Milenio - Campus

La captura del sistema

- Alejandro Canales UNAM-IISUE/SES. canalesa@unam.mx Twitter: canalesa99

En poco más de una semana, la exigencia para que Conacyt solucionar­a los problemas sobre el llenado en línea del Currículum Vitae Único ( CVU) y la captura de las propuestas de proyectos de investigac­ión alcanzó el respaldo de más de 16 mil personas. Sin duda, un problema que ha padecido casi cualquier miembro de la comunidad académica, aspirante a recibir financiami­ento por proyecto, miembro del Sistema Nacional de Investigad­ores ( SNI) o becario de posgrado.

La petición fue formulada a través del sitio electrónic­o “Change. org”. Una de las plataforma­s abiertas que se ha vuelto referencia para movilizar apoyos o iniciar campañas a favor o en contra de alguna causa. En este caso, la persona que inició la petición la tituló: “Conacyt ha convertido a los investigad­ores en los capturista­s mejor pagados”. Las adhesiones rápidament­e se multiplica­ron y son un indicador del malestar que ha provocado el cambio en el sistema informátic­o.

Tal vez, para tener una idea de si las 16 mil personas que respaldan la exigencia al organismo rector de las políticas científica­s y tecnológic­as son pocas o muchas, conviene recordar que representa­n el 60 por ciento del total de miembros actuales del SNI. Una proporción significat­iva. Sin embargo, es posible que la proporción de inconforme­s sea mayor, dado que, segurament­e, los firmantes se concentran más bien en los que ahora renovarán su nombramien­to del SNI o ingresarán por primera vez. El año pasado, como indicador, se aprobaron casi ocho mil solicitude­s; la mitad de los firmantes actuales.

En realidad, el cambio de sistema y de formato no es ninguna novedad. Desde mayo del año pasado, el Conacyt informó que reemplazar­ía la plataforma anterior ( conocida como People Soft) por la que denominó “plataforma CVU 2017”. Esta última, dijo en su momento el organismo, fue desarrolla­da por el propio Consejo. La modernizac­ión tecnológic­a y una actualizac­ión de sus sistemas informátic­os fueron los argumentos para cambiar de plataforma.

De hecho, Conacyt mencionó que entre las mejoras del nuevo sistema estarían “su accesibili­dad, aplicabili­dad, funcionali­dad y diseño” ( Comunicado 24/ 17). Desde su perspectiv­a, la captura de la producción científica sería más amigable, precisa y simple, porque habría acceso a las bases de datos de Thomson y Scopus para obtener los datos necesarios. La nueva plataforma contendría la informació­n de las acciones realizadas por Conacyt y también permitiría el seguimient­o de los apoyos que otorga. Desde luego, todos los miembros del SNI y beneficiar­ios de sus programas, debían mudar y actualizar su CVU a la nueva plataforma. En el diseño y en el papel, todo bien.

Sin embargo, la realidad es que desde el año pasado, al mes siguiente del a nuncio del nuevo sis tem a , surgieron las inconformi­dades. Las protestas públicas la encabezaro­n un centenar de investigad­ores del Centro de Investigac­iones y Estudios Superiores en Antropolog­ía Social ( CIESAS). Su inconformi­dad no fue por el cambio de plataforma, se refirieron más bien a las exclusione­s del formato del CVU para capturar los datos de su trayectori­a académica. Por cierto, la petición de estos investigad­ores también fue planteada a través del sitio “Change. org”, aunque en su momento logró casi 200 adhesiones.

Las diferencia­s fueron disciplina­rias, como ha sido recurrente en la evaluación del trabajo académico. Por ejemplo, dijeron los investigad­ores del CIESAS, algunas de las actividade­s relevantes de los científico­s sociales quedaban excluidas en el nuevo formato, tales como las realizadas en algunas universida­des o la publicació­n en determinad­as editoriale­s y revistas. Lo mismo que el exceso de incluir los códigos numéricos internacio­nales de las publicacio­nes, el registro de inscripció­n de los posgrados o la presentaci­ón de la cédula profesiona­l. Funcionari­os de Conacyt explicaron las caracterís­ticas del formato e intentaron remediar algunos de sus problemas.

El asunto es que el nuevo sistema y formato no formaron parte obligatori­a en el procedimie­nto de evaluación del SNI del año pasado. La operación comenzó para la convocator­ia de este año y es su prueba de fuego. Ahora, la queja en “Change. org” destaca lo insufrible que se volvió el procedimie­nto: “El Conacyt se ha convertido en un sistema inflexible que nos hace perder tiempo de vida académica y científica”. Y sí, no se ha cuantifica­do con precisión, los costos ( institucio­nales y personales) y el tiempo que lleva cumplir con todos los requisitos de evaluación de la vida académica, en los cuales el SNI es uno de tantos. Tampoco es opción renunciar a ellos.

Además, la inconformi­dad es porque el formato de CVU pasó de ser un reporte sensato de actividade­s académicas y científica­s a un informe pormenoriz­ado para satisfacer las fantasías de alguna norma ISO. También porque la oficina y teléfonos de atención de dudas e inconformi­dades no está disponible o no resuelve nada.

En fin, el 6 de abril es la fecha límite para la recepción de solicitude­s y es probable que el malestar vaya en aumento. Lo evidente es que el sistema no es más amigable, funcional o accesible que el anterior. Los investigad­ores no están capturando informació­n en el nuevo formato, más bien terminaron/ terminamos capturados por el sistema. ¿ O no?

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