Milenio - Campus

Crisis y riquezas de la universida­d pública

-

En estos días, he leído dos textos que me llamaron la atención. Uno es resultado de una conferenci­a de Michael Burawoy, expresiden­te de la Asociación Internacio­nal de Sociologia. Burawoy sostiene que existen universida­des públicas, en varias partes del mundo, que se encuentran en crisis.

El profesor Buroway señala cuatro tipos de crisis, que se manifiesta­n de manera distinta y en diferente grado. Voy a exponer, en mis términos, un resumen de sus reflexione­s:

1. Financiera, ya que, en muchos lados, la universida­d ha dejado de ser un bien público y está inmersa en el mercado tratando de financiars­e con base en los estudiante­s, considerad­os consumidor­es de servicios educativos, y con base en la mercantili­zación del conocimien­to. Los gobiernos han reducido la carga educativa en el presupuest­o nacional y ello repercute negativame­nte en las institucio­nes, y en las familias que se endeudan para pagar la educación de sus hijos;

2. Hay una crisis de gobierno en las universida­des, que plantea una disyuntiva: funcionar como una agencia corporativ­a dominada por la burocracia o mantener un sistema donde predomine el dialogo y la reflexión en los cuerpos colegiados, en los que están representa­dos académicos y estudiante­s. En esta última forma de gobierno, se abre la participac­ión en la política académica de la institució­n. En los cuerpos colegiados se llega a acuerdos, que promueven cambios sin romper la estabilida­d. El modelo corporativ­o resta fuerza al modelo de gobierno compartido.

3) Una vez que la universida­d entra al capitalism­o académico, y deja atrás su carácter público, reduce su compromiso social, pierde legitimida­d y se resta autonomía. La pérdida de autonomía pone en jaque a la libertad de cátedra y de investigac­ión.

4) Cuando los principios históricos de la universida­d se ponen de lado por intereses económicos y políticos centrados en valores como la eficiencia, la eficacia, la pertinenci­a y la productivi­dad, profesores, investigad­ores, estudiante­s y trabajador­es desdibujan su identidad institucio­nal y accionan desorienta­dos. Se preguntan qué es la universida­d. La pérdida de identidad, siguiendo a Castells, evita la expresión colectiva, en este caso de los académicos, y fomenta el individual­ismo.

De acuerdo con Burawoy, estas cuatro dimensione­s de la crisis están interrelac­ionadas. Los instrument­os de la teoría sociológic­a son útiles para analizarla­s y conocer cuáles están o no presentes en una realidad como la mexicana. Los señalamien­tos de Burawoy, al menos, nos incitan a preguntarn­os hacia dónde se dirigen las universida­des, en qué se están convirtien­do, en lo que va de este siglo, y, en su caso, cómo podemos enfrentar cuestiones tan importante­s como l a s q u e menciona el profesor de Berkeley.

En segundo lugar, haré referencia al libro de Haskel y Westlake ( 2017) “Capitalism­o sin capital”. Un punto central de este libro se refiere a que las compañías más exitosas están construida­s con activos intangible­s, códigos computacio­nales o servicios via internet. Este tipo de empresas son las más costosas a nivel mundial.

Los autores hacen hincapié en que las compañías basadas en el conocimien­to crean valor dando prioridad a la lealtad, productivi­dad y satisfacci­ón de sus empleados. Ante todo, a los trabajador­es les gusta lo que hacen, se les ofrecen oportunida­des para avanzar y superarse en su actividad. Se trata de empresas que siguen, según ellos, un patrón establecid­o por las mejores universida­des del mundo.

Este libro deja muchas ideas sobre la importanci­a que tienen las universida­des en los sectores de punta del sistema productivo y el papel extraordin­ario que juegan académicos y estudiante­s en los avances sociales. Enseña, asimismo, que los valores universita­rios son fundamenta­les en la sociedad del siglo xxi. Y, también, permite sugerir, pensando en México, que es de primera importanci­a cuidar a las universida­des públicas y estimular su desarrollo bajo patrones que permitan aprovechar mejor a su planta académica, sin ataduras y evaluacion­es burocrátic­as, como hasta ahora. En México, a pesar de los obstáculos, la sociedad valora positivame­nte a la universida­d pública, lo que es un signo positivo de que está cumpliendo su labor.

El libro de referencia, invita a pensar cómo pasar a otra etapa del desarrollo institucio­nal en la que los académicos de las universida­des públicas sean considerad­os “como activos estratégic­os”, o más bien como personas que poseen riquezas para enriquecer a otras personas, para sanear a una cultura, como la mexicana, que ha resultado muy dañada por la violencia.

De aquí para adelante, nos queda una enorme tarea para respaldar a la universida­d pública. Resolver dilemas, tensiones y contradicc­iones que están presentes en nuestras institucio­nes, porque seguir con una lógica inercial impedirá aprovechar las riquezas que tenemos. Asimismo, hay que reflexiona­r para quién y para qué son las universida­des públicas, sugerir puntos y contenidos para nuevas políticas públicas. Y, finalmente, es primordial discutir cómo le volvemos a dar sentido a lo público y el papel que debe tener la universida­d en el espacio público nacional para construir un nuevo modelo de desarrollo.

“Hay que refl exionar para quién y para qué son las universida­des públicas, sugerir puntos y contenidos para nuevas políticas”

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico