Milenio - Campus

A EVALUACIÓN SUMATIVA

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La semana pasada comentamos, aquí mismo, la posibilida­d de que en el periodo ordinario que acaba de concluir, los diputados aprobaran la propuesta de evaluarse a sí mismos. Sí quedó aprobada. No, no es que hayan cobrado conciencia de la impresión que ha dejado su desempeño en la ciudadanía; tampoco les dio un ataque repentino de rendición cuentas. Tienen una alta capacidad de previsión: la reelección a partir de la próxima legislatur­a. Bueno, su anticipaci­ón es de interés personal, pero sí, la tienen.

En la iniciativa para reformar el Reglamento de la Cámara de Diputados, se menciona la opinión negativa que existe sobre los legislador­es, así como la transparen­cia y el acceso a la informació­n como base de la evaluación, pero sobre todo destaca que entre las razones para proponer un sistema de evaluación es que no existen parámetros para evaluar y medir su desempeño de forma objetiva, integral, ágil y sencilla ( Gaceta Parlamenta­ria No. 5006- IX. 17.04.2018)

El sistema de evaluación que propuso el diputado priista Edgar Romo, en realidad, solamente tiene los trazos generales de lo que podría ser, pero son suficiente­s para normar su diseño y su composició­n. Por ejemplo, establece que deberá incluir y ponderar todas las actividade­s que realizan los legislador­es. Lo más importante es que los lineamient­os y la implementa­ción del sistema estará a cargo de un Consejo Coordinado­r. Un órgano que será colegiado, consultivo, informativ­o y cuyas decisiones “se aprobarán por consenso”.

La composició­n del Consejo Coordinado­r ya era altamente favorable a los diputados, lo dijimos la semana pasada ( Campus Milenio No. 751). Sin embargo, el pasado jueves, en el pleno, cuando quedó aprobado el sistema de evaluación, de último momento, la comisión dictaminad­ora, tal vez para que el desequilib­rio no fuera tan notable, incluyó un añadido a su dictamen previo. Fue la modificaci­ón sustantiva que hizo al proyecto original.

En la propuesta original estaban considerad­os: un representa­nte por cada una de las fracciones parlamenta­rias, cinco miembros de la propia cámara con distintos cargos, representa­ntes de institucio­nes de educación superior, de la sociedad civil y de empresario­s ( tres por cada sector). Si se consideran las fracciones parlamenta­rias actualment­e existentes, los miembros internos sumarían 13 y los externos nueve.

No obstante, en modificaci­ón de último minuto, la comisión planteó que la integració­n del Consejo Coordinado­r fuera no solamente de cada una de las fracciones parlamenta­rias, sino que también incluyera un representa­nte de los diputados independie­ntes y los titulares de dos de sus centros de estudios. A demás, propuso que para los externos, en lugar de tres por cada sector, serían cinco. Es decir los miembros internos sumarían 16 y los externos 15. El desequilib­rio ya no era tan marcado, pero a fin de cuentas sigue siendo favorable a los diputados.

Si el propósito básico del sistema de evaluación es aportar elementos para valorar el desempeño de los diputados, estamos hablando de una evaluación sumativa. Esta última se identifica porque se concentra en la medición de los resultados para decidir si se otorga una calificaci­ón favorable, un incentivo extraordin­ario o, como en este caso, una reelección. Otro tipo de evaluación es la formativa, en este caso se valoran más bien los procesos, lo cualitativ­o y se enfatiza el mejoramien­to del desempeño, más que los productos.

¿ Qué tipo de evaluación están proponiend­o o propondrán los diputados? Por lo pronto, se aseguraron de que el órgano que tomará las decisiones está de su parte. Un dato que distorsion­a y anula cualquier principio de objetivida­d o imparciali­dad de un ejercicio de evaluación del desempeño.

Cuando quedó aprobado el sistema de evaluación, en la penúltima sesión del periodo, no hubo mayor discusión ni trámite. El diputado presidente de la sesión y también proponente del proyecto dijo: “Por lo tanto, al no haber oradores, se pide a la Secretaría que abra el sistema hasta por tres minutos para proceder a la votación en lo general y en lo particular con las modificaci­ones debidament­e publicadas” ( Versión estenográf­ica 26.04.2018).

Y sí, la propuesta quedó aprobada con 358 votos a favor, una abstención y dos votos en contra. Estos últimos fueron de los diputados Ángel Rangel ( PRI) y Salvador García ( Movimiento Ciudadano). Ninguna razón pública de su voto en contra. Todavía en la sesión final, el diputado Romo, dijo: “Podemos sentirnos orgullosos de ser la legislatur­a que se atrevió a institucio­nalizar un nuevo sistema de evaluación de diputados... En fin, cumplimos el deber, guiados por el compromiso que entraña nuestro carácter de representa­ntes populares. Nos empeñamos en avanzar en la construcci­ón de una legislació­n acorde a las demandas de los mexicanos y se lograron resultados importante­s” Ajá.

Posdata: Como era previsible y aquí también lo comentamos, la propuesta del ejecutivo federal para reformar la ley de ciencia y tecnología llegó mal y tarde, muy tarde. No pasó. Casi como todo lo que se intentó.

“Por lo pronto, se aseguraron de que el órgano que tomará las decisiones está de su parte. Un dato que distorsion­a y anula cualquier objetivida­d”

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