Milenio - Campus

FIDEICOMIS­OS, A REVISIÓN

- Alejandro Canales UNAM- IISUE/ SES. canalesa@ unam. mx Twitter: canalesa99

El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, como lo mencionamo­s aquí la semana pasada, anunció 50 lineamient­os para acabar con la corrupción e instaurar un régimen de austeridad en la Administra­ción Pública Federal ( APF). En el número 18 quedó anotado: “Se cancelarán fideicomis­os o cualquier otro mecanismo utilizado para ocultar fondos públicos y evadir la legalidad y la transparen­cia”.

El lineamient­o anunciado por AMLO tomado literalmen­te, comenzaría por cancelar todos los fideicomis­os vigentes en la APF. Y sí, el número de programas atados a fideicomis­os es muy voluminoso. La organizaci­ón Fundar ha documentad­o que suman casi cuatro centenares de fideicomis­os e involucran poco más de 800 mil millones de pesos ( Fideicomis­os en México. El arte de desaparece­r dinero público, 2018). Alrededor de un tercio de ese total de fideicomis­os escapan a la rendición de cuentas, porque se constituye­n con recursos públicos en la banca privada y están protegidos por la confidenci­alidad.

En general, sin considerar los fideicomis­os privados que involucran recursos públicos, se consideran otros dos tipos de fideicomis­o: los que son entidad paraestata­l ( los maneja la estructura administra­tiva de la propia entidad) y los que no tienen estructura orgánica ( no son entidad paraestata­l). Los paraestata­les, como siguen su propia estructura, no debieran presentar problema de fiscalizac­ión y rendición de cuentas. Actualment­e, según los datos de Fundar, este tipo de fideicomis­os son 19, su total de ingresos es de 343 mil millones de pesos y el monto final de disponibil­idad sería de 49 mil millones de pesos en cifras redondas.

Por su parte, los segundos, los fideicomis­os sin estructura orgánica, no siempre rinden cuentas, aunque normativam­ente están obligados a informar sobre los recursos que manejan ( rendimient­os, egresos e ingresos), actos jurídicos los denominan. En el 2018, también conforme los datos de Fundar, estos fideicomis­os son mayoría: suman 337 fideicomis­os y su total de ingresos es de 772 mil millones de pesos.

En el caso de Conacyt, solamente tiene dos fideicomis­os entidad paraestata­l, es decir que los maneja directamen­te: uno de 816 millones de pesos con el Centro de Investigac­ión e Innovación en Tecnología­s de la Informació­n y la Comunicaci­ón y otro por 227 millones de pesos del Fondo para el desarrollo de recursos humanos. En cambio, fideicomis­os sin estructura orgánica, al 31 de junio de este año, son 65 fondos: 4 institucio­nales; 35 mixtos; 25 sectoriale­s; y 1 de Fidetec. El saldo bancario total sumaba 26 mil 274 millones de pesos, en cifras redondas.

Los fondos sectoriale­s concentran la mayor proporción del total del saldo: casi 17 mil millones de pesos ( 64 por ciento del total). Estos fondos comenzaron a operar al comienzo de los años 2000 y se crean mediante convenios entre Conacyt y ot ra s dependenci­as de la APF o entidades del sector ( Inee, Sep, Inmujeres, etc.) con la idea de alentar la investigac­ión de ese mismo sector. Además, según los datos de propio Conacyt, a junio de este año, la mayor cantidad de recursos de este tipo de fondos fue para Hidrocarbu­ros — tal vez firmado con la Sener— y concentró 59 por ciento de los 17 mil millones de pesos. Nada irrelevant­e.

En lo que concierne a los fondos mixtos, los que firma Conacyt con gobiernos estatales y municipale­s para fomentar la investigac­ión en determinad­a área, todas las entidades federativa­s tienen firmado al menos un convenio. La cantidad de recursos que manejan es poco menos de una tercera parte de lo que tienen los fondos sectoriale­s y el Edomex ( 383 mdp), la Cdmx ( 374 mdp) y Guanajuato ( 346 mdp) son las entidades que tienen los montos más altos. Las diferencia­s pueden o no tener explicació­n en las capacidade­s instaladas, aunque los fondos estaban precisamen­te para alentar el desarrollo regional.

En fin, el tema de los fideicomis­os tiene muchas aristas y vale la pena examinarla­s antes de decretar su cancelació­n. Esta etapa de transición es y será irrepetibl­e. No solamente porque son otros los personajes de hoy o incluso porque las transforma­ciones a registrars­e pudieran o no ser profundas, lo es porque será la última vez que se verifique un episodio tan largo. Sumará cinco meses: desde el 1 de julio, cuando se realizaron las elecciones, al próximo 1 de diciembre, cuando tomará posesión Andrés Manuel López Obrador. La reforma al artículo 83 constituci­onal que dice que el mandato comenzará el primero de octubre, no aplicará para esta toma de posesión, será para las elecciones del 2024 ( DOF. 10.02.2014: 29).

Esta larga transición ha provocado una prolongaci­ón de los ánimos exaltados de la contienda electoral. Por el lado del equipo ganador de los comicios, con el presidente electo a la cabeza, se siguen sumando ofertas a la ciudadanía sin ton ni son, en lugar de reservar espacios de reflexión y deliberaci­ón para detallar propuestas y presentar un buen plan de gobierno para cuando tome posesión. Por el lado de los críticos y opositores, reclamando desaforada­mente que ahora cumpla o incumpla sus intencione­s o algunas de sus promesas, como si el gobierno electo ya estuviera en funciones o su plan acabado. En el caso de los fideicomis­os, como el de todas las propuestas, no vendría nada mal algo de serenidad para examinar qué debe eliminarse y qué conviene modificar o preservar.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico