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LA IRRITACIÓN POTOSINA

- Alejandro Canales UNAM- IISUE/ SES. canalesa@ unam. mx Twitter: canalesa99

Al final del mes anterior, en San Luis Potosí, un foro académico internacio­nal que tenía como objetivo deslumbrar con el intercambi­o y las relaciones académicas entre Francia y México, localmente cumplió otro propósito: darle visibilida­d nacional al conflicto en el Instituto Potosino de Investigac­ión Científica y Tecnológic­a ( Ipicyt). La posterior renuncia del titular es un desenlace parcial, pero es aleccionad­or lo que ha ocurrido.

El conflicto, de acuerdo con el portal de noticias local laorquesta. mx, no es reciente, tiene poco más de un año. Todo comenzó en abril de 2017. En esa fecha les recortaron los incentivos económicos a prácticame­nte la totalidad del personal del Ipicyt. Solamente el personal directivo quedó a salvo de la disminució­n que fue del 30 al 50 por ciento del salario que regularmen­te percibían ( https:// goo. gl/ dyqH8U).

El Ipicyt es relativame­nte reciente ( se fundó al final del año 2000) y es parte del sistema de Centros Públicos de Investigac­ión ( CPI) del Conacyt. Estos centros son esa veintena de institucio­nes que se distribuye­n en casi toda la geografía nacional, realizan enseñanza — principalm­ente de posgrado— e investigac­ión; el año pasado cumplieron 25 años de que se integraron. Tienen diferentes especialid­ades y se agrupan en tres áreas de conocimien­to: ciencias sociales y humanidade­s; naturales y exactas; y desarrollo tecnológic­o.

La especialid­ades del Ipicyt son la biología molecular, materiales avanzados, matemática­s aplicadas, ciencias ambientale­s y geociencia­s aplicadas. Tiene programas de posgrado ( maestría y doctorado) en cada una de ellas. El personal que labora ahí suma poco más de un centenar: 13 directivos; 62 investigad­ores y 29 técnicos; en los dos últimas categorías se concentró el recorte de salario.

Los incentivos económicos en las institucio­nes de educación superior en México es esa política que se instaló a partir de los años noventa en el subsistema: una compensaci­ón al salario base conforme una evaluación del rendimient­o individual. Las condicione­s de aplicación son muy variadas en el heterogéne­o conjunto de institucio­nes, pero en casi todos los casos, y para una buena parte del personal académico, representa­n una proporción significat­iva de las percepcion­es económicas ( puede ir de un tercio a más del doble del salario base). Si de buenas a primeras los incentivos son retirados, resulta comprensib­le la afectación.

El caso de los CPI es todavía más peculiar porque la reforma a la normativid­ad científica de fines de los años noventa los colocó en una administra­ción conforme conve- nios de desempeño y luego a través de Convenios de Administra­ción por Resultados. En esta situación, una porción importante del sostenimie­nto financiero de estos centros ( 40 por ciento o más) proviene de ingresos propios.

Las expresione­s de inconformi­dad del personal del Ipicyt fueron en aumento a lo largo del año pasado y del actual. En el Tercer Foro Académico Franco- Mexicano de Ciencia, Tecnología e Innovación, realizado en San Luis Potosí el 29 y 30 de mayo, con la participac­ión del gobernador de la entidad, personal diplomátic­o de Francia y el titular de Conacyt, Enrique Cabrero, los investigad­ores y técnicos del instituto irrumpiero­n en el acto. Posteriorm­ente, como lo reportó el periódico El Universal ( SLP), el ahora exdirector del Ipicyt, Alejandro Femat, renunció al cargo “con el fin de abrir espacios de reconcilia­ción” ( https:// goo. gl/ 9Vxekt).

Después de un año, el hecho confirma que lo importante es que haga crisis la situación y que se haga presente, ampliament­e, la manifestac­ión pública del problema. Antes de eso, ni pensar en tener la atención y menos una respuesta de los directivos. Un sendero que sigue cualquier muestra de inconformi­dad en México que busca ser efectiva ( como bloquear las avenidas o tomar las instalacio­nes) y que expresa la baja institucio­nalidad que nos rige, así como el talante de las autoridade­s.

También muestra lo sensible que puede ser cualquier cambio en el tema de los incentivos económicos y en el salario base. Después de todo, son casi tres décadas de funcionar bajo un esquema de compensaci­ón de alto porcentaje que será muy difícil remover, sin generar irritación. Igualmente, es notable la relevancia de la participac­ión federal para mantener el equilibrio presupuest­al en las institucio­nes académicas.

Por último, el caso del Ipicyt es un reflejo a escala de la normativid­ad que rige a los CPI y del posible cambio que se les avecina. En la propuesta de ley del gobierno federal, ese proyecto que llegó al cuarto para las doce al Congreso y que no se discutirá en la actual legislatur­a, se considera un capítulo de amplia reforma de esos centros. Incluye un nuevo esquema de gobierno, gestión, control interno y evaluación externa, así como la eliminació­n de los Convenios de Administra­ción por Resultados y la adopción de programas institucio­nales de planeación.

En fin, por ahora todavía es un proyecto y tal vez se demore en discutirse en la próxima legislatur­a, pero segurament­e estará en la agenda del próximo gobierno.

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EL ORGANISMO POTOSINO es parte del sistema de Centros Públicos de Investigac­ión del Conacyt
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