Milenio - Campus

El legado de Mancera que no fue

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La Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de Ciudad de México, tal y como ahora funciona, no lo será más a partir de diciembre próximo. No duró ni un sexenio. Esa instancia, según lo anunció recienteme­nte Claudia Sheinbaum, la jefa de gobierno electa, se fusionará con Educación y se convertirá en la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación. La titular de la nueva entidad será Rosaura Ruiz Gutiérrez, integrante de la junta de gobierno de la UNAM y también profesora de la Facultad de Ciencias de la misma universida­d.

El cambio todavía no queda establecid­o en la normativid­ad local, tampoco en el organigram­a y los nombramien­tos aún no son efectivos. De hecho, por ahora, la nueva secretaria, así como todos los funcionari­os designados, integran un gabinete virtual; todos los titulares asumirán funciones hasta el 5 de diciembre. En todo caso, por lo pronto, se ocuparán de atender los asuntos de la transición correspond­iente.

Sin embargo, parece indudable que, llegado el momento, los nombramien­tos y cambios organizati­vos se realizarán sin mayores complicaci­ones. En la primera legislatur­a de Ciudad de México, los escaños que logró la coalición que postuló a la jefa de gobierno electa suman 42 de 66 posibles ( Morena se adjudicó 38, el PT tres y uno el PES).

¿ Cuál podría ser la razón para fusionar dos secretaría­s en una? Claudia Sheinbaum dijo que era “no sólo por un asunto de austeridad si no principalm­ente porque consideram­os que la educación no puede estar separada de la ciencia y la tecnología” ( Reforma 23.072018: 18). El cambio parecería doblemente razonable: ahorrar en estructura burocrátic­a sin perder eficiencia y reunir administra­tivamente dos sectores que bien podrían trabajar de forma conjunta.

No obstante, por una parte, vale la pena recordar que Andrés Manuel López Obrador, el ahora presidente electo, en el tercer y último debate presidenci­al, ante la pregunta explícita de la moderadora de si crearía una Secretaría de Ciencia, Tecnología y Educación Superior. Él respondió: “no, no, vamos a fortalecer al Conacyt” ( 12.06.2018) Y en ese momento reiteró que nombraría a María Elena Álvarez Buylla como titular del organismo. Así que a nivel federal, a diferencia del local, la educación ( superior) si puede estar separada de la ciencia y la tecnología.

Por otra parte, como segurament­e se tiene presente, el gobierno de Ciudad de México no tiene bajo su responsabi­lidad los servicios de educación básica y normal, mientras que el resto de entidades federativa­s sí los tienen. El gobierno local solamente controla el sistema de planteles dependient­es del Instituto de Educación Media Superior. En el nivel superior está la Universida­d Autónoma de la Ciudad de México ( UACM), pero es una institució­n autónoma.

P e - ro también están los c i n c o planteles de educación superior que impulsó precisamen­te Morena hace dos años, ubicados en las delegacion­es políticas que gobernaba y de los que poco se sabe. Además, también está la propuesta de Andrés Manuel López Obrador, gobierno federal electo, de crear un centenar de universida­des públicas en el país durante su sexenio. Todavía no hay demasiadas precisione­s sobre ese proyecto ni tampoco se conoce, si es que efectivame­nte se lleva a cabo, cuántas de esas institucio­nes se ubicarían en Ciudad de México. Visto así, el número de institucio­nes de educación superior que habría en la ciudad capital no sería irrelevant­e, por lo mismo tendría otro carácter y otra dimensión fusionar las dos secretaría­s que ahora se proyecta.

En este asunto tampoco se debe soslayar el desempeño de la efímera Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad ( Seciti). La secretaría apenas se creó en enero de 2013, en su momento de instauraci­ón, el entonces jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, dijo que había sido compromiso de campaña y se dispuso a cumplirlo. Además, argumentó que la nueva estructura administra­tiva no requeriría financiami­ento adicional porque funcionarí­a sobre las bases del Instituto de Ciencia y Tecnología ( entidad a la que sustituyó). Poco duró.

Sin embargo, apenas habían transcurri­do escasos tres años de operación de la Seciti cuando comenzó a recibir críticas. En este mismo espacio, en su oportunida­d, dimos cuenta de la posición del diputado Israel Betanzos que frente a Miguel Ángel Mancera, en ocasión de su cuarto informe de gobierno, le espetó que por inutilidad debía desaparece­r esa secretaría, así como los institutos de Juventud y Deporte, con lo que se ahorraría aproximada­mente 1 mil 400 millones de pesos ( Campus Milenio No. 675). Una posición que se hará realidad.

Por cierto, el diputado Betanzos se refería especialme­nte a que la Seciti no había participad­o en el diseño y planeación del programa de las Fotomultas, uno de los programas que fue y sigue siendo controvert­ido. Pero la Seciti, con un presupuest­o relativame­nte reducido, el menor entre el conjunto de secretaría­s, fundamenta­lmente entrega apoyo para proyectos de investigac­ión, becas para estudios de posgrado ( doctorados y posdoctora­dos) y entrega el premio Heberto Castillo, entre otras iniciativa­s.

Esperemos a conocer la estructura de la nueva secretaría y, sobre todo, el plan que tiene para fusionar los dos sectores. Por ahora, todo se localiza en el marco de los anuncios.

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