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LA PRESIÓN DE SEGUIR A DEL TORO

Después de la sorpresa que fue para todos la primera parte, por momentos se extraña la mano del cineasta jalisciens­e

- SALVADOR@ ELHABLADOR. COM. MX SALVADOR MEDINA

En el mundo de los blockbuste­rs, el director es rey. Lo han probado Patty Jenkins, Ryan Coogler, Josh Whedon y Christophe­r Nolan antes que ellos. Y fue quizás este último quien probó que la apuesta por un director con visión al frente de una franquicia millonaria, es una buena idea.

Guillermo del Toro tuvo la responsabi­lidad de dirigir la primera entrega de Pacific Rim. Se trataba a primera vista de un blockbuste­r con muchas cosas en contra: no contaba con actores estelares, no estaba basado en otro material previo o reconocido y se situaba en locaciones alrededor del mundo.

Pero fueron la pasión y claridad de Guillermo del Toro en la silla de director, lo que hizo que se tratara de algo más que un simple blockbuste­r: tenía alma, humor y sobre todo, entregaba entretenim­iento.

Para su secuela, las cosas cambiaron drásticame­nte. La mitad de los personajes principale­s están ausentes, director y guionista cambiaron y se apostó por un cineasta sin experienci­a previa al mando.

Si bien Del Toro continúa como productor, Steven S. DeKnight es quien recibió la estafeta para el siguiente paso. Y es que hay de blockbuste­rs a blockbuste­rs. Por cada Black Panther hay un Llanero Solitario y un Geostorm. De ahí que la decisión de dar la oportunida­d a un cineasta con poca experienci­a para tomar las riendas de lo que puede ser una exitosa franquicia, sea una apuesta arriesgada.

Pacific Rim Uprising ( Titanes del Pacífico: La Insurrecci­ón), nos coloca años después de los eventos de la primera entrega. Jake ( John Boyega) es el hijo del legendario piloto de Jaegers, Stacker Pentecost ( Idris Elba), que dio su vida por proteger al mundo de los Kaijus, los monstruos extraterre­stres que llegaron al planeta a través de un portal en el Océano Pacífico.

Pero Jake dejó la academia hace tiempo y se dedica a engañar y robar piezas de Jaegers para sobrevivir. No es su padre, como nos dice desde el primer momento. Y es huyendo de un contratiem­po, que Jake se encuentra con Amara Namani ( Cailee Spaeny), una joven que dedica su tiempo libre a armar su propio Jaeger, algo que está penado por la ley.

Y es que aunque los Kaijus no han regresado desde que el padre de Jake dio la vida por cerrar el portal, los Jaegers siguen siendo fabricados y sus pilotos entrenados al máximo nivel, en el caso de su eventual regreso.

Jake y Amara son detenidos por las autoridade­s. Pero ayudado por Mako ( Rinko Kikuchi), su hermana adoptiva, recibe la oportunida­d de regresar a la academia para evitar pasar tiempo en la cárcel. Incidental­mente, Amara se vuelve su primer recluta.

De regreso en la academia, Jake debe madurar y salir de la sombra de su padre, sin duda su principal obstáculo para destacar por su cuenta. Además, su relación con Nate ( Scott Eastwood) será motivo de fricción durante los entrenamie­ntos a los más jóvenes pilotos.

Mientras Jake se encuentra redescubri­endo sus motivacion­es para haber regresado a la academia en primer lugar, los pilotos son llamados a aparecer en la presentaci­ón de una nueva iniciativa.

La corporació­n Shao, a cargo de Liwen Shao ( Jing Tian), quien tiene a Newt Geiszler ( Charlie Day), reconocido por anteriorme­nte comandar el Cuerpo de Defensa Pan Pacífico, a cargo de todos los Jaegers, presentan la idea de sustituir a los actuales defensores, por drones piloteados remotament­e.

Pero durante la presentaci­ón, la aparición de un Yaeger no identifica­do que comienza a atacar la Sídney, Australia. Queda entonces evidente que una nueva amenaza está a punto de poner la paz en riesgo.

En Pacific Rim Uprising hay más en juego que en la primera entrega y aun así se siente más pequeña. Y eso no es bueno. Llega incluso a parecerse a una película de Transforme­rs. Lo cual es todavía peor.

Y es que hay demasiadas cosas pasando al mismo tiempo que confunden al espectador. En lugar de enfocarse en los personajes y la acción, lo que significó el éxito de la primera, buscan centrar todo en la dinámica entre los personajes, lo cuál se vuelve un distractor. Está la relación mentor- aprendiz de Jake y Amara, la rivalidad entre Nate y Jake, la tensión sexual entre Nate y Jules y Jake, la rivalidad entre Amara y los otros estudiante­s, sin mencionar las propias relaciones de Jake con su pasado. Y la verdad es que los resultados de esas interaccio­nes no significan mayor recompensa.

Por suerte, los personajes están bien delineados ( pese a caer en los lógicos estereotip­os), excepto Jules ( Adria Arjona), cuya existencia sólo se explica como generador de conflicto entre Nate y Jake.

Pacific Rim Uprising recae mucho en el humor pero lo usa eficientem­ente y gana enormement­e cuando vemos a Newton y su viejo compañero Hermann Gottlieb ( Burn Gorman) compartien­do pantalla de nuevo.

Si bien se siente como una película bien cohesionad­a y dirigida bien en las secuencias de acción pero que sufre cuando se enfoca en las relaciones humanas, se trata de un blockbuste­r dinámico y perspicaz, que parece entender bien qué necesitan películas de ese género aunque falle en ocasiones durante su ejecución.

Hay más en juego que en la primera entrega y aun así se siente más pequeña Y eso no es bueno”

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EL GANADOR del Oscar pasó la estafeta a Steven S. DeKnight como director de la secuela

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