EL MAM PRESENTA A LA LEONORA CARRINGTON MULTIFACÉTICA
Con la exhibición de 230 piezas, algunas inéditas, entre pintura de caballete, escultura, tapetes, máscaras, fotografías, documentos y libros, la exposición Leonora Carrington. Cuentos mágicos deja ver a una artista visionaria completamente adelantada a su tiempo, con una congruencia total entre vida y obra, señaló Tere Arcq, cocuradora de la muestra.
A 25 años de distancia de la última retrospectiva de la artista surrealista montada en México, el Museo de Arte Moderno ( MAM) aloja en dos salas y un gabinete de fotografía la exposición que aborda su facetas como pintora, escultora, escenógrafa, diseñadora, dramaturga, además de sus colaboraciones en el séptimo arte.
La muestra se divide en ocho núcleos: La joven artista. París y Nueva York 1937- 1942; El exilio en México: amigos y familia; La diosa blanca: mujeres, hechiceras y diosas; El reino animal; Religiones del mundo y mitos antiguos; Imaginación narrativa: literatura, teatro y cine; Política y feminismo; y México, espejo de lo maravilloso.
Tere Arcq explicó que la muestra no es una retrospectiva tradicional en orden cronológico que vaya de las primeras a las últimas obras de Carrington, sino que se explora de manera separada las preocupaciones de la artista.
“Hay momentos históricos muy importantes en la vida de Leonora que ameritaban un espacio cronológico como sus inicios en el surrealismo en Francia, su llegada a México, o su actividad política en el 68 y a inicios de los setenta, pero al mismo tiempo tuvo temas constantes que se decidió explorar de forma específica”.
La historiadora de arte apuntó que los diferentes intereses de Carrington se exhiben en un diálogo, pues su literatura y pintura son inseparables. Indicó que en el recorrido el espectador se encontrará con vitrinas que exhiben documentos como fotografías, manuscritos originales, libros, catálogos así como cartas que le escribió a Renato Leduc.
“También está presente su faceta en teatro, sus breves participaciones y parte creadora en el cine, que casi nadie conoce. Participó como doble en la película En este pueblo no hay ladrones, y como actriz en Un alma pura. Supervisó todo el diseño creativo de su hijo Gabriel Weisz para La Mansión de la locura”.