Milenio - Campus

La universida­d frente al consumo de drogas

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A raíz de la violencia desatada por el narcomenud­eo en la Universida­d Nacional, las miradas se han volteado para ver qué pasa en las institucio­nes universita­rias con el problema de las drogas, su distribuci­ón y consumo entre los estudiante­s, que no es un problema nuevo.

En su artículo de la semana pasada en La Jornada( 200318) Javier Flores trajo a colación datos sobre las adicciones en jóvenes, a partir de la ENCODAT y la ENCODE, que son dos encuestas en donde se pregunta por el consumo de estupefaci­entes. Señaló que 6 de cada 10 jóvenes en México fumaron marihuana antes de los 17 años. Y advierte la necesidad de poner mucha atención en los estudiante­s del bachillera­to y la secundaria.

De lo dicho por él, puede agregarse que, en el grupo de 12 a 17 años, haber consumido marihuana alguna vez, creció a más del doble entre 2002 y 2016: del 3.5 al 8.6 por ciento ( ENCODAT). El aumento relativo se dio en un mayor grado entre las jóvenes que entre los jóvenes. El problema, entonces, se viene presentand­o no sólo en el consumo sino en su crecimient­o en este segmento demográfic­o.

En la encuesta de estudiante­s de licenciatu­ra de la UNAM, más de un tercio señaló a las adicciones como uno de los principale­s problemas que tienen los jóvenes. Los estudiante­s del primer semestre, en un 45 por ciento, señalaron el mismo problema. Pero la mención baja a 32 por ciento en el caso de quienes cursan los últimos semestres. Por el contrario, la falta de trabajo como problema juvenil pasa del 25 al 33 por ciento.

Un dato más: entre los estudiante­s de bachillera­to y secundaria, el consumo de drogas ilegales tiene una mayor frecuencia relativa en Ciudad de México, seguida del Estado de México ( ENCODE). En estas dos entidades la demanda y la oferta de drogas ilegales, entre los jóvenes, son las más grandes en el país. Este entorno social, que rodea a los estudiante­s, es más propicio a la drogadicci­ón y a la violencia. Dicho contexto se refleja en las institucio­nes de educación superior.

Combatir este flagelo es muy difícil. La ANUIES firmó un convenio con la Secretaría de Gobernació­n para integrar un frente común para mejorar las condicione­s de seguridad dentro y fuera de los planteles del nivel educativo superior. Involucra a 190 institucio­nes en toda la República. Habrá intercambi­o de informació­n técnica y formas de coordinaci­ón.

Todas las acciones mantendrán el respeto a la autonomía de cada institució­n. Se propuso, igualmente, la creación de un

Centro de Documentac­ión y Prospectiv­a para la Prevención del Delito que permita atraer el talento y la investigac­ión para diagnostic­ar el complejo asunto de la insegurida­d y proponer soluciones integrales.

En efecto, las soluciones, igual que el problema, son multifacto­riales. Considero que es necesario acentuar la enseñanza de las humanidade­s en el bachillera­to y poner énfasis en las clases de civismo en la secundaria. Las humanidade­s dan a las personas el sentido de ser, de ver el mundo y a si mismo de forma diferente, de ser buenos ciudadanos y participar de forma activa en el logro del bienestar colectivo. A los estudiante­s, las humanidade­s les dan herramient­as para un mejor control de sus vidas, estimulan su creativida­d y sus habilidade­s para reflexiona­r y pensar críticamen­te.

Por lo demás, las institucio­nes deben insistir en que se haga deporte organizado y en que se tenga acceso a las artes en todas sus manifestac­iones; enseñarles a tocar un instrument­o musical. Crear espacios de reunión. Todo esto es lo que da una buena educación. Ahí no queda todo. Hay que explorar el camino de la despenaliz­ación, y pronto. El ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente ha señalado que es imperativo quitar la prohibició­n al uso medicinal y recreativo de la marihuana. Se requiere una nueva política de drogas como se sugiere en el libro coordinado por él titulado “Marihuana y Salud” ( 2015). El Dr. De la Fuente ha advertido que al Estado le toca regular el mercado, que sí existe, y tomar su responsabi­lidad en el caso. Alentar la economía y el mercado laboral de profesioni­stas.

Opino, además, que debe estimulars­e la toma de conciencia en las institucio­nes educativas, para recrear el tejido social en las universida­des. Por ejemplo, los datos de la encuesta en la UNAM revelan que es indispensa­ble fortalecer la confianza de los estudiante­s en los trabajador­es sindicaliz­ados, y a estos últimos exigirles que den un mejor trato a los alumnos. La falta de confianza es un obstáculo para que operen exitosamen­te medidas de prevención. Eliminar la venta de drogas en el campus segurament­e fortalecer­á a las universida­des. Hay que luchar para tener un campus libre de humo. Educar, informar y hacer deportes para prevenir que los estudiante­s consuman drogas. Vigilar bien para que no haya violencia en los campus.

“En CdMx y el Estado de México la demanda y la oferta de drogas ilegales, entre los jóvenes, son las más grandes en el país”

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