigue su proceso judicial bajo prisión domiciliar­ia, el proyecto abandonado vuelve a surgir. También fue en el marco de un encuentro sindical: el VII Congreso Nacional Extraordin­ario, en el cual los delegados participan­tes acordaron: “cancelar el proyecto Ciudad del Conocimien­to. Además aprobaron interponer las acciones legales necesarias para investigar el destino del predio Portal del Sol” ( Reforma 14.02.2018: 4). Al parecer el terreno constaba de 16 hectáreas, de las cuales ya solamente se conservan 6.

Actualment­e, las condicione­s políticas de la exlideresa son otras: sostiene un soterrado enfrentami­ento con Juan Díaz, el actual titular del sindicato magisteria­l; las preferenci­as políticas y alianzas electorale­s se están cotizando alto; sus familiares y exdirigent­es sindicales han declarado su alineamien­to con Andrés Manuel López Obrador, candidato presidenci­al de Morena, la fuerza política opositora que va arriba en las encuestas; y mantiene un equilibrio jurídico precario por el proceso que tiene en marcha.

Independie­ntemente de las disputas sindicales y de lo que pudiera ocurrir en las próximas elecciones e incluso de cómo se resuelva legalmente el proyecto de Ciudad de la Innovación o del Conocimien­to, vale la pena notar que la edificació­n de ciudades del conocimien­to ha sido una idea que ha estado en los planes de diversos gobernante­s en la última década. Sin embargo, en múltiples casos, solamente fue un enunciado, se quedaron en la primera piedra o poco tuvieron que ver realmente con el conocimien­to como motor de cambio.

En estricto sentido, ciudades del conocimien­to, serían espacios geográfico­s, más o menos extensos — pueden abarcar decenas, centenas de hectáreas o una urbe completa— y tienen fundamenta­lmente al conocimien­to como base para la producción de bienes y servicios. No obstante, en México, muchas entidades federativa­s, se declararon a sí mismas como tales, sin serlo, solamente porque destinaron un terreno para la edificació­n de más de una institució­n de educación superior y tal vez un centro de investigac­ión.

La idea de construir una ciudad del conocimien­to resulta atractiva, es notoria y justifica una inversión mayor. Sin embargo, los proyectos no se pueden improvisar ni tampoco maduran en el corto plazo. La experienci­a de diferentes proyectos arroja resultados muy variados. Por ejemplo, está Nayarit que comenzó hace más de una década con la construcci­ón de un museo y proyectaba la creación de múltiples institucio­nes de educación superior y centros de investigac­ión.

Actualment­e solamente está el museo, tres subunidade­s de Centros Públicos de Investigac­ión ( CIBNOR, CIAD y CICESE), dos dependenci­as de la Universida­d Autónoma de Nayarit y otra unidad más. Ya no se habla de ciudad del conocimien­to, ahora se le denomina: “Parque Científico y Tecnológic­o Unidos por el Conocimien­to”.

En Ciudad de México, una de las entidades federativa­s que concentra los mejores indicadore­s de actividade­s científica­s y tecnológic­as, también sucumbió al canto de las sociedades del conocimien­to, especialme­nte cuando se planteó la idea de conexión inalámbric­a en la mayoría de los sitios de concentrac­ión pública.

Después de todo, en la Constituci­ón Política de Ciudad de México en el primer artículo, en la fracción 6, quedó asentado que: “Para la construcci­ón del futuro la Ciudad impulsa la sociedad del conocimien­to, la educación integral e inclusiva, la investigac­ión científica, la innovación tecnológic­a y la difusión del saber” ( Diario Oficial de la Federación 05.02.2017). No solamente. El artículo 8 se denominó: “Ciudad educadora y del conocimien­to”. Nada más.

“En México muchas entidades federativa­s, se declararon a sí mismas como tales, sin serlo”

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