El encuentro
El miércoles por la tarde, en el Palacio de Minería de la UNAM, se llevó a cabo una reunión de representantes de la comunidad científi ca nacional con el presidente electo. El anfi trión fue Enrique Graue, rector de esa casa de estudios, quien se encargó de explicar el sentido del evento, así como entregarle el documento titulado Hacia la Consolidación y Desarrollo de Políticas Públicas en Ciencia, Tecnología e Innovación. Aparte del rector, hicieron uso de la palabra 10 titulares de dependencias del sector público y privado, incluyéndose entre ellos a algunos rectores y directores de universidades y centros de investigación. Al fi nal, habló el propio AMLO.
El Dr. Graue expresó que tal documento es una agenda convenida entre más de 80 instituciones en los campos de CTI, cuyo propósito es contribuir al desarrollo de nuestra Nación. El sentido fi nal del documento, como resumió, es difundir la idea relativa a que “invertir en educación, desarrollo y CTI es prioritario y estratégico para el país, es aspirar a vivir en paz, con progreso y equidad social”.
De la diversidad de temas abordados sobresalen cinco, mismos que de modo muy suscinto aquí se exponen:
• Recursos fi nancieros. Se insistió en la necesidad de incrementar los dineros para CTI. La proporción anual del PIB aplicada a esos rubros alcanza el 0.5 por ciento, insufi ciente, pero también contrastante con el 2.3 del promedio de los países de la OCDE. Igualmente, se reiteró la necesidad de disponer de presupuestos multianuales e, inclusive, transexenales. José Franco, del Foro Científi co y Tecnológico, propuso que el Conacyt sea responsable de administrar, por lo menos, el 50 por ciento del presupuesto del sector, ya que actualmente sólo dispone de menos de una tercera parte.
• Conacyt. Una propuesta constante fue la relativa a que se requieren más recursos, así como diversifi car sus fuentes. El 75 por ciento de su presupuesto ya está comprometido en becas y programas fi jos, como lo resaltó Sergio López Ayón del CIDE. Algunas aplicaciones específi cas, como la de fondos sectoriales, debieran incrementarse en función del propio crecimiento de miembros del SNI.
• Regionalización. Varios de los oradores argumentaron la necesidad de defi nir la vocación innovativa en términos de las regiones del país. Pero, y de manera más específi ca, como lo resaltó Luis Felipe Guerrero, rector de la Universidad de Guanajuato, se requiere fortalecer CTI a partir de políticas públicas diferenciadas que, por un lado, reconozcan dichas vocaciones, y por otro, fomenten la inversión por parte de los gobiernos de las entidades federativas.
• Interacción de CTI con empresas. Guillermo Funes, directivo de la Asociación Mexicana de Investigación Aplicada y Desarrollo Tecnológico, formuló dos propuestas relevantes: a) establecer consejos de inversionistas para evaluar posibilidades de negocios en proyectos científi cos- tecnológicos; b) crear ofi cinas de transferencia y asimilación de tecnología.
• Otros temas relacionados con CTI. Como fue expresado por varios oradores, CTI se fortalecerá en la medida en que lo haga también el sector educativo. A este respecto, Rosaura Ruiz, nominada para estar al frente de la educación en la Ciudad de México, especifi có varias propuestas: a) elevar la escolaridad promedio de la población; b) ampliar la cobertura en el nivel medio superior y el universitario; c) superar el rezago en la formación de recursos humanos califi cados, a partir del posgrado.
Al fi nal de las intervenciones, el presidente electo dio un mensaje que podría resumirse así: a) está terminado el modelo neoliberal que se aplicó en los últimos 30 años, los cambios que se realicen ahora deberán apoyarse y refl ejarse en CTI: “se trata de una transformación profunda, ordenada y pacífi ca, pero radical”; b) el sector tendrá un crecimiento presupuestal en términos reales; c) el documento que ahora recibe será tomado en cuenta para elaborar el PND; d) el crecimiento del país depende de CTI en los sectores público y privado; e) se trabajará de la mano con las universidades, respetando su autonomía.
El segundo de los mensajes es fundamental. Desde hace tres sexenios se ha prometido que el gasto para CTI debe llegar la 1 por ciento del PIB. Seis años atrás fue la oferta estelar de Enrique Peña en ese terreno, y se estuvo cumpliendo gradualmente hasta 2015. Ahora, aquella ha quedado sólo como sinónimo de incumplimiento. Como en las ceremonias del Fuego Nuevo de los antiguos mexicanos, la comunidad científi ca observa esperanzada que se dé esa transformación ya anunciada, no importando el ordinal que se le asigne.