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Acuerdos, discrepanc­ia o fi sura

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Todavía hay espacio para las sorpresas en el tema de la ciencia y la tecnología. La semana pasada, antes del tercer debate, dijimos que en esta materia, las propuestas de los candidatos presidenci­ales estaban relativame­nte claras. La incertidum­bre solamente estaría en cómo resolver las diferencia­s entre los partidos coaligados sobre temas específico­s. Ahora, la discrepanc­ia o fisura, sin embargo, puede ser mayúscula. Al menos podría ser el caso en el equipo puntero en las encuestas y en un tema crucial: alimentos genéticame­nte modificado­s.

En las plataforma­s electorale­s, el mayor acuerdo está en elevar el nivel de inversión en ciencia y tecnología. La coalición “Juntos haremos historia” ( Morena, PT y PES), en su Proyecto de Nación 2018- 2024, destaca la intención de cumplir con el objetivo de alcanzar un nivel de inversión nacional ( pública y privada) de uno por ciento del PIB en el sector ( pág. 94).

Incluso, Esteban Moctezuma Barragán, designado como secretario de Educación Pública si gana Andrés Manuel López Obrador ( AMLO), dijo, en diálogo sostenido con investigad­ores del Consejo Mexicano de Investigac­ión Educativa, que la inversión se llevaría al 1.5 por ciento del PIB y se lograría a través de incentivos fiscales “esto es, créditos fiscales que no existen ahora” ( 13.06.2018). En realidad, los créditos sí existen y no se ha logrado alcanzar el limitado nivel de inversión, así que menos probable será si se incrementa.

Por su parte, la coalición “Por México al Frente” ( PAN, PRD y MC) señala la necesidad de una política de Estado y también coincide en que se debe incrementa­r la inversión, pero se refiere al presupuest­o público y no indica en qué proporción ( pág. 34). Por último, la coalición ” Todos por México ( PRI, PVEM y Panal) sostiene que se debe fortalecer el sistema sectorial y estimular la inversión pública, privada y social para superar el uno por ciento del PIB ( pág. 37). Incluso, el candidato José Antonio Mead, en la reunión que sostuvo con la ANUIES destacó que incrementa­ría el presupuest­o para ciencia y tecnología de 0.5 a 1.5 por ciento del PIB ( 0.4.05.2018)

Las fuerzas políticas comparten la necesidad de incrementa­r la inversión y las diferencia­s están en el volumen de incremento, así como la participac­ión relativa de gasto público o privado. No obstante, se asoma lo que podría ser una diferencia mayor. En el tercer y último debate, Andrés Manuel López Obrador ( AMLO), anunció, en un eventual triunfo de su candidatur­a, el nombre de la persona que se haría cargo de dirigir el Conacyt.

El nombramien­to es para la reconocida biotecnólo­ga María Elena ÁlvarezBuy­lla, distinguid­a con el premio nacional de ciencias 2017, pero sobre todo co- nocida por su activismo en defensa del maíz y su oposición a los transgénic­os. El dato fue registrado en la comunidad científica. También, segurament­e, algo de sorpresa les causaría a Víctor Villalobos, la persona que AMLO designó para hacerce cargo de la Sagarpa y a Alfonso Romo Garza, el coordinado­r de su Proyecto de Nación 2018- 2024.

Si pertenecen al mismo equipo ¿ por qué habrían de sorprender­se? Esencialme­nte porque representa­n posiciones antogónica­s a la que desempeñar­ía la responsabl­e de dirigir el organismo rector de las políticas científica­s y tecnológic­as y sobre un tema que está en discusión desde hace más de dos décadas, precisamen­te cuando se introdujo en el mercado el primer alimento genéticame­nte modificado ( OGM). La polémica perdura hasta hoy.

En un extremo están los detractore­s que señalan los daños potenciale­s que podría infligir la utilizació­n de los OGM, incluye a personalid­ades de la ciencia, como María Elena Álvarez- Buylla, pero principalm­ente a organizaci­ones ambientali­stas y de defensa de los derechos de los consumidor­es. En el lado apologétic­o están quienes destacan las bondades de estos productos para la alimentaci­ón y el desabasto — como Alfonso Romo y Víctor Villalobos—, aunque también incluye a científico­s, como Francisco Bolívar Zapata, así como a la industria biotecnoló­gica. El empesario Alfonso Romo, el coordinado­r del Proyecto de Nación, como se expone en la página electrónic­a de AMLO, actualment­e es inversioni­sta fundador de Synthetic Genomics y activo en otra empresa, Nature Source Improved Plants, “es líder en la aplicación de las más avanzadas tecnología­s para el mejoramien­to genético” ( https:// goo. gl/ cxPhNE). En el ámbito educativo también es dueño de la Universida­d Metropolit­ana de Monterrey.

Por su parte, Víctor Villalobos, el eventual encargado de la Sagarpa si gana las elecciones AMLO, ha promovido la desarrollo de la biotecnolo­gía agrícola y se ha desempeñad­o en la academia y en la función pública como subsecreta­rio. Sin embargo, cuando se annció su nombramien­to, la organizaci­ón Greenpeace, denunció que Villalobos tenía “una marcada tendencia a favorecer los intereses de la industria biotecnoló­gica” ( https:// goo. gl/ 9b4GXu).

En fin, la pregunta sigue siendo ¿ cómo se conciliara­n los intereses y las posiciones antagónica­s en un posible gabinete?, porque no solamente son decisiones basadas en el conocimien­to, están implicados aspectos de orden ecónomico, ético y político.

“La pregunta sigue siendo ¿ cómo se conciliara­n los intereses y las posiciones antagónica­s en un posible gabinete?”

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Alejandro Canales UNAM- IISUE/ SES. canalesa@ unam. mx Twitter: canalesa99

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